martes, abril 30, 2024
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El zaguán: de los romances y besos a una noche de música

Un lugar que convoca a los nuevejulienses en el centro de la ciudad y que su nombre recuerda el vestíbulo o pasillo de ingreso a una casa, punto de encuentro de novios para un momento de intimidad. Ahora convoca a una fiesta.

Para la mayoría de los jóvenes es un nombre. Para muchos de sus padres y sobre todo sus abuelos, el zaguán no era solo el ingreso a una vivienda de época o estilo. Simbolizaba la oportunidad para hacer el novio. El zaguán: Que ocasión romántica!

Desde la arquitectura, los diseños modernos lo excluyen por falta de funcionalidad o derroche de espacios que no encuentran cabida en los dibujos integrales.

El zaguán está condenado a una lenta desaparición.

Sin embargo, más allá de demoliciones y transformaciones, el zaguán sobrevive a distintos niveles: en la memoria de los más viejos, en registros documentales y artísticos, o concretamente a través de su presencia –tan real como fantasmal– en construcciones donde viven o trabajan ciudadanos de todas las edades.

En muchas ciudades como Nueve de Julio son muy pocos lo que quedan en alguna casa señorial de comienzos del siglo XX.

Cuando caminamos sin apuro por alguna vereda y vemos abiertas las hojas de las altas puertas de finales del siglo XIX o principios del XX, nos resulta tentador detener la mirada en esos largos zaguanes ajenos, llenos de macetas y puertas que comunican con pasillos o escaleras no exentos de cierto misterio.

Muchas veces, apenas cruzamos el umbral de la puerta, sobre pisos de baldosas coloridas o en forma de damero blanco y negro, aflora cierta nostalgia con curiosidad.

El zaguán llega a américa y en particular a argentina heredado de la arquitectura andaluza, y ésta de la musulmana.

Su origen es del árabe azaguán significando “vestíbulo” o “pórtico”. El diccionario común –otro libro del conocimiento en desuso-  lo define como “pieza cubierta que sirve de vestíbulo a una casa”. Era el recibidor.

En la arquitectura virreinal la casa de zaguán fue el estilo que predominó, desde el Caribe hasta La Pampa.

En aquellos tiempos, el zaguán era un espacio multi-funcional, pero su misión primera era comunicar la puerta principal de la casa con el patio o galería central, en torno al cual se organizaban las habitaciones y la distribución de los restantes ambientes para las actividades domésticas desenvolvimiento de la casa.

Por ende, se trataba también de un lugar de paso, apto para ‘sacudirse el polvo’ antes de entrar al resto de la casa. También hubo ‘polvos en sacudida’!

Era un espacio que, por sus características constructivas, naturalmente modulaba la temperatura de la casa, ayudado a veces por la presencia de plantas que humedecen el aire que entra. Era común entonces sentarse a tomar el fresco y charlar con los vecinos desde allí, conducta que se mantuvo hasta no hace mucho tiempo.

Pero hay algo que los muy adultos o muy mayores recuerda del zaguán es que ha sido el constructor de los libros de amor jamás escritos pero que contienen versos y poemas para los mejores concursos literarios. Fue el lugar para el romanticismo. El del primer beso, en muchas ocasiones.

Antes, las cosas tenían su tiempo –la mayoría de las abuelas lo pueden recordar ya que ‘se iba en serio’, y el romance empezaba en la puerta, pero del lado de afuera, y los novios quizás podrían llegar a ‘hacer manitos’. Pasada la puerta se ingresaba al zaguán. Esa privacidad única. Que adquiría entusiasmo conforme a la hora que se hacía el novio en ese espacio que resguardaba a los corazones palpitantes.

Pero se llegaba, oficialmente, cuando la madre o padre permitía a la pareja despedirse en el zaguán.

Entonces la intimidad entre los novios descubría nuevas expresiones que, algunas veces, hasta desembocaba en matrimonios apurados.

“El primer beso que él me dio […] yo nunca me olvido […] se acercaba a casa, yo en la puerta, en el zaguán, mirando para un lado y para el otro, entonces él se levantó un poquito, subió un poquito y me dio un beso en la mejilla. Nada más”, contaba una abuela con alegría inmensa por la aventura, o travesura, ante la pregunta de la nieta sobre su primer novio.

En la actualidad, para las nuevas generaciones El Zaguán – en Nueve de Julio – es un bar para encontrarse, buen momento para cenar, tragos y buena música. Esta en Robbio 928.

El lugar para disfrutar de alguna noche, está enclavado en lo que fue la caballeriza del Hotel Central de Nueve de Julio. Era de época y abarcaba por Avda. Mitre hasta Robbio.

El recuerdo construye la realidad diaria.

Y como parte de esta modernidad El Zaguán y Cadena Nueve se preparan para que se viva una noche de cena, folclore con los Hermanos Sparano, de postre baile con el el show y ritmo de Relimados.

Será el venidero 26 de abril. Hay tiempo para prepararse y adquirir las entradas limitadas y promocionales.

Seguí a Cadena Nueve y te iremos contado para que te entusiasmes y te sumes a un momento, también de recuerdos…en El Zaguán!

El Zaguán, un lugar con historia…vení y escribí la tuya.

 

 

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