Se recuerda este 25 de Mayo, los sucesos de hace 213 años ocurridos en Buenos Aires, que significaron el comienzo de una gesta que, indefectiblemente, terminó con la independencia de la patria. Primero de España, y luego de toda otra dominación extranjera.
A lo largo de tantos años, la historia muestra una lucha constante de imposición de ideas, proyectos, iniciativas de unos sobre otros, donde muchas veces las personalizaciones, como hoy siguen con preponderancia.
Primero, en aquel mayo de 1810, Saavedra y Moreno eran los referentes de esos enfrentamientos por posturas diversas.
Más tarde, hasta llegar al dictado de la constitución, las luchas de Unitarios y Federales.
Dictada la Carta Magna, se tuvo que esperar que se integraran todas la provincias, y luego, nunca se aplicó en plenitud, a esos principios rectores.
Las divisiones políticas, que llevan a las diferencias sociales, caracterizaron las luchas del siglo XX, y en estos 23 años del siglo XXI, no han modificado el escenario de entrenamientos.
A 213 años, que este 25 de Mayo haga repensar a los impulsores de divisiones o grietas, que hay caminos que pueden conducir a objetivos afines,
Las comparaciones suelen ser molestas, pero a veces relevantes, para la comprensión.
Estados Unidos se forjó sobre los principios rectores de 13 colonias. Se trazaron los principios a seguir y sobre ello se construyó. Las diferencias están dados, en como se sigue construyendo, pero los lineamientos de la Constitución nacional, jamás se dejaron de plasmar. Las muchas internas no fueron por políticas. Fueron por etnias o raza.
La sociedad argentina en su conjunto está dispuesta a aceptar esos caminos que conduzcan a objetivos comunes. Los conductores y dirigentes, son quienes que deben repensar cómo hacerlo.
Este es el desafío de la recordación de la Gesta de Mayo, a 213 años, sin encontrar grandes coincidencias, salvo que los colores de una bandera, escarapelo o escuds nos unen, instantaneamiente con solo verlos.
Agencia MTR