Los biocombustibles son combustibles obtenidos a partir de biomasa vegetal o animal, renovables, que permiten reemplazar a los combustibles fósiles obtenidos del petróleo. Actualmente, en nuestro país, los biocombustibles más difundidos son el biodiesel, el bioetanol y el biogás. De cara a reducir las emisiones de CO2 y la contaminación ambiental, una de las soluciones es reemplazar, parcialmente, el petróleo y sus derivados, a través de la búsqueda de otros combustibles.
Los doctores en Química Diego Ruiz (UNLP) y Patricia Vázquez (UNLP-CONICET-CINDECA) compartieron su punto de vista acerca de la necesidad de encontrar un equilibrio en los niveles de combustibles, de cara a reducir la huella de carbono nacional y promover las metas internacionales que buscan, para el año 2050, eliminar los combustibles fósiles.
El investigador y docente en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata (FCAyF-UNLP), Diego Ruiz, aseguró a la Agencia CTyS-UNLaM que “el uso de biocombustibles para reemplazar parcialmente los combustibles fósiles es algo que se puede plantear como transicional: se quema menos, se emite menos daño, aunque sigue habiendo combustión y se sigue emitiendo”.
“Por ejemplo, los autos eléctricos tienen un impacto muchísimo menor sobre el medio ambiente. En ese aspecto, se utilizan otras tecnologías como el litio, pero, a su vez, también tienen su nivel de agotamiento porque, en algún momento, cuando se acabe el litio, va a haber que reemplazarlo por otra fuente. Hay una cuestión de diversificar esa matriz energética y hacer un aporte mayor de las energías renovables”, detalló.
Producción de materia prima para combustibles: ¿Cómo lograr sustentabilidad?
Según los investigadores, existen diversas formas de producir materia prima para generar biocombustibles que no necesariamente involucren un impacto. Proponen, por ejemplo, reemplazar el uso de cultivos de girasol o de soja, para producir este tipo de combustibles, por materiales como desechos orgánicos urbanos, como el aceite ya utilizado puede ser reactivo para un biocombustible.
Asimismo, explicaron que se pueden reemplazar estos materiales alimenticios por otras especies que no son comestibles. “De este modo, se logra no competir contra la industria de los alimentos, es decir, se evita utilizar comestibles que son totalmente necesarios en todo el mundo para combatir el hambre y hacen falta cotidianamente. Para preparar un combustible es eso entonces a lo que hay que apuntar”, dijo Ruiz.
En este mismo sentido, mencionó: “También, tiene que ver según la forma en que se produzca la materia prima para biocombustibles como una oleaginosa o caña de azúcar, como una fuente vegetal, si utilizas una escala enorme utilizando plaguicidas, dañando el terreno, también estás afectando al medio ambiente en tu producción de materia prima para el biocombustible”.
“Hay que cambiar el concepto de sustentabilidad por el de economía circular”, explicó Patricia Vázquez, investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas “Jorge J. Ronco (CINDECA)”. “Lo que hay que hacer es reutilizar el producto obtenido, es decir, optimizar la cadena de uso desde su inicio hasta el final. Los biocombustibles han sido los primeros que llegaron al mercado bajo los principios de la sustentabilidad”, aportó la investigadora Vázquez.
Y agregó: “Siempre es un porcentaje muy reducido lo que se le agrega de combustibles limpios a los combustibles fósiles; por eso, es clave apuntar a que se mantenga y se promueva esta opción”.
Nuevo proyecto de ley: a contramano de las metas ambientales internacionales
Desde el Senado, se presentó un proyecto de ley para cambiar la estructura en la regulación de los combustibles, en el cual se establece una reducción de la mezcla de biodiesel, que en Argentina es producido en base a aceite de soja y maíz, del actual 10 por ciento al 5 por ciento, pudiendo bajar incluso al 3 por ciento. Asimismo, reducir el corte del bioetanol -alcohol en base a caña de azúcar o maíz- en la elaboración de naftas del actual 12 al 9 por ciento.
“Hay una realidad y es que la producción de biocombustibles es mucho más costosa a nivel de industria. Cuando se formuló la ley inicial era más económicamente rentable. Por eso, creo que este nuevo proyecto es una cuestión más de mercado que una cuestión ambiental, en donde no es beneficioso en principio”, aseveró Ruiz.
Por su parte, Vázquez pronunció que “es necesario que se hable sobre esto en diferentes lugares, no sólo en las universidades. Hablar de este tipo de cosas no tiene que ser algo que suene lejano de lo cotidiano, sino que se debe interiorizar a toda la población sobre estos temas, para que el conocimiento por las causas ambientales y el cuidado del planeta sea más justo y equitativo”.
“Terreno y condiciones en Argentina tenemos para la producción de biocombustibles, pero a contracara, hay cuestiones políticas y económicas que no necesariamente apuntan a la cuestión ambiental. Pero hay que tener en cuenta que los biocombustibles no son la solución definitiva, sino un aporte más a la cuestión de diversificar la matriz y reducir emisiones y generación de energía a partir de fuentes que tienen un impacto mayor sobre el medio ambiente. Es un granito más de arena en la posible solución”, concluyó el investigador Ruiz.
Para Cadena Nueve, Agencia CTyS-UNLaM