Cada 24 de septiembre se celebra a la Virgen María bajo la advocación de la Virgen de la Merced, o Virgen de las Mercedes. Esta devoción mariana resalta la misericordia infinita de Dios, reflejada en María como una auténtica madre, canal de gracia y poderosa intercesora. El término “merced” significa “misericordia”, “dádiva”, “gracia” y “perdón”.
Orígenes de la Advocación
La devoción a la Virgen de la Merced se remonta al siglo XIII, cuando la Virgen María se le apareció a San Pedro Nolasco. Nolasco, un comerciante nacido en Aquitania y establecido en Barcelona, se dedicaba a liberar a los cristianos que habían sido capturados y esclavizados por los musulmanes. Ante la escasez de recursos, Nolasco rezó intensamente pidiendo ayuda divina. El 1 de agosto de 1218, la Virgen María se le apareció y le pidió que fundara una congregación para redimir a los cautivos.
Fundación de la Orden de la Merced
Siguiendo las instrucciones de la Virgen, Nolasco fundó la “Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos” el 10 de agosto de 1218 en Barcelona. San Raimundo de Peñafort y el rey Jaime I de Aragón también fueron testigos de la aparición de la Virgen. La orden fue aprobada por el Papa Gregorio IX, y Pedro Nolasco fue designado como el primer Superior General. Los mercedarios asumieron un cuarto voto, además de los tradicionales de pobreza, castidad y obediencia, comprometiéndose a liberar esclavos, incluso ofreciéndose a sí mismos en intercambio si fuera necesario.
Difusión de la Devoción
La devoción a la Virgen de la Merced fue aprobada por la Santa Sede en 1265. En 1696, el Papa Inocencio XII estableció el 24 de septiembre como su fiesta oficial. Los mercedarios difundieron esta devoción por todo el mundo, especialmente en América, durante el siglo XVI.
Llamados por María a Salvar Vidas y Preservar la Fe
La advocación de la Virgen de la Merced nos llama a la misericordia y la redención, siguiendo el ejemplo de San Pedro Nolasco y los mercedarios, quienes dedicaron sus vidas a liberar a los cautivos y preservar la fe de los oprimidos. La Virgen de las Mercedes es una figura de esperanza y liberación, intercediendo por aquellos que sufren y necesitan ayuda divina.
¡Virgen de las Mercedes, ruega por nosotros!