El Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina (Progresar), creado en 2014 con el objetivo de acompañar económicamente a jóvenes para que terminen sus estudios, atraviesa uno de sus momentos más críticos desde su creación. En apenas un año, el número de beneficiarios cayó en más de medio millón, mientras que el valor real de la beca se desplomó a niveles históricos, producto del congelamiento nominal y la aceleración inflacionaria.
Los datos muestran un recorrido significativo. En 2015, un año después de su lanzamiento, el programa alcanzaba a 696.494 estudiantes en todo el país. El número creció hasta finales de 2016, con 809.752 beneficiarios. Sin embargo, tras esa etapa inicial de expansión, el programa comenzó a perder fuerza: para 2020, el número de beneficiarios había descendido a 535.927.
La tendencia se revirtió fuertemente entre 2021 y 2023, cuando el gobierno nacional amplió los criterios de elegibilidad. Así, el programa alcanzó cifras récord: 1 millón de inscriptos en 2021, 1,7 millones en 2022 y 1,87 millones en 2023, casi cuadruplicando la cobertura registrada en 2020.
El punto de quiebre llegó con el cambio de administración. Desde la asunción del gobierno libertario en diciembre de 2023, el programa sufrió un drástico ajuste. Para el cuarto trimestre de 2024, el número de beneficiarios se redujo en un 27,3% respecto al año anterior, lo que representa la pérdida de aproximadamente 500.000 becas en tan solo un año.
Además de la reducción en cobertura, el Progresar enfrenta un problema de licuación de su valor. En términos reales, el poder adquisitivo de la beca en 2020 equivalía apenas al 43% del que tenía en 2015. Si bien hubo una recuperación en 2022 (alcanzando el 64%), en 2023 volvió a caer al 59%. En 2024, el deterioro se profundizó: debido al congelamiento del monto nominal y a una inflación interanual del 236%, el valor real de la beca cayó a la mitad de lo registrado en 2023. Recién en agosto de 2024 se anunció un aumento del 75%, muy por debajo del incremento de precios acumulado.
Actualmente, en abril de 2025, los estudiantes perciben apenas $35. Para recomponer el poder adquisitivo de 2022, la beca debería ubicarse en $76.713. Para igualar el nivel de 2015, debería alcanzar los $127.186 mensuales.
La crisis presupuestaria refuerza esta tendencia. El presupuesto destinado a Progresar cayó un 65% en términos reales entre 2023 y 2024, y se proyecta una nueva reducción del 18% para 2025. Esta combinación de recorte fiscal, pérdida de poder adquisitivo y reducción de cobertura deja al programa en una situación crítica.
Con menos jóvenes alcanzados y una beca cada vez más insuficiente, el Progresar enfrenta el riesgo de perder su rol como política pública central en el acompañamiento educativo de sectores vulnerables. La sostenibilidad del programa y su impacto real en la permanencia y terminalidad escolar están hoy seriamente comprometidos.