jueves, abril 25, 2024
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A 61 años de la ‘Operación Garibaldi’ sigue el misterio de cómo se salió del país

Fue una acción de inteligencia del servicio secreto israelí, Mosad que secuestro y traslado ilegalmente a Israel al jerarca nazi Adolf Eichmann desde San Fernando

La Operación Finale,​ también llamada en algunos medios Operación Garibaldi, fue una acción de inteligencia del servicio secreto israelí, Mosad, llevada a cabo en Argentina el 11 de mayo de 1960, que consistió en el secuestro y posterior traslado ilegal a Israel del fugitivo jerarca nazi Adolf Eichmann.

Eichmann había sido localizado, identificado y denunciado en 1957 por el inmigrante judío alemán Lothar Hermann, escapado del campo de concentración de Dachau y su hija Silvia Hermann, pero Israel archivó la denuncia y postergó la operación hasta 1960.

En 1950, luego de estar huyendo durante cinco años, Otto Adolf Eichmann obtuvo en Génova (Italia) un pasaporte falso emitido por la Cruz Roja, bajo la identidad de Ricardo Klement.  Desde Génova se embarcó hacia Buenos Aires, donde llegó el 14 de julio de 1950.

En Argentina inicialmente se hospedó por un tiempo en una pensión, hasta que pudo conseguir una casa en la zona de Olivos, provincia de Buenos Aires. Tuvo diversos trabajos como en la fábrica de productos de gas Orbis y la fábrica de automóviles de Mercedes-Benz.

En 1952 Eichmann trajo a toda su familia a vivir a Argentina, su esposa Verónica y sus hijos Klaus (n. 1936), Horst (n. 1940) y Dieter (n. 1942).​ En 1955 nació en Argentina su cuarto hijo, Ricardo.​
Sus dos hijos mayores integraron el Frente Nacional Socialista Argentino, una organización nazi que realizó algunos robos y atentados contra sinagogas.​ Klaus estaba casado con una joven argentina y en 1960 esperaba su segundo hijo.

​ La familia Eichmann, bajo el apellido Klement, vivió en primero en Tucumán y luego en el Gran Buenos Aires, radicándose en Olivos hasta 1958 y en San Fernando.

Muchos de los hechos sobre la identificación y localización de Eichmann fueron ocultados durante décadas, en especial el papel clave jugado por Lothar Hermann y su hija adolescente Silvia Hermann.

Lothar Hermann era un judío alemán, militante del Partido Comunista de Alemania (PCA) que, luego de ser torturado por los nazis hasta el punto de perder la vista y ser recluido en el campo de concentración de Dachau, había logrado salir cediendo sus propiedades y escapar a la Argentina.

De once hermanos y sus padres, solo cuatro se salvaron: el resto fue exterminado en los campos.

Instalado en Argentina desde 1940, Hermann mantiene su lucha contra el nazismo y luego de la guerra se suma a la caza de nazis bajo órdenes del PCA, mezclándose con la comunidad alemana en Argentina y ocultando su identidad judía.

​ En 1941 Hermann tuvo una hija, Silvia, nacida en Rosario en 1941.

En 1945 el PCA le ordenó radicarse en Olivos, uno de los suburbios de la Ciudad de Buenos Aires, en los que se habían instalado gran cantidad de alemanes.7​ Entre 1953 y 1955, su hija Silvia, que por entonces tenía entre doce y catorce años,​ conoció a uno de los hijos de Eichmann (la mayoría de las fuentes lo identifican como Klaus, el mayor), quien también por entonces vivía en Olivos con su familia.

Los jóvenes se hicieron amigos y mantuvieron un intercambio por correspondencia cuando los Hermann se mudaron a Coronel Suárez en 1955, a 500 km de Buenos Aires.

En el curso de esa relación el hijo de Eichamnn le contó a Silvia que su padre era de la SS y que se llamaba Eichamnn.

​A pesar de su edad, Lothar Hermann le encomendó a su hija ir a la casa de Eichamnn, para verificar su identidad y establecer la dirección precisa.

Silvia cumplió con su misión y transmitió esa información a su padre, quien constató que se trataba efectivamente de Eichmann, uno de los principales genocidas nazis buscados internacionalmente.

Con esa información en su poder, en 1957 Lothar Hermann le envió una carta a Fritz Bauer, uno de los fiscales de los procesos de Auschwitz, de quien se había vuelto amigo por compartir el cautiverio en Dachau.7​ informándole que había localizado a Eichmann en Buenos Aires, que había adoptado la identidad de Ricardo Klement y cuál era su dirección.

Bauer a su vez mantuvo la información en reserva, por miedo a que las autoridades alemanas la filtraran y Eichmann se escapara, y comunicó la información a las autoridades israelíes de Colonia, que a su vez la transmitieron al servicio de inteligencia israelí (Mosad).

En 1958 el Mosad envió dos misiones secretas a la Argentina, para verificar la denuncia, pero ambas descartaron la denuncia con el argumento de que Lothar Hermann era ciego y que el barrio en que vivía Eichmann -quien ya se había mudado a San Fernando- era demasiado “miserable” como para que viviera un alto oficial nazi.

Luego de varios años de inacción por parte de Israel, Lothar Hermann y Bauer comenzaron a preocuparse. En total escribió veintiséis cartas instando al gobierno de Israel a decidirse a detener a Eichmann, el punto que en marzo de 1960 llegó a recriminarles:

Obviamente ustedes no tienen ningún interés en detener a Eichmann. Lothar Hermann

Ese mismo año Israel organizaría el secuestro de Eichmann, pero desconocería el papel jugado por Lothaer y Silvia Hermann, que quedaron en la indefensión.

Para proteger a su hija la envió a vivir a Estados Unidos.

Lothar por su parte fue denunciado por fuentes anónimas y detenido por la policía argentina acusado de ser Josef Mengele, siendo torturado durante quince días.

Israel le pagó una suma de dinero a cambio de que Hermann firmara un papel afirmando que ni él ni su hija desempeñaron ningún papel en la identificación y ubicación de Eichmann.

Su tumba en Coronel Suárez fue saqueada, vaciada y destruida.

Recién muchos años después, cuando Lothar y Silvia Hermann ya había muerto, Israel y Coronel Suárez, reconocerían el papel decisivo y heroico jugado por ambos que llevó a la captura de Eichmann.

El jefe y cerebro de Operación Garibaldi fue el agente Isser Harel, uno de los primeros y antiguos jefes con los que contó el servicio de inteligencia israelí, Mosad.

En 1960 el gobierno israelí decidió revaluar las denuncias y datos que venían aportando Lothar Hermann y Franz Bauer y envió una serie de agentes de inteligencia para volver a verificar la información.

No sabían en qué domicilio vivía, sino que sabían dónde trabajaba Nicolás Eichmann.

Simulando llevar un paquete, los agentes del Mosad lograron que Nicolás recibiera el mismo; luego inician un proceso de espionaje desde el taller hasta el domicilio en el que residían él, su mujer y un hijo. Continuando con sus tareas de espionaje observan que el joven se dirigía a una casa humilde ubicada en la calle Garibaldi. Los agentes de inteligencia simulan ser empresarios de una importante fábrica que desea radicarse en Argentina. Se dirigen a la Municipalidad de San Fernando y piden informes de dominios a todas las viviendas que están ubicadas en esa manzana. Entre las listas de nombres encuentran a una Vera Liebl de Fichmann. Supusieron que los funcionarios públicos locales confundieron una E con una F. Sin embargo, en un medidor de luz de la casa alquilada, anterior a la calle Garibaldi, encontraron los siguientes nombres: Francisco Shmidt y Ricardo Klement

Una segunda misión realizada en 1959 por el espía Zvi Aharoni, logró finalmente, identificar al objetivo. Aharoni, tomó, de forma disimulada y sin despertar sospechas, fotografías de la casa para luego enviarlas a Israel con el fin de que fueran identificadas por medio de un peritaje fotográfico. Este peritaje reveló muchísimas coincidencias entre Ricardo Klement y el oficial de las SS, descartando al mismo tiempo que Francisco Shmidt fuese Adolf Eichmann.

En marzo de 1960 los agentes israelíes sabían la fecha de aniversario de la boda entre Vera Liebl de Eichmann y Adolf Eichmann. Llegada esa fecha, donde se cumplían las bodas de plata (los veinticinco años de matrimonio), los espías acudieron al lugar para observar si en la casa sucedía algo fuera de lo común lo que, en evidencia, sí ocurrió: observaron una fiesta familiar y de amigos luciendo vestimentas lujosas con una cena muy especial como si estuviesen celebrando las bodas de plata. Al coincidir este dato con el expediente secreto de Eichmann, que había construido el Mosad, se dieron cuenta de que estaban muy cerca de la persona que venían buscando por todo el planeta.

El equipo de espionaje israelí vigiló durante casi dos semanas a Eichmann. A sabiendas de que no podían pedir su extradición oficial, pues seguramente esto haría que escapara, el grupo siguió durante varios días al fugitivo nazi, determinando que vivía en el suburbio bonaerense de San Fernando, en una humilde vivienda de la calle Garibaldi: de ahí el nombre con que fue bautizada la operación. El equipo alquiló varios inmuebles: uno para mantener a Eichmann en cautiverio, otro por si todo se complicase en plena capital (para no despertar sospechas) y otro más cerca del aeropuerto para disfrazar a Eichmann y luego sacarlo del país.

La operación tuvo sus momentos de mayor importancia: el 1 de mayo de 1960, cuando un grupo de espionaje israelí perteneciente al Mosad llegó a Buenos Aires, dirigidos por Rafael Eitan y bajo la coordinación de Peter Malkin. No obstante ese día llegó al país con otro nombre, el cerebro y jefe del servicio secreto israelí, el Mosad, Isser Harel.

Los agentes secretos israelíes espiaban a Eichman desde un coche alquilado aparcado cerca de su domicilio. Constantemente lo cambiaban para no levantar sospechas. Luego de unos días, conocían sus movimientos y sabían su rutina a la perfección. Eichmann trabajaba como electricista para la automotriz Mercedes Benz, de la que regresaba hacia su casa, indefectiblemente, a la misma hora. Isser Harel vio en Peter Malkin una muy buena aptitud física para poder apresar al objetivo. Entonces, Harel decide que sea Malkin el primero que tenga contacto físico con el criminal nazi. Para evitar complicaciones, dos agentes más estarían detrás de él en caso de que Eichmann presentara resistencia o huyera; así estarían dispuestos a ingresar a la casa de la calle Garibaldi. Para esto habían ubicado un automóvil modelo estadounidense, alquilado por uno de los agentes a un particular, para transportar a Eichmann a una casa refugio. Dos automóviles más fueron ubicados sobre la ruta 202 simulando averías mecánicas. Tales vehículos debían estar con las balizas prendidas y con los capós abiertos para no despertar sospechas. Para el 11 de mayo, el cansancio físico de los participantes de la operación era notorio, dejando atrás cuatro días de vigilancia a Eichmann; lo que sembró dudas en los mismos sobre si el criminal nazi había cambiado de rutina y si seguía regresando a casa a la misma hora, por el mismo camino y en el mismo servicio colectivo de la línea 203.

El miércoles 11 de mayo de 1960, Ricardo Klement luego de salir de la fábrica, tomar un colectivo rumbo a su casa en la zona de San Fernando, fue secuestrado y trasladado a un refugio donde fue interrogado durante nueve días.

Luego, fue llevado a Israel clandestinamente y juzgado en ese país. En tanto, enterado el gobierno de Arturo Frondizi, conminó al Estado de Israel a dar explicaciones bajo apercibimiento de romper relaciones diplomáticas. Argentina acusó formalmente a Israel de utilizar métodos nazis para llevar a cabo sus actividades.

Tras un largo proceso, que causó gran impacto y controversias en Jerusalén, Eichmann fue ejecutado desnudo en la horca la madrugada del 31 de mayo de 1962, acusado de crímenes contra el pueblo judío. En la última carta antes de la ejecución, que se puede ver en la biografía de Adolf Eichmann, dio gracias y larga vida a Argentina como le había dado a Austria y Alemania, países en los que consideraba que había sido feliz. Después de ejecutada la sentencia de muerte, los ejecutores deciden incinerar el cuerpo para no dejar rastros y permitir que nadie realice homenajes con respecto a su persona, arrojando sus cenizas al mar Mediterráneo, fuera de las aguas territoriales del Estado de Israel.

 

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