viernes, diciembre 6, 2024
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Malvinas con “patente”

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0002087242Sra. Directora
Cadena Nueve
 Griselda Aón
Me dirijo a ese medio en relación a una nota en este mismo espacio del diario que dirige en la cual se refiere ‘que no tengo patente…’.
Les quiero comunicar que a mí me hicieron mis padres (como a todo el mundo) y el estado me puso el número que, casualmente, coincide con mi DNI. Muchacho de barrio con andanzas y travesuras. Yo también hice el servicio militar a los 20 años en el EA. Los hombres de esa época no se quejaban; servir a la Patria era un honor. Y lo sigue siendo para mí.
Mi carta anterior es una opinión personal y en un estado democrático puedo expresarla, guste o no guste. Sólo referí los hechos que sucedieron en la Guerra de las Islas Malvinas y que nos tocó vivir y Cadena Nueve tuvo la gentileza de publicarla.
Las leyes internacionales de si somos veteranos o no, que lo diga un argentino, raya en el absurdo total. Estuve desde el 11 de abril hasta el 21 de junio de 1982 en nuestras tierras usurpadas desde el 2 de enero de 1833 por el imperio británico. El último día desembarque en Puerto Madryn de un barco colonial, el Norland, como prisionero de guerra (desempeñándome a su vez como médico de nuestros heridos y enfermos dado que el profesional inglés no hablaba castellano; hay otros hechos pero no para contar ahora) y como tal estoy inscripto en el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con sede en Suiza. La Fuerza Aérea Argentina, el Ministerio de Defensa y la Nación Argentina me han distinguido como a todos los que estuvieron en Malvinas como Veterano de Guerra a pesar de las leyes internacionales que algunos evocan. Mi DNI tiene la inscripción: “Ex Combatiente – Héroe de la Guerra de las Islas Malvinas” aunque siempre digo que me tocó a mí. No me considero héroe, sólo Veterano de Guerra y estuve en el lugar indicado y en el momento de cumplir con mis juramentos:
A la Bandera: “Defenderla hasta perder la vida”, como hicieron todos en las islas y Juramento hipocrático de salvar la vida sin distinciones de raza, culto, sexo, nacionalidad, jerarquía, etc…..¡Gracias a Dios cumplí estos ideales!
Esta es una de las falacias entre tantas de quien dice que no tengo “patente”.
También nuestro cura Pacheco (que Dios lo tenga en la gloria) fue prisionero y Veterano de Guerra de Malvinas igual que todos nosotros. ¡Qué dirán las leyes internacionales y el creador del “patentamiento”!
José Ingenieros médico psiquiatra, escritor y político en su célebre obra de hace un siglo “El hombre mediocre” refiere:  “………..quien no tiene ideales tiene una vida vegetativa”…….no es mi caso porque es mi libro de cabecera desde mi época de estudiante universitario. Recomiendo su lectura. Ayuda a una autocrítica y si fuera un libro obligatorio de lectura seguramente la Argentina sería un país mejor . Tal vez en este libro se basó Enrique Santos Discépolo para escribir su célebre y exitoso “Cambalache” (1935). Ambos ejemplos muy actuales.
Entre las condecoraciones otorgadas por el Honorable Congreso de la Nación está la del enfermero S. Aux. Carlos O. Ortiz (en el eterno recuerdo): “Medalla al Heroico Valor en Combate” (¿ qué dirán las leyes internacionales sobre ésto ?)………………………
Entre mis distintos cargos señalo:
                                             Director del Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial
                                             Director del Hospital Aeronáutico Central
                                             Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Aeroespacial
                                             Miembro Honorario de la Asociación Médica Argentina
Mi curriculum médico ocuparía un par de hojas más, pero no es el momento oportuno.
En el 2009 publiqué mi libro “TRAS EL MANTO DE NEBLINA. Relatos médicos de la Guerra de las Islas Malvinas”, agotado. Se puede consultar en la Biblioteca Nacional, en la Biblioteca del Congreso Nacional, en la Biblioteca Nacional de Aeronáutica, en la Biblioteca Central del Ejército, en la de la Asociación Médica Argentina y si buscan en bibliotecas mundiales verán que el mismo está en bibliotecas de EEUU, Canadá, RUGB, Alemania y otros lugares en su idioma original. Algunos extranjeros parece que lo compraron. Los inventores del “patentamiento” lo pueden consultar aquí o en el extranjero.
Desde ya les digo que este libro sí está patentado.
Estuve en 14 audiciones radiales conducidas por Veteranos de Guerra hablando largo y tendido sobre el tema.
En 1994 el Estado Mayor Conjunto me envió como representante argentino al “Latin American Senior Medical Officer Conference” organizado por el Southern Command of USA efectuado en la ciudad de Panamá y como Miembro Titular diserté sobre la acción médica en la Guerra de Malvinas de la cual estaban expectantes todos mis colegas latinoamericanos y después de los aplausos me fundí en un abrazo con el colega del Perú como agradecimiento a la ayuda que nos hicieron con el conflicto armado; a los demás les dí la mano solamente y en ello iba reflejado cierto enojo porque en la guerra miraron para otro lado sus respectivos países. Oficiales Superiores estadounidenses me refirieron su admiración por el arrojo y valor de nuestros pilotos de la FAA (un orgullo personal inmenso).
En 1996 el Estado Mayor de la FAA me envió como jefe de una delegación de cinco médicos de nuestra fuerza a la base de Farmborough en Gran Bretaña e invitado por la RAF para realizar el curso de “Flight Safety and Air Accident Course Royal Air Force School of Aviation Medicine” en la Escuela de Medicina instalada en la misma base. Interesante experiencia.
La salida de los aviones argentinos se hacía desde el continente a las islas por la sencilla razón de que no había infraestructura ni protección allí para los mismos y además la pista y la torre de vuelo eran objetivos primarios del ataque británico; muy simple de entender. Falencia más, falencia menos.
El 1 de mayo el primer ataque fue por un Vulcan que voló desde la isla Ascensión. Luego atacaron los Sea-Harrier y la artillería antiaérea del aeropuerto derribó uno y otro averiado y lanzando humo aparentemente cayó en el mar. Desde entonces Los Harrier pasaban muy alto fuera del alcance de nuestra artillería y las bombas que lanzaban se perdían lejos.
Las batallas fueron nocturnas porque así lo propusieron los ingleses, con el fuego naval diario (les dimos el nombre de “las nocheras” a las fragatas). Sólo nuestros aviones con la luz del día llegaban a los barcos enemigos. Otra falencia del dueño del “patentamiento”.
No hay descripto ningún ataque a la Argentina continental en ningún libro, ni argentino ni inglés. Los Sea-Harrier no podían hacer el trayecto porque no les alcanzaba el combustible y además porque los portaviones estaban al nordeste y este de las islas; mucha distancia.
Recomiendo estas lecturas “La guerra inaudita”, “Halcones sobre Malvinas”, “Probado en combate”, “Malvinas otras historias”, “Pasión por Malvinas”, Crónicas malvinenses”  y otros más.
Entre los libros británicos “La cara de la moneda” y “No picnic”.
Desde 1982 estoy dando conferencias en ámbitos médicos y no médicos con abundante material y hasta el presente siempre alguna invitación a disertar sobre el tema ocupa muchos de mis días. Parece que mis exposiciones son muy interesantes.
Las bajas fueron de soldados, suboficiales, oficiales y civiles (estos últimos embarcados). La metralla no distingue grados ni estado., solo destroza la carne y huesos, hiere o mata.
En Malvinas fuí el jefe de la Sanidad de la FAA y planifiqué y organicé en Puerto Argentino y Darwin (donde pasé 24 hs. antes de la guerra charlando con los médicos sobre las acciones en el conflicto y su planificación). Mi intención fue organizar una sanidad conjunta en Puerto Argentino y lo conversé con los médicos del EA y así nació el 13 de abril el Hospital Militar Conjunto de Puerto Argentino, que después de mucho insistir, conseguí el material y el personal adecuados como se demostró en la guerra. En el aeropúerto y en Darwin se armaron dos puestos de socorro con abundancia de material para “SALVAR LA VIDA” y eran los únicos en esos lugares de las tres fuerzas y estaban en la línea de combate. Cumplimos con nuestro objetivo.
La Organización Mundial de la Salud establece que “la guerra es el mayor desastre en el mundo y que más víctimas produce”……..”no hay guerra sin víctimas”……”la guerra es muerte y destrucción”…….
La bolsa de dormir se convirtió en la fiel compañera de nosotros y había que acomodarse y calentar el suelo y dormir cuando se podía .
Decía San Martín: “Serás lo que debas ser o si no no serás nada”. Sarmiento a su vez expresó: “Las cosas hay que hacerlas……”
Entre mi gente repetí una frase de Voltaire: “Si puedo moriré riendo” donde explicaba mi filosofía ante el peligro y evidentemente levantó la moral, además de trabajar a veces sin descanso como en los 4 últimos días de la guerra. Cuando partimos a Malvinas el 10 de abril les expresé a mis dos grandes amigos Martin  y Stvrtecky “Habrá guerra, lo dice la historia. No sé si volveremos enteros o partidos o solo seremos recuerdo para nuestras familias”. Stvrtecky eterno filósofo me responde “Donde todo animal digno muere sobrevive el conejo”, “es una frase de Hermann Hess”. Como la frase me pareció optimista y esperanzadora le dije “Seremos conejos y por ser de la FAA seremos conejos alados” y así nació El Conejo Alado en Operaciones (CAEO); pero esta es otra historia.
Del personal profesional, enfermeros y 12 camilleros destaco su entrega y pasión por cumplir con la misión médica; los soldados camilleros son VGM como todos los de la guerra y tengo el honor de que me hayan dispensado y me dispensen de su amistad y hoy solo uno de ellos viene actualmente a nuestro almuerzo mensual, otros se perdieron en el tiempo y la distancia; todos grandes amigos. ¡Al de la patente: Son Veteranos de Guerra igual que yo!
Nuestras familias en la guerra no tenían comunicación salvo algún texto que enviaba por las tripulaciones de los Hércules en las largas noches malvinenses. Otros vieron interrumplidas las comunicaciones porque la metralla enemiga sesgó sus vidas y esa sangre noble quedó regando la tierra y el mar malvinense. Esas familias siguen en guerra pues nada puede llenar el espacio vacío que dejó en sus hogares, corazones, almas y vidas la ausencia permanente del padre, hijo, esposo o hermano que quedaron en el archipiélago; también para mí son Veteranos de Guerra de Malvinas y como tal deben ser respetadas. La gran diferencia entre los que estuvimos en el Teatro de Operaciones Malvinas es la metralla, heridas, dolor, muerte a la que agregamos los pié de trichera más de centenar y medio que a su regreso al continente debieron ser amputados a distinta altura del miembro inferior; ésto y las secuelas físicas, psíquicas y el dolor y angustia de familias desgarradas por sus muertos hacen la diferencia entre los Veteranos de Guerra de Malvinas y los movilizados continentales. Espero que estos conceptos y los de mi anterior carta sirvan para ver porque la mayoría de los Veteranos defendemos nuesta condición.
En todos los documentos de la guerra no se halla ninguno que diga que los británicos dispararon un solo tiro en el continente. Algunos escondidos bajo un manto absolutamente impermeable quieren arrogarse el “título de veteranos”.
No quiero explayarme más; una cosa es lo que sucedió en las islas y otra en el continente. Esta es mi segunda y última carta a ese diario digital. Agradezco su deferencia. La patente no va conmigo, eso lo dejo para los corsos ingleses.
Seguiré leyendo mis libros de medicina y escuchando la música que más quiero el tango, que es nuestro mejor embajador en el mundo y gracias a él nos conocen desde hace más de cien años. Hay tangos que interpreta el ídolo Carlos Gardel, picarescos y cancheros que pensaba evocar con dedicación….. Hablando de tango, mi primer destino en la FAA fue la Escuela de Aviación Militar donde tuve el honor de generar muchos amigos y cuando esa unidad militar cumplió un siglo de su creación en 1912 publiqué un libro “El tango y la aviación argentina” sentido homenaje a los creadores del tango y nuestra aeronáutica militar y civil.
Lo que afirmo son hechos documentados y con testigos. No creo cuentos inverosímiles que nunca se demostraron, falacias al fin que no están “patentadas”.
Decía el genial Groucho Marx: “Estos son mis argumentos….si no les gustan tengo otros…”. Mis argumentos son los expresados basado en documentación y en mi condición de testigo presencial y participante de la Guerra de las Islas Malvinas. No tengo otros.
Decía el genial e inigualable Charlie Chaplin “La vida es mucho para ser insignificante”.
Un abrazo malvinero para los HOMBRES DE LA GUERRA los soldados, oficiales y suboficiales que siendo muy jóvenes en 1982 demostraron su arrojo, valor y amor por la Patria aún ante aquellos que los desvalorizaron llamándolos despectivamente “chicos de la guerra”. ¡Qué saben!
Saludos cordiales.
 Comodoro-Médico VGM (R) Fernando Espiniella
  DNI 4274277

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