martes, abril 23, 2024
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Hace 159 años se inauguraba el primer tren del país

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La locomotora La Porteña hace su primer viaje desde la estación Parque -donde actualmente se levanta el Teatro Colón- hasta la plaza de San José de Flores. Fue conducida por John Allen y el fogonero Alfonso Carrozzi. Viajó a una velocidad de 15 kilómetros por hora.
La travesía se realizó un sábado luminoso; el sol realzaba los adornos dispuestos en la estación del Parque, y entre los presentes era generalizada la sensación de estar presenciando un momento histórico. El primer tren que circuló en la Argentina comenzó a rodar entre los vítores y los aplausos de la multitud, que se agolpaba a lo largo de las vías. Poco después llegaba al final del recorrido, y todo el pueblo de La Floresta se reunió en la estación para dar la bienvenida al tren y celebrar el histórico acontecimiento.

En los últimos años, el gobierno nacional comenzó a dar nuevo impulso a un servicio ferroviario prácticamente abandonado. Seguramente será otro de los desafíos de Mauricio Macri, para el tren una la producción y la población y apuntale fuentes de trabajo y desarrollo.

La máquina fue traida desde Inglaterra, donde surgió el primer tren de pasajeros, llegando a la Argentina el 28 de diciembre de 1856. Durante el año 1857 se hicieron distintas pruebas, en las cuales hubo problemas como descarrilamientos, que algunos llegaron a tener heridos pese a la baja velocidad.

Superados estos inconvenientes, su debut oficial fue el 29 de agosto de 1857, con personalidades como Valentín AlsinaDomingo Faustino Sarmiento o Estanislao del Campo. Al día siguiente, empezó el servicio regular de ida y vuelta con dos frecuencias diarias, por un pasaje en primera clase de $ 10 de esa época. Hasta fines de ese año, tuvo 56 mil pasajeros, en una ciudad de 170 mil habitantes.

El recorrido partía frente a la actual Plaza Lavalle, casi donde hoy está ubicado el Teatro Colón. Sus cuatro vagones para pasajeros y doce de carga, recorrían unos 10 kilómetros hasta llegar a La Floresta, que por ese entonces era un lugar de veraneo.

Pocos años después, el llamado Ferrocarril Oestesuperó los límites porteños, para llegar a localidades como Nueve de Julio, Lobos, Saladillo, Pergamino, Junín, San Nicolás, La Plata o Brandsen, ya sea de forma directa o con servicios locales. Como seguramente habrán notado, muchos de esos tramos pertenecen hoy a los trenes urbanos o interurbanos de la línea Sarmiento y otros ramales que parten desde nuestra Capital.

El último viaje de La Porteña fue en 1890, año en el que también comenzaron las construcciones del Teatro Colón y la estación Once de Septiembre (reemplazando a la vieja estructura de madera), que se había convertido en la nueva cabecera durante 1883. La locomotora está expuesta hoy en el museo de Luján como símbolo de un transporte que, pese a haber perdido parte de su esplendor, transporta millones de pasajeros todos los días, a varios puntos de la Argentina.

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