domingo, abril 28, 2024
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La renuncia al aporte estatal de la Iglesia en argentina es un gesto de ‘libertad y generosidad’

El obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, lo señala en un mensaje abierto a la diócesis explicando cómo se llega a esta instancia

La renuncia a los aportes económicos del Estado a la Iglesia en Argentina, ha sido motivo de noticias en los medios de comunicación nacionales y locales en estos días. Por lo mismo, es una buena ocasión para informar acerca de la gestión y proveniencia de los recursos económicos en la Iglesia católica de argentina en general y en nuestra diócesis con sus parroquias en particular, señala en un mensaje abierto a la comunidad, el obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel torrado Mosconi.

“El Evangelio vivido auténticamente, conjuga admirablemente la libertad con la generosidad para sostener la evangelización, la actividad pastoral y atender a los más pobres” resaltó el titular de santo Domingo de Guzmán.

“En primer lugar, cabe aclarar, que los obispos de la Conferencia episcopal argentina en el año 2019, decidimos renunciar voluntariamente al aporte concedido por sucesivas leyes -basadas en el derecho constitucional y como forma reparación histórica- que se otorgaba a los obispos, a los seminaristas y a parroquias de frontera.

Tal renuncia se planteó como un proceso gradual que culminaría el 31 de diciembre de 2023, tal como ocurrió si bien la noticia se conoció en los primeros días de enero 2024.

Ello, permitiría a las diócesis con menores recursos, ir adaptándose a la situación y buscar otras alternativas para sostener la infraestructura de su misión evangelizadora. En línea de transparencia, debe decirse que estos aportes significaban, apenas, el 10 % de lo requerido para el sostenimiento básico de dichas comunidades eclesiales. Últimamente era de 55000 $ por mes para cada obispo – generalmente se ayudaba con este monto al funcionamiento de las oficinas de la curia diocesana- y 3850 $ por mes por cada seminarista, recordó el prelado.

A esto debe agregarse que, estas partidas, no siempre se recibían en tiempo y forma. Los obispos eméritos (retirados) recibían 98000 $, y cabe aclarar aquí también, que de ninguna manera se trataba de “jubilaciones de privilegio”, como se oyó decir días pasados. Otra cuestión, que nada tiene que ver con la relación “Iglesia-Estado” son los aportes recibidos por las instituciones educativas, no por ser religiosas sino en tanto son parte de la educación pública de gestión privada, tal como se hace a los que son propiedad de diversas entidades u otras religiones. Es parte del derecho de los padres a elegir la institución para educar a sus hijos. En el mismo sentido, vale la pena aclarar que hay algunos sacerdotes o religiosas que son empleados en tanto docentes, o algún otro tipo de servicio, ellos reciben su sueldo en calidad de tales y no como dádiva o privilegio” sostuvo el Pastor nuevejuliense.

Luego continuó diciendo: “Lo anterior, da lugar a informar sobre de dónde provienen y cómo se gestiona el dinero y la administración económica de la Iglesia sean en las diócesis o parroquias.

La vida de la Iglesia y su obra se sostienen básica, fundamental y mayoritariamente con el aporte voluntario y generoso de los fieles. Esta es la realidad más cierta. En honor a la verdad, debe decirse que estos fondos no siempre alcanzan para cubrir las necesidades o llevar adelante la totalidad de las obras. Así y todo, es de destacar que sean los mismos fieles quienes lo sostengan.

Al mismo tiempo, debe apreciarse que la gran mayoría de las realidades eclesiales y del clero, viven sobria y austeramente. Por esto, este gesto del episcopado argentino debe ayudarnos también a superar mitos, prejuicios y desconocimiento en esta materia.

El pequeño aporte dominical de cada fiel o lo dado en cada colecta importante, constituye el sustento de las parroquias y de la diócesis. Algunas colectas como las de “Cáritas” o “Más por Menos” son exclusivamente destinadas para los pobres, otras son dirigidas a las misiones en África, o para sostener la presencia de los cristianos en Tierra Santa, etc. De manera extraordinaria, algunas donaciones de personas o entidades tanto nacionales como extranjeras, nos han permitido hacer algunas obras de reconstrucción, puesta en valor o reparación de edificios que conforman el patrimonio artístico, cultural y pastoral de esta jurisdicción eclesiástica” prosiguió explicando el Prelado diocesano.

Refiriéndose a cómo encarar el futuro, tras esta determinación del episcopado, sostuvo: “Dos tareas se tienen por delante, en esta materia. Una es la de concientizar a los fieles sobre su aporte. La otra consiste en la búsqueda de recursos genuinos para una tarea evangelizadora, actualmente más necesaria y urgente que nunca. Junto a ello, el comunicar los resultados de la gestión económica eclesial, contribuye no solamente a una necesaria transparencia sino también a reafirmar las dos acciones arriba anunciadas”.

Finalmente, a modo de exhortación, reflexiono: “La renuncia al aporte económico proveniente del estado es un signo de la libertad con que la Iglesia quiere vivir y llevar adelante su misión en esta sociedad. Y ello, conjugado con la generosidad de los fieles, nos ayudará a dar un testimonio coherente del evangelio que tiene a la austeridad y el servicio de los más necesitados como una concreta práctica de nuestra fe”.

 

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