Nacida en Vicuña, Chile con el nombre de Lucila Godoy Alcayaga el 7 de abril de 1889 y falleció a los 67 años en Nueva York el 10 de enero de 1957, tras padecer un cáncer de páncreas.
Adoptó el sinónimo de Gabriela Mistral cuando decidió dedicarse a la poseía. Además fue diplomática, profesora y pedagoga chilena.
Su reconocimiento le alcanza en escuelas del distrito de Nueve de Julio. Llevan su nombre la primaria Nº 13 de Facundo Quiroga, y la Especial 501, ubicada en Urquiza en Libertad y Robbio.
Por su trabajo poético, recibió el Premio Nobel de Literatura en 1945. Fue la primera mujer iberoamericana y la segunda persona latinoamericana en recibir un Premio Nobel. Demás está en decir que fue única y sigue siéndolo, de Chile.
Nacida en una familia de recursos modestos, Mistral se desempeñó como profesora en diversas escuelas y se convirtió en una importante pensadora respecto al rol de la educación pública, llegó a participar en la reforma del sistema educacional mexicano.
A partir de la década de 1920, Mistral tuvo una vida itinerante al desempeñarse como cónsul y representante en organismos internacionales en América y Europa.
Como poeta, es una de las figuras más relevantes de la literatura chilena y latinoamericana. Entre sus obras destacan Desolación, Tala y Lagar.
Un artículo escrito en diciembre de 1927 abogando por los derechos de los niños, pone de relieve su sentido sobre la enseñanza primaria y los valores a considerar.
Resaltaba por entonces:
Derecho a la salud plena, al vigor y a la alegría
Derecho a los oficios y a las profesiones
Derecho a lo mejor de la tradición, a la flor de la tradición, que en los pueblos occidentales es, a mi juicio, el cristianismo
Derecho del niño a la educación maternal
Derecho a la libertad, derecho que el niño tiene desde antes de nacer a las instituciones libres e igualistas.
Derecho del niño sudamericano a nacer bajo legislaciones decorosas
Derecho a la enseñanza secundaria y aparte de la superior.19
La concepción que tenía sobre la educación fue fundamental en su escritura. Ella siempre se identificó con la mujer que cuida de los niños en el sentido maternal y también educativo, donde recalcó que, por encima del valor formal de la educación escolar, está el sentido de confianza y humanidad que infunde el docente en sus alumnos.