viernes, abril 19, 2024
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En Alberti piden que los debates de los candidatos sea obligatorio

El Concejal Emmanuel Pagano presentó un proyecto de ordenanza para su implementación

El joven Concejal de Alberti, Emmanuel Pagano, ingresó al Concejo Deliberante un proyecto para que el debate entre candidatos tenga carácter obligatorio.

El representante del pueblo de ese distrito de radical en ‘Juntos por el cambio, Señala que la ‘instancia de debate, es una doble oportunidad para proveer información al electorado y civilizar la conversación entre postulantes’.

-A continuación un fragmento, donde están las fundamentaciones y las sanciones propuestas para quienes no participen del debate.

Desde la antigua Grecia, el debate ha jugado un rol fundamental en la discusión de las ideas. El mismo permite a las personas exponer sus criterios y propuestas, desde un punto de vista crítico, con el mero objetivo de someter dichas ideas a escrutinio, pudiendo cada cual defender lo que considera correcto.

Aproximadamente 2500 años más tarde, el debate continúa siendo fomentado en las sociedades desarrolladas con el propósito de que las personas asienten sus creencias, prácticas, corrientes, y hasta las leyes son debatidas en el Congreso (al menos en principio), a fin de demostrar su eficacia o certeza. El debate es tan importante, que los centros de estudios más reconocidos lo promueven entre sus academias, con el propósito de validar resultados y fijar posiciones de consenso.

En el ámbito político pocas cosas arrojan más claridad que el debate. El mismo ofrece una oportunidad excelente para la exposición y comparación de la oferta política entre contrincantes. A la vez, realiza una importante contribución a la democracia, toda vez que el ciudadano está mejor informado al momento de decidir sobre su voto.

Si bien suele argumentarse que no puede demostrarse que los debates electorales modifiquen la opción por la que se votará y que por lo tanto serían irrelevantes, evaluarlos desde esa perspectiva es perder de vista su objetivo. La razón por la que tantos países los han incorporado como práctica no necesariamente está relacionada con un cambio en las preferencias de quienes sufragan. En rigor, los debates son una doble oportunidad, y por lo tanto tienen un valor intrínseco que va más allá de su impacto en los resultados de una elección.

Por un lado, un debate abre la posibilidad de que la ciudadanía pueda evaluar a quienes se postulan conociendo su personalidad y sus propuestas en profundidad. Esto efectivamente puede impulsarlos a cambiar su decisión, pero también puede ayudarlos a convencerse con más fundamentos de lo que habían elegido. La razón de ser de los debates es que el electorado vote con más información, independientemente de si su decisión se modifica respecto de la opción inicial o no. Es cierto que esto no ocurrirá si el contenido de la conversación carece de sustancia o de buena fe, pero eso solo puede saberse si el debate se realiza. Caso contrario, se cierra la puerta a una oportunidad para mirar de cerca a las personas que se postulan.

Por otro lado, la comunicación entre quienes se candidatean representando distintas ideas en general ocurre a través de medios indirectos. Sus declaraciones en televisión, radio, diarios o sitios web interactúan entre sí en diferido, ya que esas plataformas no estimulan el diálogo en tiempo real.

El debate puede realizar un aporte invaluable: generar una conversación política democrática civilizada en la que se interactúe en simultáneo, con reglas claras en las que prime la tolerancia mutua y se haga énfasis en desarrollar propuestas de política pública.

La instancia de debate, entonces, es una doble oportunidad para proveer información al electorado y civilizar la conversación entre postulantes. Es por ello que su impacto va más allá de una elección en particular: son una instancia de fortalecimiento de las instituciones, tanto para quienes eligen como para quienes aspiran a ser elegidos. El país y la ciudad de Buenos Aires pueden sentir orgullo de seguir dando pasos sólidos en la construcción de la democracia: el debate es definitivamente uno de ellos.

En Alberti, el debate, más que electivo, resulta imperativo.

Por lo expuesto, propongo que para el futuro, el debate entre candidatos a nivel municipal, sea de carácter obligatorio. A tal fin, el Honorable Concejo Deliberante sancionará las normas correspondientes, para establecer el reglamento del mismo y la autoridad de aplicación.

La idea es que sea publicitado y transmitido en vivo por todos los medios posibles. También sugiero sanciones para el candidato que no se presente a debatir. Puede ser que durante el debate se muestre su atril vacío, para denotar su ausencia; además de privar o limitar la propaganda gráfica para su agrupación política en determinados lugares de la ciudad, por no haber participado”.

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