En el ranking global de seguridad vial 2024, elaborado a partir de estadísticas de mortalidad en el tránsito, los 10 países más seguros del mundo muestran índices muy bajos de muertes tanto por millón de habitantes como por millón de vehículos. Sin embargo, Argentina se ubica muy lejos de esos estándares: tiene 5 veces más muertes por cada millón de habitantes y 11 veces más por millón de vehículos.
Los datos fueron difundidos por la asociación civil Luchemos por la Vida, que advierte sobre la preocupante diferencia en los indicadores de siniestralidad entre nuestro país y las naciones más avanzadas en políticas de tránsito.
En 2021, el Estado argentino asumió ante Naciones Unidas el compromiso de reducir en un 50% la mortalidad vial durante la década 2021-2030. Pero a mitad del camino, los avances son escasos y las cifras continúan siendo alarmantes.
Para lograr esta meta, la ONU propone un enfoque basado en un “Sistema Seguro” dentro del marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Este modelo incluye acciones integrales: desde infraestructura segura, legislación adecuada, control efectivo, hasta educación vial continua.
“Nunca supimos tanto como ahora lo que hay que hacer para evitar estas muertes. Lo que falta es decisión política, aplicación sostenida y compromiso ciudadano”, remarcan desde la organización.
Si bien los gobiernos tienen la principal responsabilidad, también se enfatiza que cada usuario de la vía pública es parte del sistema: tiene derechos, pero también obligaciones. Cumplir las leyes de tránsito es una cuestión de vida o muerte, propia y ajena.
La pregunta que persiste es: ¿se logrará esta vez cumplir el compromiso de reducir a la mitad la mortalidad vial? Las estadísticas actuales parecen indicar que el desafío aún está lejos de alcanzarse.