Con la mirada del contraventor y haciéndole ver la falta con dialogo abierto y directo, antes de un pronunciamiento final, el Dr. Ricardo Duran deja el cargo de Juez de Faltas de la Comuna de Nueve de Julio. El último día de trabajo será el 31 de agosto de 2016.
‘Dejo el Juzgado, no es que el Juzgado me deja a mí’, espeto. Es decir, la labor no lo desbordo y la cumplió con solvencia, ductilidad y razonabilidad.
Tras 33 años de carrera se ha jubilado y queda en su despacho la impronta y sello distintivo de ecuanimidad y sencillez. Nunca mostró su saber. Lo aplico con humilde sabiduría. Todo un Juez! Arribó a la función a propuesta del Ejecutivo Municipal de entonces y por unanimidad lo aceptó el Concejo Deliberante. Todos los bloques ponderaron el accionar de ese joven abogado, de entonces.
Daba a cada uno lo suyo en el convencimiento de la disposición. A poco de mensurar lo vivido el vecino que se retiraba del juzgado con sabores encontrados, pensaba para sí mismo, tiene razón!. Es que no estamos acostumbraos en esta sociedad a premios y castigos. De nuestra inconducta, casi siempre la culpa es del otro. Ricardo Durán se tomaba el tiempo de explicar y analizar la falta y arribaba a la conclusión sancionando o absolviendo, no solo con la ley. Sumaba los criterios del Rey Salomón, que aplicaba la razón de la experiencia desde la piel del otro.
Pocos saben de la limitación que se autoimpuso. Él mismo se bloqueó el título de abogado y toda su energía jurídica la volcó en la carga pública encomendada. Es que la ley prohíbe el ejercicio del derecho libremente en razón de sus cargos, a los funcionarios del Poder Judicial, ya sean magistrados, secretarios, fiscales, defensores oficiales y otros. Nada dice en relación a las tareas de los Juzgados de Falta, funciones típicas de los municipios. Por su ética, el Dr. Ricardo Durán, decidió cerrar su estudio. Entendió que no podía ejercer esa función pública con responsabilidad si justo el contraventor, era su cliente. Que Gesto! Tampoco permitió que la política entrara en su despacho. Que grandeza!
‘Caito’ lo llaman en el círculo de sus amistades, egresado del Colegio San Agustín donde se desempeñó como Director tras los reordenamientos de la Congregación de los Hermanos Marianistas, también dejó una huella importante en las aulas y generaciones de sus alumnos.
El profesional, casado con Teresita Castro –convecina cálida y de familia de arraigo – tiene cuatro hijos. Dos varones y dos mujeres. Tres, siguieron sus pasos. Los varones ejercen el derecho en los Tribunales de Mar del Plata, donde estudiaron abogacía. Su hija mayor, además de hacerlo recientemente abuelo, se desempeña en la Ayudantía Fiscal del distrito. La menor esta en otras ramas de la ciencia.
El Dr. Ricardo Durán se va con la conciencia tranquila del deber cumplido y haber elevado la función.
Que sus enseñanzas, ejemplo y su conducta perdure en el Juzgado en las futuras generaciones para bien de la institucionalidad. Si ello se preserva, se mantendrá enriquecido y jerarquizado.
Agencia MTR