Este 5 de junio, el mundo conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente bajo la consigna urgente de enfrentar la contaminación por plásticos. La cifra es alarmante: más de 400 millones de toneladas de plástico se producen anualmente y aproximadamente la mitad está destinada a productos de un solo uso. De todo ese volumen, menos del 10% se recicla.
Cada año, unas 11 millones de toneladas de residuos plásticos terminan en cuerpos de agua como ríos, lagos y océanos, lo que equivale al peso de más de mil Torres Eiffel juntas. Además, los microplásticos –partículas menores a 5 milímetros– ya se han infiltrado en los alimentos, el agua potable y el aire que respiramos. Se calcula que una persona promedio ingiere más de 50.000 partículas de plástico al año, sin contar las que se inhalan.
Los efectos no solo son visibles en la biodiversidad o los ecosistemas, que se ven contaminados desde las montañas hasta el lecho marino, sino también en la salud humana. La quema o desecho de plásticos de un solo uso genera impactos que podrían ser evitables.
Sin embargo, los expertos señalan que revertir esta crisis aún es posible. Aprovechar la ciencia, implementar soluciones sostenibles y promover políticas públicas eficaces son pasos urgentes. Por eso, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) impulsa este año una campaña global para “rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y repensar” el uso del plástico.
La República de Corea es el país anfitrión de la edición 2025, que busca movilizar a gobiernos, empresas y ciudadanía para transformar la relación global con este material y actuar con urgencia frente a la emergencia ambiental.
El tiempo apremia: si no se toman medidas drásticas, la contaminación del aire podría aumentar un 50% en esta década y los residuos plásticos en los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040. La necesidad de un cambio es ineludible: vivir en armonía con la naturaleza ya no es una opción, sino una necesidad.
Agencia MTR