Un medio nuevejuliense, con arraigo, historia y llegada, ha sido nominado al premio Martín Fierro, el reconocimiento más importante de la industria audiovisual argentina.
No se trata de una empresa improvisada ni de un proyecto pasajero. Es el primero que nació en el distrito y uno de los pioneros de la región bonaerense que habita.
Es un medio digital que nace de una radio AM con más de 50 años de trayectoria en la ciudad y la región, que además sostiene una FM 89.9 y que, día tras día, le abre sus micrófonos a todos los actores sociales, políticos, culturales y comunitarios de la región.
La nominación no es casual.
Es el resultado de un trabajo sostenido, profesional, comprometido. Visto y valorado desde afuera y pro profesionales de la comunicación.
El medio es dirigido por un periodista formado en los medios más relevantes a nivel nacional, con capacitación en Estados Unidos y España. Con publicaciones en universidades donde además dejó publicaciones y son seguidos por alumnos y pares, y autor de libros con sentido del humor. Una formación excepcional, que muy pocos pueden mostrar en la región.
Sin embargo, algo llama profundamente la atención: el silencio.
Ninguno de los otros medios locales —los mismos que comparten ciudad, agenda y espacio, a los cuales las instituciones dicen considerarlos por igual— se ha hecho eco del reconocimiento.
Ningún saludo, ningún posteo, ni siquiera una mención mínima.
Las instituciones, en su mayoría, solo respondieron de manera individual y no desde su institucionalidad.
Y los espacios políticos, que tan a menudo ocupan minutos y minutos en esa misma programación, también miraron para otro lado.
¿Qué lectura cabe hacer de este vacío? ¿Es indiferencia? ¿Envidia? ¿Competencia mal entendida? ¿O simplemente el reflejo de una cultura que le cuesta celebrar los logros ajenos cuando provienen del mismo suelo?
Porque lo que se premia no es solo un medio. Se reconoce una manera de hacer periodismo en la región, con apertura, rigor, pluralidad y sin concesiones; y a una ciudad, un distrito. Se reconoce a un equipo que, lejos de cerrarse, abre las puertas a todos. Que no pregunta “de qué lado estás” antes de brindar espacio, sino que escucha, impulsa y amplifica.
Y aún así, el silencio. Que también comunica. Y en este caso, duele.
Es tiempo de revisar ciertas prácticas.
De entender que cuando a un medio local le va bien, eso no debiera despertar recelo, sino orgullo.
Porque crecemos como comunidad cuando nos reconocemos en lo mejor que sabemos hacer.
Y este medio lo viene haciendo bien y con ética. Hace rato.
Para pensarlo, y sobre todo, cuando desde las instituciones, se abren ruedas de prensa y se agradece la presencia de la prensa. De que gratitud se habla cuando al reconocido y con liderazgo se lo ignora?.