lunes, septiembre 9, 2024
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Ética y no incurrir en apología de delitos: dos ausentes de los Medios de Comunicación

Escribe para Cadena Nueve, Gustavo Tinetti

El caso del “Robo del Siglo” al Banco Río de Acassuso, ocurrido el 13 de enero de 2006, ha captado, nuevamente, la atención pública y mediática en el país, desde los medios nacionales al contar un posible robo bancario fallido al descubrirse un túnel en San Isidro de 150 metros de longitud muy cerca de la bóveda de un banco privado.

Algunos medios nacionales reportaron a autores de aquel suceso que hoy gozan de libertad tras haber cumplido con la condena y se mostró, no solo la audacia y el ingenio de los delincuentes, lo que me movilizó a preguntarme si se está ante un tratamiento con implicancias éticas y legales por apología del delito en los medios de comunicación.

Este interrogante lleva a abordar las dimensiones éticas relacionadas con la apología del delito y el impacto de la exposición pública de actos criminales, en particular cuando estos se glorifican o se presentan de manera que pueden incitar a la admiración o emulación de los mismos.

El asalto al Banco Río, llevado a cabo por un grupo de ladrones que tomó rehenes y luego escapó a través de un túnel, es considerado uno de los robos más notorios de la historia reciente del Siglo XXI, en Argentina.

La banda dejó una nota que decía: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”, lo cual ha sido ampliamente difundido y discutido en medios de comunicación.

Este tipo de cobertura no solo narra los hechos, sino que a menudo los embellece o minimiza el impacto de las acciones delictivas, lo cual plantea serias cuestiones sobre la ética en la comunicación y la apología del delito.

Apología del Delito: Definición y Contexto Legal

La apología del delito se refiere a la acción de promover, elogiar o justificar la comisión de un delito o de un condenado por delito. En el contexto legal del Código Penal, el artículo 213 establece que la apología del delito será reprimida con prisión de uno a doce meses. Este delito busca proteger la tranquilidad pública y prevenir la posible imitación de comportamientos delictivos a través de la glorificación o justificación de los mismos.

La apología del delito se manifiesta cuando un acto criminal es presentado de manera positiva o admirable, ya sea a través de discursos, escritos, o medios visuales. La protección del bien jurídico en cuestión es la tranquilidad pública, y la intención del legislador fue la de evitar que el discurso público sobre delitos pueda fomentar la comisión de actos similares o deteriorar la moral social.

Ética y Medios de Comunicación

La ética de la comunicación impone que el tratamiento de temas sensibles, como el crimen, debe ser manejado con responsabilidad. Principios como la veracidad, el respeto por la privacidad, y la dignidad deben guiar el comportamiento de los medios. La alabanza del crimen a través de una cobertura mediática que enfatiza los aspectos emocionantes o ingeniosos de un delito puede tener efectos perjudiciales, incluyendo la potencial incitación a la imitación de tales actos.

En el caso del “Robo del Siglo”, la extensa cobertura mediática ha abordado el asalto como un acto de audacia y planificación excepcional, en lugar de centrarse únicamente en el daño causado y las repercusiones legales para los responsables. Esta presentación puede inadvertidamente contribuir a una percepción distorsionada del delito, donde los actos criminales se ven como exitosos o incluso heroicos, en lugar de las acciones ilegales que realmente son, con sus consecuencias a las víctimas.

La apología del delito puede tener efectos nocivos en la sociedad al:

  1. Fomentar la imitación: El engrandecimiento de actos criminales puede inspirar a otros a cometer delitos similares, creyendo que estos pueden ser replicados con éxito.
  2. Debilitar la Moral Social: La exposición positiva de los delitos puede deteriorar las normas sociales y el respeto por la ley, tema altamente preocupante en la sociedad contemporánea, donde la vulnerabilidad a la normas de tránsito – que hacen al comportamiento y respeto en lo social – son un fiel espejo de esa ausencia de respeto.
  3. Generar confusión en el Público: La presentación de los delincuentes como figuras ingeniosas o carismáticas puede llevar a la confusión sobre la gravedad de sus actos y el impacto en las víctimas, que fueron robadas.

La ética en la comunicación exige un equilibrio cuidadoso entre la libertad de prensa y la responsabilidad social y el apego a la ley.

La apología del delito, como en el caso del “Robo del Siglo”, presentado nuevamente ante un túnel clandestino que se descubrió en San Isidro donde no se sabe nada de su motivo y uso final, pero se especula que podría haber sido usado para ‘otro robo del siglo’ presenta un desafío significativo para los medios de comunicación, que deben ser conscientes de los efectos potencialmente dañinos de la ‘celebración’ del crimen.

Es esencial que la cobertura de actos delictivos se enfoque en el impacto real de los delitos y en la necesidad de respetar las normas y valores que sustentan el orden social. Al adherirse a los principios éticos de veracidad y respeto, los medios pueden desempeñar un papel crucial en la promoción de una sociedad más justa y segura, sin contribuir a la apología del delito.

En la actualidad, los directivos de medios de comunicación y esencialmente las Cámaras que nuclean a las radios, diarios y televisión, se deberían comenzar a cuestionar sobre los efectos negativos de los medios de comunicación ante el abordaje y tratamiento de temas donde se puede incurrir en apología de delitos y ausencia de ética en el tratamiento de la información.

La comunicación masiva influye fuertemente en la opinión pública y estimula comportamientos con sus conciencias. Resaltar valores, destacar el rol positivo de las instituciones y las buenas acciones de sus integrantes, es un compromiso que ayudará a un cambio social necesario, por encima de los comportamientos que deben transitar en la justicia.

 

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