Por primera vez en la historia sanitaria del país, el suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte entre mujeres de 10 a 19 años. Según un informe reciente, en 2023 se registraron 148 muertes por esta causa en este grupo etario, un número alarmante que supera los 119 casos por tumores y los 103 por accidentes. Esta drástica tendencia revela una crisis de salud mental adolescente femenina, lo que resalta la urgencia de repensar los enfoques preventivos con un claro enfoque de género.
Este informe no solo destaca esta triste cifra, sino que también advierte sobre un récord histórico de suicidios en jóvenes de 20 a 29 años. En 2023, se contabilizaron 1.030 suicidios, el número más alto desde 2017, lo que refleja un crecimiento sostenido de estos casos en los últimos años. Esta alarmante tendencia evidencia una profunda crisis emocional que afecta a una franja etaria crucial para el desarrollo personal, profesional y social.
La adolescencia: una etapa de vulnerabilidad emocional
La adolescencia es una etapa de grandes cambios físicos, psíquicos y sociales, donde se consolidan la identidad, autonomía y sentido de pertenencia. Sin embargo, también es un periodo marcado por una alta vulnerabilidad emocional. La Dra. Victoria Bein, investigadora del Observatorio, explica que este debería ser un tiempo de construcción de ciudadanía y vínculos, pero la fragilidad emocional está atravesando esta etapa con mayor fuerza cada vez.
En esta línea, la Dra. Rocío González subraya la importancia de pensar la salud mental de adolescentes y jóvenes como un eje transversal en el proceso socioeducativo, y no como un complemento. “Contar con información robusta y representativa es clave para orientar las políticas públicas”, afirma.
El informe resalta que los suicidios en adolescentes (10 a 19 años) se mantienen en niveles críticos, con 386 casos registrados en 2023, sin mejoras notables respecto a años anteriores. Esto refleja un creciente malestar emocional en los jóvenes, agravado por la falta de contención, el aislamiento social, el bullying y la escasa formación en habilidades socioemocionales.
El déficit de habilidades socioemocionales: un factor de riesgo clave
El informe destaca que la falta de herramientas para gestionar las emociones, la presión social y la ausencia de espacios de escucha activa son factores que agravan los riesgos de suicidio. La salud mental debe ser abordada como una prioridad en las políticas públicas, y es esencial implementar estrategias preventivas desde edades tempranas con un enfoque integral.
En este contexto, el Observatorio propone medidas urgentes como la implementación de programas de prevención emocional desde la infancia, la formación de padres, madres y docentes en competencias socioemocionales, la promoción de espacios de escucha activa en las escuelas y hogares, y garantizar políticas públicas sostenidas que integren el bienestar emocional como eje transversal del desarrollo humano.
Invertir en prevención: una necesidad para el futuro
“La adolescencia argentina transita hoy un escenario complejo donde la fragilidad emocional se enfrenta sin las herramientas necesarias para afrontar los desafíos de esta etapa vital”, explica González. Y añade: “El déficit en habilidades socioemocionales constituye un factor de riesgo significativo para el desarrollo de alteraciones o trastornos de salud mental. Por eso, el reto está en garantizar aprendizajes básicos y habilidades críticas para el siglo XXI”.
Por su parte, la Dra. Bein subraya la importancia de invertir en prevención emocional desde las familias y las escuelas. “Invertir en la prevención emocional es invertir en el futuro. No podemos permitirnos que las muertes por suicidio sigan siendo la principal causa de muerte evitable entre adolescentes. Las estrategias de prevención emocional deben ser consideradas un derecho dentro de la educación integral”, concluye.
Este panorama subraya la necesidad urgente de un enfoque integral y preventivo para abordar la crisis de salud mental juvenil, con un enfoque que priorice la protección emocional de las generaciones más jóvenes para garantizar su bienestar y desarrollo en un contexto cada vez más desafiante.