jueves, abril 25, 2024
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Cumple 203 años la creación del Escudo Nacional

El escudo de la República Argentina es la institucionalidad aceptada oficialmente por la Asamblea General Constituyente de 1813.  Ese hecho histórico fue hace 203 años y es antesala de los acontecimientos que desembocaron en la Declaración de la Independencia, tres años después.

El hecho de que Manuel Belgrano lo usara como símbolo central del gallardete de las tropas emancipadoras consagró el emblema, siendo adoptado por pueblos y gobiernos como símbolo de la nacionalidad de la incipiente argentina.

La historiografía oficial considera que la Asamblea del Año XIII comisionó al diputado por San Luis, Agustín Donado para que se encargara de la confección del sello con el cual se autenticaría la documentación del Gobierno, con el propósito de ejecutar actos de gobierno en reemplazo del utilizado hasta entonces con las armas reales de España, y que además serviría para acuñar la primera moneda nacional. El grabado definitivo de tal sello fue realizado por el orfebre Juan de Dios Rivera. Colaboraron el artista peruano Isidro Antonio de Castro y  Bernardo de Monteagudo, entre otros. Juan de Dios Rivera era un orfebre cuzqueño, criollo, descendiente de conquistadores por vía paterna, y de la más alta nobleza incaica, por parte de su madre.

Había una razón para encargarle la obra. Rivera vivía en Potosí hasta que Túpac Amaru organizó en 1780 una rebelión y sus parientes sufrieron una persecución atroz que terminó en matanzas. Aterrado, Rivera huyó a Córdoba y de allí pasó a Luján, donde estuvo a punto de morir de fiebre. Pero se salvó. Sintió que estaba en deuda con la Virgen de Luján y decidió compensarla.

Algunos años más tarde, ya instalado en Buenos Aires y casado con Mercedes Rondeau, realizó un grabado de Nuestra Señora del Luján en forma gratuita. El obispo porteño, Manuel Azamor, en cambio, vio el negocio: mandó hacer miles de copias, aclarando que quienes las compraran recibirían 120 días de indulgencia. Es decir, cuatro meses de pecados perdonados. La ofrenda de Rivera terminó convirtiéndose en el mayor éxito de ventas de 1789.

Tras algunas modificaciones un tanto caprichosas en el diseño del escudo, finalmente fue sancionado el diseño actual el 24 de abril de 1944 mediante decreto ley n.º 10302 del Poder Ejecutivo Nacional, estableciéndose que se use exclusivamente el diseño original.

La conformación tiene un significado muy importante, habiéndose convertido en uno de los primeros escudos patrios en el continente americano.

Su forma elíptica – comúnmente se le dice, mal llamada “oval”  – de su cuerpo o estructura principal corresponde con la vista del perfil superior de una cabeza humana ya que a ella se acomoda una laurea, es decir, lo bordean laureles.

Ese formato elíptico se halla dividido en dos campos: el de la mitad superior es de esmalte azur (azul celeste) y el de la mitad inferior es de esmalte plata (blanco), es decir, los colores de las franjas de la bandera argentina, que ya se usaban.

A este diseño basal se suman otros símbolos.

A los antebrazos humanos desnudos que estrechan sus manos diestras y se le atribuye el hermanamiento de las provincias conformantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata antecedentes directos de la actual República Argentina.

El gorro frigio o píleo dirigido hacia la izquierda, de gules o punzó, simboliza la libertad y está sostenido por ambas manos de una pica vertical simétrica en medio de los campos del escudo que simboliza el compromiso de las provincias de defender la libertad. En la antigua Roma existía la ceremonia por la cual cuando un esclavo era reconocido libre, se lo tocaba con una pica – especie de lanza o dardo – en su cabeza.

El Sol de Mayo en la parte superior del escudo simboliza el Sol Naciente. Los  21 rayos rectos y flamígeros alternados de oro (amarillo), significa el nacimiento de la nueva nación, acorde con las frases del Himno Nacional Argentino: ‘Se levanta sobre la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación, tal sol está predominantemente pintado en esmalte oro, y dibujado con rayos rectos y flamígeros alternados simboliza la nueva nación’.

La Laurea (o los laureles) dispuestos como coronando la cabeza de todo argentino representan la victoria y triunfo en el logro de la independencia, y como reza el Himno, deben ser mantenidos.

Por último, la cinta en forma de moño (otro signo de unión) con los colores azul (en este caso: azul-celeste) y plata (blanco), los mismos de los cuarteles del escudo, representan la nacionalidad argentina que se emblematiza en los colores de un cielo diurno.

Este escudo con su historia y su simbología es la insignia que le da entidad a nuestro país.

Entusiasmada con el trabajo realizado por Rivera, el martes 13 de abril de 1813, la Asamblea resolvió acuñar monedas propias de plata y oro en Potosí. Con el Escudo, sin el sol, en la cara y con el sol en la ceca. Fue el nacimiento de nuestro dinero. Como vemos, el querido peso vio la luz el día menos indicado, desafiando la superstición que desaconseja encarar algún proyecto de importancia un martes 13.

 

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