Con orgullo siempre dijo que su pueblo natal era Facundo Quiroga. Héctor Pellegrini nació el 6 de agosto 1931, en esa localidad y antes de cumplir los 20 años, viajó a Buenos Aires, en tren contó alguna vez, con la ilusión de ser actor. Lo hacía porque su familia había logrado que comenzara a trabajar en el Banco de la Nación, y le permitiría su sustento.
La actividad bancaria no lo alejó de su vocación y deseo. Ello le surgió mientras caminaba las calles de tierra del ‘Tigre de los Pueblos’ y buscaba un provenir. Y sabía que la localidad no se facilitaba una vida de actor.
En su formación hacia las tablas, en el Conservatorio Nacional, sus pares y formadores le vieron condiciones para destacarse.
Y mientras se ilusionaba con algún papel, consiguió su primera participación en Mi querida Ruth, en el teatro Versalles y luego el destacado director de esa época Pedro Escudero le dio un papel en Los seis días. Cuando surge el canal 7, obtuvo algunas oportunidades, pero al él le gustaba el escenario y el contacto con el público.
Y mientras iba creciendo en 1965, integró con Daniel Cherniavsky, Beatriz Mátar, Norman Briski y Jorge Frisszon una cooperativa que estrenó Historias para ser contadas, de Osvaldo Dragún en una pequeña sala de Maipú al 400, con gran éxito de crítica y de público.
Esa obra fue el trampolín que le abrió las puertas del cine en un momento en que el séptimo arte argentino necesitaba de rostros nuevos que combinasen la ternura con la reciedumbre.
Debutó en Alias Gardelito (1961) dirigido por Lautaro Murúa y siguió actuando en varias películas más, incluyendo La terraza (1963), bajo la dirección de Leopoldo Torre Nilsson. Su primer protagónico Un lugar al sol (1965) dirigido por Diego Minitti en pareja con María Cristina Laurenz. El rostro y la figura del actor -sonrisa tierna y franca, ojos soñadores, gestos rudos o lánguidos- hicieron que el director Rodolfo Kuhn lo eligiera para protagonizar Pajarito Gómez, de nuevo con María Cristina Laurenz, esa poética historia de un hombre simple que se convierte en un ídolo popular. Esa película le dio premios internacionales. Luego llegó ‘Turismo de Carretera’.
Sobre su actuación en este filme comentaría el crítico King en el diario El Mundo: “está exacto en el conformismo y la impavidez con que se entrega al destino que otros le fijaron.”
Luego siguió trabajando en otros filmes tan recordados como aquel: Quebracho y La Patagonia rebelde de 1974, Camila en 1984 y Adiós Roberto en 1985. No había dejado el teatro, y se lució en obras como La Celestina, La vuelta al hogar, Caramela de Santiago, Don Elías, campeón y Billy el mentiroso.
La televisión permitió mostrar la ductilidad de Pellegrini en la representación de personajes dramáticos o humorísticos. Participó en telenovelas populares como Pobre diabla (1973) y Tu rebelde ternura (1975), programas de suspenso como la miniserie El pulpo negro (1985) y de humor como Hay que educar a papá (1981).
En 1972 se prohibió representar Regreso al hogar, de Harold Pinter, que protagonizaban Pellegrini, Sergio Renán y Julia von Grolman y desde 1974 las amenazas de la Alianza Anticomunista Argentina primero y la reticencia de los funcionarios del Proceso luego hicieron que pasara a integrar la lista negra de los artistas que en la práctica no podían trabajar.
En ese contexto viajó a Mendoza con la iniciativa de comprar un chacra para fraccionar vino. Recorrió varias ciudades cuyas y regresó a Buenos Aires y montó un bar, hasta que en 1982 trabajó en la secretaría de cultura de la Asociación Argentina de Actores. Desde allí comenzó una lucha incansable para elevar a los actores y actrices como personas mejor pagas y en la reivindicación de derechos. Procuró una obra social, y una jubilación. Observaba que a los actores y actrices, que no llegase a ser ‘estrellas’, la vejez se les presentaría con dificultades.
En tanto, su madre, ya viuda, dejó Facundo Quiroga y se instaló en Nueve de Julio, donde Héctor la visitaba y la acompañaba, al tiempo que se relacionaba con amabilidad con vecinos y conocidos.
Héctor Pellegrini, fue un gran actor que rescindió su labor en papeles, tanto en cine, telenovelas o salas teatrales, para seguir involucrándose en la lucha para que sus pares sean valorados, reconocidos y mejor pagados, contó su amigo ‘Pepe’ Soriano.
Fue un seductor natural, tanto en la actuación como en la vida misma. Se le atribuyeron muchos amoríos, a los cuales siempre negó porque cultivaba el lema que ‘los caballeros no tienen memoria’.
Otras de las películas en la cuales trabajó Héctor Pellegrini: Sombras en el cielo(1961); La Flor de Irupé(1962) con Libertad Leblanc; Dar la cara (1962); La terraza (1963); Los inconstantes (1963); Aconcagua (rescate heroico) (1964), junto a Selva Alemán; El encuentro (1964); Máscaras en otoño (1964); Pajarito Gómez -una vida feliz- (1965), estrenada el día que cumplía 34 años; Los tímidos visten de gris (1965), con Lydia Lamaison; Un lugar al sol (1965); El ojo que espía (1966);El ABC del amor (1967), con Federico Luppi; Los traidores de San Ángel (1967);La muchacha del cuerpo de oro (1967), con Enzo Viena y Fernando Siro; Ufa con el sexo (1968); Humo de marihuana (1968), con Marcela López Rey y Thelma Biral; Fuiste mía un verano (1969);El santo de la espada (1970); Los neuróticos (1971), con Susana Giménez y Soledad Silveira; Bajo el signo de la patria (1971); Paula contra la mitad más uno (1971); Heroína (1972); Si se calla el cantor (1973); Los chantas (1975); La película (1975); Difunta Correa (1975); Sola (1976); Saverio el cruel (1977); Los pequeños aventureros (1977); El Fausto criollo (1979); Desde el abismo (1980); Queridas amigas (1980); Volver (1982); Camila (1984); Adiós, Roberto (1985); La cruz invertida (1985); y Los gatos (Prostitución de alto nivel) (1985).
Y en televisión se lo recuerda en ciclos como “Un minuto para amar”, “Clave de sol” y “Hombres de ley”.
En 1989, al salir de un ensayo, sufrió una hemiplejia y no mucho después se trasladó a Mar del Plata, donde se radicó y se dedicó a la enseñanza en tanto luchaba por su recuperación.
Afectado por un cuadro de bronconeumonía bilateral agravado por diabetes descompensada con insuficiencia renal aguda, Pellegrini fue ingresado al Hospital Español de aquella ciudad pero no pudo superar un segundo accidente cerebrovascular y falleció tres días después, el 1° de noviembre de 1999. Allí lo cuidaba su hermana Estela Pellegrini de Solaberrieta, y su cuñado, Alfredo.
Héctor Pellegrini dejó una huella importante entre sus pares y el público que lo recuerda. En lo personal, nunca renunció a sus convicciones, máxime que eligió ser actor, en un momento del país donde la sociedad no valoraba esos desafíos y los calificaba de ‘vagos’. Muy lejos de ‘Pajarito Gómez’ como muchos de sus compañeros lo llamaban. 
Agencia MTR