La cotorra es un animal pequeño, pariente del loro, y oriundo del Centro y Sur de América. En Argentina tuvo su punto de desarrollo en la provincia de Entre Ríos y desde hace muchas décadas migró a otras provincias o regiones.
Está en territorio bonaerense y el distrito de Nueve de Julio no es ajeno a ella. Pueden mantenerse de 40 a 50 años, y algunas han llegado hasta los 80.
El hábitat preferido de las cotorras son los lugares de clima cálido y templado. En su asentamiento original son muy afables con los de su especie, por lo que coexisten constituyendo enormes asentamientos que las identifican como unas aves comunitarias poco comunes.
Construyen nidos en los árboles, conformados por ramitas, que resultan formidables e increíbles. Son nidos colectivos donde las parejas tienen un nicho propio, consistente de una habitación con pasaje de salida hacia la parte baja o hacia un lado. Se pueden conseguir hasta veinte habitaciones, porque los nidos llegan a medir los dos metros de ancho,
A la cotorra le gusta vivir en grupo. Conviven en bandadas y se han convertido en una plaga rural. Emite estrepitosos sonidos, especialmente durante el vuelo.
Dañan, plantaciones y cultivos, ya que tienen un pico grueso y poderoso, el cual emplea cuando está trepando hacia un árbol o a cualquier otro sitio. Es muy diestra para ello. Su lengua es dura y asidera, distinta a la de otras aves que poseen una lengua blanda y en una sola dirección.
Las cotorras se disimulan con el ramaje de los árboles, debido al color verde de sus plumas, que le sirven de protección contra los intrusos. Además, tienen un fuerte cantar que emiten cuando presienten el peligro cerca de ellas.
Alzan vuelo rápidamente y en forma recta, deslizándose en grupos, y a pocos metros del suelo.
Las cotorras suelen alimentarse de frutas, maíz, arroz, flores, frutos y toda clase de semillas. Cuando están comiendo, alguna se queda como centinela. Si se presenta algún riesgo, ella silba o hace algarabía para que la bandada se aleje y se resguarde en el bosque o en los árboles cercanos.
Esta plaga rural, en el distrito nuevejuliense se ha expandido a quintas, plazas, paseos y sobre todo donde haya arboleda importante.
Actualmente, de especie exótica se han convertido en invasora muy peligrosa.
Muchos vecinos no saben cómo combatirlas. Pero sí, observan con realidad el daño en sus frutales, o plantaciones de higo, y otras como ya se ha señalado.
En este contexto, la Municipalidad de Nueve de Julio lleva adelante la eliminación de la acacia y planifica combatir a las cotorras, la gran preocupación de muchos vecinos. Sus excrementos son muy corrosivos y pueden llegar a ser transmisoras de enfermedades.
Además, están causando daños en varias zonas donde hay vegetación, sobre todo, en los árboles que es donde suelen habitar y se piensa en trampas, repelentes e insecticidas que pueden ahuyentar a estas aves.
Toda vez que andan en bandadas, se deberá eliminar a las colonias y ahí viene lo complicado. Existen ahuyentadores como los de sonidos electrónicos.
Estas plagas afectan a toda la ciudad, ya que se pueden encontrar por cualquier sitio, la situación se está agravando y para acabar con las cotorras definitivamente lo ideal es una planificación para ello.
Las cotorras se han ido incrementadas, siguen en crecimiento y se han convertido en una plaga muy molesta para la población. Su erradicación es un desafío no fácil para la comuna.
Si bien las cotorras causan daños, sería bueno que la municipalidad elabore un proyecto para auyentarlas pero sin métodos cruentos como las trampas o pegamentos, o lo que sea que les cause dolor o muerte. Estaría correcto que investiguen y elaboren un plan para correrlas sin causarles daño; sé que no es fácil pero, hay una gran cantidad de funcionarios inteligentes e idóneos, se supone, a los que pagamos el sueldo; entonces hay que pedirles que usen el cerebro pensando y elaborando el mejor plan.