El reloj del palacio municipal de Carlos Casares, ubicado en la parte superior del edificio, funciona nuevamente. Pasaron décadas, fuera de uso.
Tal vez es una costumbre que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo en muchas ciudades, antiguamente era algo habitual mirar la hora en el algún reloj de un edificio público como por ejemplo el de una iglesia o un ente gubernamental. Por diferentes motivos y durante muchos años dejaron de funcionar en nuestra ciudad el reloj de la iglesia y el de la municipalidad, algún desprevenido que circulaba por el centro levantaba la vista para ver que hora era, inclusive la costumbre nunca se perdió, ya que si bien estás reliquias propias de la historia de la ciudad no estaban en funcionamiento, igual y de manera inconsciente se levantaba la vista para ver la hora, hoy Carlos Casares puede decir que ha recuperado esa costumbre gracias a que el reloj de la municipalidad está en pleno funcionamiento.
La tarea no fue sencilla por razones lógicas, el paso del tiempo hizo lo suyo, como fue imposible restaurar la máquina del viejo reloj lo que se hizo fue colocar un reloj satelital, al hacer las conexiones se encontró la campana de la antigua sonería colocada en diciembre de 1929, los números son latinos, como los que tenia y las agujas no son las originales, pues no se adaptaban a la nueva tecnología.
Es un recuerdo recuperado, parece un simple acto pero es muy significativo ya que es parte de nuestra historia, de nuestras costumbres, de viejas tradiciones de pueblos y ciudades del interior que tienen que ver con el origen de cada unos de nosotros.