Estuve donde no quería estar. Vi lo que no quería ver. Cuento lo que quiero contar.
Hoy hace 49 años, casi medio siglo. Aquel día, en la residencia de Olivos, había un cuerpo sin vida, pero claro, en realidad lo que presenciamos fue el PASO A LA INMORTALIDAD.
Perón cumplía 50 años el 8 de octubre del 45. Su vida le alcanzó, ciertamente, para ser tres veces presidente.
El primer día de julio, que tiene al 9 como el día más importante de los argentinos, quedó encerrado en una dupla que luchó como nadie por la independencia. El 1.º de julio la inmortalidad de Perón, el 26 de julio la inmortalidad de Evita.
El mes y el día de la Independencia Nacional, que se conmemora a partir de la decisión de Juan Manuel de Rosas, quedó para siempre entre dos figuras de un tremendo impacto espiritual en la Nación.
Superaron el mundo terrenal y material. Se ganaron el sitial de la inmortalidad. Son una fuerza espiritual que sostiene como ninguna la PATRIA JUSTA, LIBRE Y SOBERANA. PERÓN HA MUERTO. ¡VIVA PERÓN!. Y finalmente se cumplió
En el 2006, en un aniversario más de la fundación de Vicente López, hicimos el libro PERÓN MI VECINO. Se agotó de inmediato.
En la página 255 del libro, bajo el título AQUEL DÍA EN LA RESIDENCIA DE OLIVOS, hacemos una larga crónica de la que extraemos estos párrafos:
- Días antes del 1° de julio de 1974 se sabía que la salud de Perón era delicada. Cada vez que brotaba de los rostros la tristeza, todos se miraban y nadie quería ser el portador de la infausta noticia. Un largo camino parecía llegar a su fin……
- El dolor era tan fuerte que por momentos ese era territorio de nadie. Estacionamos el automóvil dentro de la residencia y avanzamos hacia el chalet……
- Hacía muy poco la cochería Lázaro Costa lo había colocado en el féretro……
- Estaba solo. Todavía sin flores. Sus manos cruzadas con un anillo que resaltaba. Lo cubría una bandera nacional……
- Todos llorábamos. Sentí por adentro el grito de la Historia. Ha muerto Perón. ¡Viva Perón, carajo! Pero no lo dije. Lo contuve……
- Allí estaba el cuerpo quieto del mayor movilizador de la Historia Argentina…
- Quedé solo. Nunca sabré si fueron segundos, minutos, o cuánto tiempo en realidad. Era la Historia. El padre de la Patria. El más grande de todos los argentinos y ya nada se podía hacer para seguir teniéndolo. Para egoístamente seguir teniéndolo…
Respiré profundo. Moví mi mano izquierda y toqué las suyas. Nacía en mí el propio juramento: defender la eternidad del único argentino capaz de hacer feliz a su pueblo…
El presente es un tiempo muy corto. Lo que siempre tenemos es pasado y futuro. Casi medio siglo después, su obra, nunca superada, es una proyección al futuro. ¡Perón, Perón, qué grande sos! Es el pasado y su idea es el futuro. Hagamos el peronismo del siglo XXI.
Agencia MTR