En la Sociedad Rural, S.XXI, siguen pensando como en el XIX. Hablan como Mitre. Suponen como Alberdi. Los tiempos han cambiado, no la ven. Y al no verla, niegan la realidad y desconocen la verdad.
El campo argentino tiene -con suerte- diez años de sobrevida. Después: tierra vacía, miseria, abandono. Empobrecimiento. Y no será culpa de los derechos sociales, ni de la justicia social, ni del peronismo histórico, ni de las retenciones.
Será culpa de la pereza mental.
La de toda la dirigencia campera como la política que se niegan a pensar estratégica y geopolíticamente. La que cree que con la soja ya tienen la vaca atada.
Y no, señores. Sin FERROCARRILES no hay Argentina competitiva. Sin integración logística, no hay provincia productiva. Sin una visión territorial, no hay Nación.
Hoy nadie habla de trenes. Nadie.
Ni en el Congreso, ni en los medios, ni en las agroempresas. El tren molesta. Porque exige planificación. Porque recupera el concepto de red. Porque conecta lo que la fragmentación quiso romper.
El tren logra repoblar lo que antes estaba poblado.
Mientras tanto, África se está preparando. Silenciosa, organizada. Infraestructura rusa. Tecnología china. Se convertirá en el nuevo granero del mundo. Competencia directa. Irreversible.
Y nosotros acá, todavía discutiendo el “costo laboral”, como si la cosecha dependiera del salario y no de la geopolítica.
No la ven. No quieren verla. El país se desintegra, y todos ellos siguen hablando y sembrando para ayer.
*Autor de ‘La Hora de los Intendentes’