viernes, julio 26, 2024
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Es San Agustín y cumple 54 años el Colegio de los hermanos Marianistas

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Coincidentemente con San Agustín, cumple un nuevo aniversario el Colegio de la Congregación de los Hermanos Marianistas que naciera hace 54 años, en Nueve de Julio.

Quien fuese Santo, era hijo de un pagano de temperamento arrebatado, Patricio y de Mónica, modelo de amor y abnegación de una madre cristiana.

Este Doctor de la iglesia había nacido en la África romana, actualmente Argelia, en el seno de una familia de pequeños propietarios terratenientes.

Santa Mónica soportó muchos sufrimientos por causa de su hijo Agustín, especialmente durante su juventud, pues con todo y su extraordinaria inteligencia era un muchacho arrogante y rebelde.

El Colegio que naciera por incitativa del primer obispo de Nueve de Julio, Monseñor Agustín Herrera desde sus orígenes de la mano de los primeros miembros de la congregación Marianista, Fermín Fernández, su primer director ; Lorenzo Aspa, recientemente fallecido, Juan Carlos Moreno,  Padre Ángel Rojo, y Martín Rivas le fueron dando una impronta en la educación donde se conjugaba la fe con el desarrollo del intelecto, enseñando a pensar y razonar de todos los temas cotidianos – sin mezquindades- por más difícil que se presente con interpretaciones amplias, a la luz del Evangelio y doctrina cristiana actualizada a los tiempos. Esa fue una característica de San Agustín, que aquellos pioneros supieron volcar en sus enseñanzas. Quienes se fueron sumando desde la congregación, en aquellos años, siguieron esa impronta, dando un plus en la educación, poniendo al colegio bien arriba entre sus pares.

Quien falleciera el 28 de agosto del año 430, llegó a ser un profundo conocedor de la literatura de su tiempo, y en especial de los clásicos griegos.

Estas lecturas le llevaron a profundizar en el estudio de la filosofía. Esto no le impidió, sin embargo, que en su juventud se dejara arrastrar por las pasiones mundanas como la fama, la lujuria y la frivolidad.

Muchos de los alumnos que llegaban al Colegio San Agustín de toda la región lo hacían con cierta vanidad, y ‘demonio’ interno que fueron perdiendo a la luz de las enseñanzas recibidas.

Las oraciones de Santa Mónica, con el tiempo fueron acercando a la fe cristiana a San Agustín, habiendo sido, en Milán,  los sermones del santo obispo Ambrosio quienes lo acercaron a su fe interior a punto de aceptar ser bautizado, a los 33 años.

La más alegre con el acontecimiento fue Santa Mónica, cuyo motor de vida había sido ver algún día a su hijo convertido. Pero sucedió que cuando madre e hijo estaban a la espera de un barco para regresar juntos y reconciliados a Tagaste, ella falleció de fiebre repentinamente.

San Agustín no permaneció en Roma, sino que prosiguió hasta su ciudad natal. Vendió todas sus propiedades y se retiró con unos compañeros a hacer vida monacal –lo que marcó el antecedente de la Regla de lo que llegaría a ser la Orden Agustina.

El monasterio lo pretendía fundar en Hipona, o sea Hippo Regius (hoy Annaba), pero en esa ciudad el obispo lo ordenó sacerdote en 391, e inesperadamente el propio San Agustín fue nombrado obispo de Hipona en 395.

En 430, cuando los bárbaros vándalos al mando de Genserico, luego de cruzar por España al norte de África, sitiaron Hipona, San Agustín contrajo una enfermedad y murió a los 76 años de edad.

Los hermanos de la Congregación marianista, al estilo de Agustín, contribuyeron enormemente a lo largo de generaciones y generaciones, con fe, palabras, sabiduría y ejemplos de vida austera y conciliar, formar hombres de bien.

Desde San Agustín, y a manera de honrar de quien tomaron el nombre para la creación de un colegio católico, como el Santo,  enseñan a conciliar la fe con el intelecto, y formar por el camino del bien a sus alumnos.

 

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