jueves, marzo 28, 2024
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Beber agua mejora el humor y reduce la tensión

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Un reciente estudio impulsado en Francia señala que beber agua mejora el humor, reduce la tensión, aumenta la calma y la sensación de felicidad. Las recientes investigaciones suman a lo ya conocido de la importancia de la hidratación – es fundamental ya que el agua es el medio en el cual se producen todas las reacciones biológicas esenciales para la vida-  , la lisura y fluidez de la piel – la da resplandor, claridad y transparencia – y el control de peso corporal,  el estado de ánimo, lo que no es poco en la vida de convivencia en familia y sociedad.

Siempre se hizo hincapié en el rol del agua a nivel celular, renal o digestivo, su participación para regular la temperatura corporal y eliminar toxinas, pero la gente, en líneas generales, ignora los beneficios que el agua aporta sobre las funciones cognitivas como concentración, memoria o estado de ánimo, se revelan en el trabajo.

El novedoso estudio, liderado por la investigadora francesa Nathalie Pross y publicado en la revista especializada PLOS One, comprobó que la deshidratación leve repercute específicamente en el estado de ánimo, por lo que “beber más agua mejora el humor, reduce la tensión, aumenta la calma y las ‘sensaciones positivas’ de felicidad”.

Hoy sabemos que tensión, dificultad para la concentración, fatiga y mal humor pueden ser síntomas de deshidratación, pero son sencillamente prevenibles o reversibles bebiendo más agua.

Es de resaltar que los médicos nutricionistas señalan que  las nuevas Guías Alimentarias para la Población Argentina recomiendan beber ocho vasos por día de agua.

Sin embargo es importante considerar que en días de elevadas temperaturas la pérdida de líquido a través de la sudoración es mayor a la del resto del año y la realización de actividad física también acelera el principio de deshidratación, por lo que es recomendable incrementar la ingesta de líquido para compensar las pérdidas adicionales.

Debe recordarse  que los tres grupos con mayor riesgo de deshidratación son los bebés, ante cuadros de vómitos y diarreas; los niños, que tienen menor percepción de la sed cuando están activos; y los adultos mayores, que presentan alteraciones en el mecanismo de la sed y, en ocasiones, dificultad en la deglución. Se suman como cuarto grupo,  las embarazadas y madres en período de lactancia.

Con respecto a la investigación de Pross, un estudio previo ya había demostrado que en los adultos el consumo de agua tenía un efecto positivo inmediato en el estado de ánimo, y otro análisis había arrojado que la ingesta de hasta medio litro tenía efectos beneficiosos sobre las escalas de la felicidad, en comparación con un grupo control.

Pero la investigación más reciente, liderada por Nathalie Pross, evaluó el efecto en el estado de ánimo y las sensaciones fisiológicas como resultado de un cambio en el consumo de agua en dos grupos con diferentes hábitos de hidratación (de baja y elevada ingesta), y se observó que quienes incorporaban menos cantidad experimentaban efectos positivos significativos cuando incrementaban el consumo.

Las personas que participaron del estudio refirieron tener menos fatiga, confusión, somnolencia y menos sed, mientras que aquellos que consumían mayor cantidad de agua y redujeron su ingesta habitual presentaron impactos negativos en su humor, sed, impaciencia y en general menos sentimientos positivos.

Una manera de aumentar la cantidad de agua que cada organismo necesita por día, las especialistas recomendaron tener siempre una botella o vaso al alcance de la mano, nunca esperar a tener sed -sino hidratarse a lo largo de la jornada-, empezar y terminar el día con un vaso de agua y prestar atención al color de la orina: si es totalmente transparente o con un poco de color quiere decir que el nivel de hidratación es óptimo.

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