viernes, julio 26, 2024
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Juego clandestino y voluntad política

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Los juegos de azar son aquellos en los que la suerte determina quién es ganador de las apuestas o premios.

Desde hace años en la sociedad bonaerense esta modalidad esta enquistada en las familias como entretenimiento. Deviene de la época de la colonia en el Rio de la Plata. Son los denominados juegos de mesa, azar y demás. Siempre hubo algún dinero en competencia o algún objeto para hacerlo atractivo. La gente siempre aposto. Es parte de la vida cotidiana. Son otros desafíos de las personas o entretenimientos.

Sin entrar a detallar la historia de idas y venidas, cuando esta modalidad se extendió a la sociedad y los vecinos le daban dinero a un representante de un ‘banquero’ para probar suerte, tras su visita en sus casas, negocios o vía pública, apareció el Estado para ordenar los desbordes. Este cuadro funciono muchos años. Con el tiempo se sancionó la Ley 13.470 y dijo que será reprimido con arresto de un -1- mes  a un -1- año y/o multa de cincuenta (50) a quinientos (500) salarios mínimos de un Agente de la Administración Pública – el máximo de la pena es el doble, es decir, dos meses a dos años- , a quien infringiendo esta Ley, ya sea organizando, explotando o financiando, por cuenta propia o ajena, juegos de azar o de apuestas mutuas y/o actividades conexas, sin la correspondiente autorización, habilitación o licencia otorgada por la Autoridad competente. También, si se promoviere, comercializare u ofertare los sorteos o juegos referidos. El máximo de la sanción es el doble, es decir de dos meses a dos años de presión, las cuales no se cumplen por la ley de excarcelación, por no alcanzar el mínimo de tres años, la sanción posible para ir entre rejas.

Con esta ley cuyos delitos de tipificarse son excarcelables, es decir nadie ira preso, el Gobierno de María Eugenia Vidal quiere enfrentar al juego clandestino. La sola voluntad o deseo político es insuficiente. O se mantiene el statu quo reinante o se lo elimina de raíz. Este es el fondo de la cuestión.

Situación similar vivió España hasta fines de los años ’80 o comienzos de los ’90 del siglo XX. Mucha economía ‘en negro’ o irregular y juego clandestino en todos los edificios, bares, y demás. Una firme decisión política para su freno, ya que el Estado no tenía acceso a los desbordes de la clandestinidad, adicciones y demás, creo la ONCE. Organización Nacional de Ciegos de España. Desde aquí se canalizo el juego que se hizo legal y todo lo recaudado va a la acción social.  Esa masa de trabajadores irregulares que respondían a un capitalista clandestino – todo el mundo sabía su nombre y apellido, menos las autoridades- conforme a la región o zona, encontraron su fuente laboral en el sistema permitido. En cada una de las plazas de todas la ciudades y localidades – grandes o pequeñas- del país se montaron construcciones de estilo inglés, tipo garita o kiosco y eran atendidas por aquellos que estaban en forma irregular, para el Estado. Fueron blanqueados en sus salarios, cargas sociales o cobertura social o médica. Esa masa de dinero se fue distribuyendo entre la Nación, Provincias y Ayuntamientos – Municipios- con esa finalidad; y dejo de enriquecer a ‘vivos’, ya sea el capitalista y los sobornados. Estos últimos para que funcionarios no cambien la ley ya que lo que está en juego es la salud pública, y hace a la vulnerabilidad  del orden público que debe ser protegido, y actúar en consecuencia.

En nuestra sociedad los más impolutos de los procedimientos judiciales-policiales para frenar el juego clandestino, serán insuficientes e irrisorios para la opinión pública si no se impulsa un cambio sustantivo. Se ganaran grandes títulos en la prensa, nadie quedara preso y la problemática será vigente con todo su entorno oscuro y vidrioso.

El ejemplo español es un buen comienzo. Desde ahí se pueden construir propuestas superadoras, donde la transparencia, esencial a 33 años de vida democrática, tiene que ser la vedete de los nuevos aires que se quieran dar a los gobernados, desde los gobernantes, de lo contrario todo será igual. Al perro se le puede cambiar el collar, pero seguirá siendo el mismo. La distracción del nuevo que resalte, no le dará ponderación o valor a la raza. Siempre será el mismo can!.. La gente se puede estar en Babia…un rato, después se dará cuanta que es la misma mascota.

 

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