La ciudad de Nueve de Julio cuenta con un patrimonio forestal conformado por una amplia gama de especies plantadas que datan desde el Siglo XIX. Esa forestación es parte de la calle además de encontrarse en paseos, plazas o lugares públicos de recreación.
Cada frentista dispone del armado y construcción de su vereda pero no de cada planta. Debe cuidarla y preservarla. Para hacer de alguna modificación – incluida poda -debe contar con la autorización de la autoridad competente, en este caso, la municipalidad.
Es decir, corresponde a todos preservar cada especie que se encuentra en la calle. Y la calle es el espacio que va desde la linea de construcción de una vivienda o terreno hasta la línea de construcción de la de enfrente. La conforman la vereda y el espacio de circulación de vehículos. En otras palabras depende de todos el cuidado de la calle.
Sobre la forestación hay un pedido de la Municipalidad para que se preserve y crezca el arbolado público, sobre todo ante las nuevas edificaciones.
La amplia arboleda de la Avda. Tomás Cosentino desde la Avda. Mitre hasta el Hospital y Avda Eva Perón con plátanos de muchos años, caracterizan a la ciudad. Integran la forestación del Parque San Martín.
Quienes viven en ese tramo saben lo que significa esa arboleda. Pueden hablar desde varios ámbitos ya sea desde la sombra en verano, lo ecológico y otras bondades y de los daños que las palomas hacen en coches estacionados y techos, al encontrar en sus ramas el lugar para anidar. También ante la obstrucción de canaletas por sus excrementos, plumas, amén de hojas y ramas que caen que requieren una atención especial. Ni hablar del tendal que queda esparcido ante fuertes vientos.
Esos plátanos crecen salvajemente y sus gajos no saben de rumbos o direcciones. Se desarrollan donde pueden y muchas veces esquivando los cables del alumbrado público o red de servicios domiciliarios. Alguna poda correctiva tiene su dificultad por la altura desplegada.
En ese crecimiento se desplazan varios de esos gajos hacia el interior, en altura, de las viviendas y sus ramas pueden causar daños de los más variados.
Una de ellas ingresa en el espacio aéreo de un propietario que tiene su casa de dos plantas en Avda. Tomás Cosentino cerca de San Martín hacia Avda. Mitre. Frente al Parque San Martín.
Recordemos que el dueño de un terreno lo es también de todo lo plantado y adherido al suelo y el espacio aéreo.
Ante este concepto tiene derecho de liberar el mismo de todo lo que le provoca daño. Ahora bien. La rama nace desde el árbol que es patrimonio forestal de la ciudad, lo que significa que su derecho está limitado a una autorización de la autoridad competente.
Este vecino ha hecho el reclamo en la Municipalidad y espera una resolución ya que desde la comuna solo se mira el interés ecológico, señalan los reclamantes y se olvidan que el mismo pone en riesgo la propiedad privada – una caída o desplazamiento impactaría sobre la edificación – y el derecho a la seguridad personal o vida. Estos puntos no han sido merituados por los funcionarios intervinientes, resaltan los quejosos.
Se suma que no se dispone de grúa de porte tal que pueda hacer la poda correctiva por la altura, y la contratación de una a un tercero de otra ciudad, tiene un precio elevado…. Y surge entonces, quien se hace cargo del gasto.
Un plátano abre un conflicto descomunal en el sentido que pone en el tapete una gama de derechos y ordenanzas que deben concatenarse en el interés general e individual.
Un expediente está en marcha y se aguarda una resolución.
Muchos vecinos viven lo mismo y sus quejas son en voz baja o en comentarios a puertas cerradas en sus casas.
Los reclamantes lo hicieron en el entendimiento del camino debido. Ahora, el municipio tiene la palabra y el frentista sus derechos a la petición.
Conflicto descomunal de intereses a resolver!.
Agencia MTR