La Declaración de Independencia fue una decisión que se plasmó el martes 9 de julio de 1816 por el Congreso de Tucumán. Hoy se cumplen 202 años de aquel hecho trascendente!.
No fue un fallo fácil ya que ello significaba la formal ruptura de los vínculos de dependencia política de las Provincias Unidas del Río de la Plata con la monarquía española.
La declaración fue realizada en la Casa de Tucumán, ubicada en la ciudad de San Miguel de Tucumán, donde sesionaba la asamblea.
Lo más eminente de ese importante paso fue la autodeterminación de un pueblo a través de sus representantes de ser libre de toda nominación extranjera.
Se echaba por tierra la división que reinaba entonces entre quienes veían en la libertad la posibilidad de ‘ponerse los pantalones largos’ y lanzarse a ser una país soberano y aquellos que, escudados en la ‘máscara de Fernando VII’, penaban que se podía seguir siendo un territorio bajo la denominación de la Corona de España.
Triunfaba una propuesta más que de libertad, de responsabilidades para comenzar a construir el futuro a sabiendas que no se dependía de otra dominación, salvo la de las decisiones elevadas, responsables y que se dirigían hacia un objetivo común.
Sin embargo, esas ideas encontradas, bañaron gran parte del Siglo XIX al territorio de luchas por definir la Constitución. La Carta Magna o soberana de principios rectores que marcaban el camino a seguir. La sangre de hermanos empapó la tierra que debía cultivarse en bienes de producción y trabajo.
No fue otro camino libre de obstáculos para que la Constitución sea aprobada. Hoy está vigente. Hay que profundizar la aplicación de sus principios rectores.
Esa Carta Magna sirvió para la división territorial distribuida en provincias y que cada una de esas regiones le den identidad y sello propio a las nueva nación en marcha.
Luego llegaron las leyes rectoras y la normativa sobre la cual se iba asentar las bases centrales para su crecimiento.
Con estas importantes decisiones se fue desarrollando un proyecto mucho más claro, que el vivido en gran parte del Siglo XX, donde lejos de aunar esfuerzos en objetivos comunes, divisiones internas sectoriales no logran ir plasmando la idea de nación, con lo que ello significa.
Las divisiones sociales y políticas agudizadas en lo que va del Siglo XXI no permiten acordar los diez principios rectores para pensar en salir de las dificultades coyunturales. Todo es objeción o imposición de uno hacia el otro. Nada es pensar en la conjunción “y” que es abarcativa y suma. Siempre con ‘o’ de opuesto.
A 202 años de la Declaración de la Independencia, la grandeza de hombres con ideas preclaras comenzando con acuerdos rectores básicos en cada municipio, célula central del desarrollo del sistema federal , político y de gobernabilidad, donde los vecinos son más permeables por compartir espacios y raíces comunes, puede ser un punto de inflexión hacia un gran acuerdo nacional de objetivos trazados para un mediano y largo plazo y esa planificación debe abarcar a todas las aéreas de posibilidades y responsabilidades que cada distrito tiene en sus potencialidades.
Si quienes toman decisiones en las instituciones más representativas, incluidas las políticas buscasen achicar brechas o cerrar grietas en estos acuerdos programáticos, se honrarán los 202 años de aquella gesta histórica, de lo contrario, no se ha aprendido la lección en el tiempo, y razonar que la etapa que se viene debe ser la de caminar entre todos hacia la misma dirección para zanjar diferencias y luchar, como los hombre de Tucumán, en una Declaración de objetivos y principios rectores de trabajo sin especulación para el bien de todos.
Si por lo menos se permitiese pensar ello, podremos decir, ‘Feliz Día de la Independencia, ya que mi compostura va hacia cerrar fisuras de toda índoles, para que vivamos mejor, como lo proyectaron y votaron en el Acta de aquel 9 de Julio de 1816’. De lo contrario se seguirá transitando hacia un abismo incierto.
Por el acta escrita o tácita de un Gran Acuerdo de convivencia y respeto por el prójimo!, y siempre mirando la bandera que nos une.
Que la fecha nos haga reflexionar sobre lo que queremos en los próximos 202 días, y actuemos en consecuencia. Si el examen es aprobado renovar el desafío por iguales períodos hasta salir de las luchas coyunturales que solo conducen a no crecer.
Agencia MTR