La Cooperativa Telefónica de Tilisarao, en la provincia de San Luis, cumple más de 60 años de historia, marcando un hito en la vida de los habitantes del pueblo. Fundada en 1963, cuando un grupo de vecinos decidió unirse para acceder a la telefonía fija en un contexto donde las grandes empresas no veían rentable ofrecer este servicio a comunidades pequeñas, la cooperativa se consolidó como una institución clave para la región.
Desde sus inicios, la cooperativa no solo se ha centrado en ofrecer servicios de comunicación, sino que ha sido un motor de desarrollo para la localidad. A lo largo de las décadas, la institución amplió su oferta con nuevos servicios que hoy incluyen internet de alta calidad, una estación de servicio, una planta de GNC, y un centro educativo de formación técnica y superior.
Adaptación a los tiempos modernos:
La reconversión tecnológica ha sido uno de los principales desafíos de la cooperativa. Mientras el uso del teléfono fijo disminuye, el servicio de internet se ha consolidado como la principal fuente de ingresos. Con más de 2300 usuarios de internet en una localidad de unos 7000 habitantes, la cooperativa ha logrado mantenerse competitiva frente a grandes proveedores, ofreciendo cobertura incluso en zonas rurales y pueblos vecinos como San Pablo y Renca.
Martín Lanzarini, presidente de la cooperativa, destacó que “la clave de nuestra sostenibilidad ha sido adaptarnos a las necesidades de la comunidad, ofreciendo nuevos servicios que permitan a nuestros socios y vecinos acceder a lo que el mundo digital demanda”. En este sentido, el centro educativo de la cooperativa juega un papel fundamental, ofreciendo cursos de capacitación que incluyen apoyo preuniversitario y talleres de orientación vocacional para los jóvenes de la región.
Impacto en la economía local:
Además de los servicios directos que presta la cooperativa, el impacto indirecto en la economía local es significativo. Desde empleos directos como los que genera el servicio de internet y GNC, hasta el apoyo a emprendimientos y actividades productivas, la cooperativa se ha convertido en un generador de trabajo esencial para la región.
“El trabajo no solo se genera dentro de la cooperativa, sino que, a través de los contratos y convenios que firmamos con otros proveedores y el municipio, hemos generado más de 50 empleos indirectos en la localidad”, subraya Lanzarini.
Educación y futuro:
En cuanto al futuro, la cooperativa no solo mira al pasado con orgullo, sino que también pone el foco en el futuro, apostando por la formación de los jóvenes a través de cursos y capacitaciones. En un entorno rural donde la educación superior no siempre está al alcance de todos, la cooperativa se ha convertido en una alternativa clave para quienes desean seguir estudiando sin necesidad de mudarse a grandes ciudades.
El desafío ahora es incorporar nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y la ciberseguridad, dentro de sus capacitaciones, para que los jóvenes puedan enfrentar los retos del siglo XXI con herramientas actualizadas.
La historia de la Cooperativa Telefónica de Tilisarao es, sin duda, un ejemplo de cómo las cooperativas pueden ser agentes de cambio y progreso en localidades pequeñas, demostrando que la unión y el trabajo conjunto pueden generar un impacto real en la vida de las personas.
A lo largo de sus 60 años, la Cooperativa Telefónica de Tilisarao ha sido mucho más que un proveedor de servicios; ha sido un pilar en la construcción del tejido social y económico de la región. En un país donde la conectividad y la educación siguen siendo desafíos, el modelo cooperativo demuestra ser una alternativa eficaz y sostenible para garantizar el acceso a servicios esenciales y el desarrollo local.


