viernes, abril 26, 2024
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Hace 225 años se rescato ‘La Piedra del Sol’ enterrada en la Plaza Mayor de México

Piedra-del-Sol

Los aztecas construyeron también muchos monumentos dedicados a venerar y a honrar al SOL, entre los cuales el más  importante fue la PIEDRA DEL SOL,.

Es una de las obras de arte precortesianas  más hermosas de esta cultura azteca y es un monolito de los más admirados universalmente.

A la Piedra del Sol se la conoce también como ‘Calendario Azteca’, y esta esculpido  en una roca de basalto de olivino conocida también como peridoto. El basalto de olivino presenta la característica de ser granujiento  o cristalino, de estar formado de silicato de magnesio y de hierro, y de tener una dureza un poco menor que la del cuarzo. Este tipo de formaciones geológicas generalmente se encuentran entre rocas de origen volcánico.

Se supone que los aztecas la empezaron a labrar en el año de 1449, durante el reinado de Axayácatl, y que la terminaron treinta años
después, en 1479, dato que puede leerse en caracteres nahoas en la parte superior y central de dicho monolito, correspondiendo al año MATLACTLI HUAN YEI ACATL (13-caña), que fue la décimo tercera caña de la medición del tiempo azteca. Se cree también que durante la época
precortesiana este monolito azteca estuvo colocado sobre una plataforma frente a un edificio que se llamaba  Cuauhcuauhtenchan (morada de las águilas).

El 17 de diciembre de 1790 se encontró este monolito azteca, cuya  cara esculpida estaba vuelta hacia abajo, en la Plaza de Armas, hoy
Zócalo de la Ciudad de México. Posteriormente lo trasladaron al pie  de la torre occidental de la Catedral Metropolitana y en 1885 lo
colocaron en una de las salas del Museo Nacional de Historia, situado entonces en la calle de Moneda. En Agosto de 1964 nuevamente fue trasladado para ponerlo definitivamente en el sitio de honor en la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología en el  Bosque de Chapultepec, en la misma Ciudad de México, donde se  encuentra hasta ahora.

La Piedra del Sol tiene un diámetro de 3.54 metros y un peso de  más de 24 toneladas. Es una de las mejores expresiones del arte azteca y demuestra el grado de adelanto cultural y científico que este pueblo alcanzó en la astronomía, en la matemática, en la medición del tiempo y en el arte lapidario,  conocimientos que los aztecas heredaron de las  civilizaciones que los antecedieron y que después desarrollaron hasta este punto por ellos mismos.
El monilito fue tallado en el Período Posclásico mesoamericano, entre los años 1250 y 1521 d.C. No existen indicios claros sobre el año exacto de la talla, la autoría y la finalidad del monolito, existen ciertas referencias a la construcción de un enorme bloque de piedra por los mexicas en su última etapa de esplendor. Esta obra fue colocada a un costado de la torre poniente de la Catedral Metropolitana el 2 de julio de 1791.

En agosto de 1855 fue trasladada a la Galería de Monolitos del Museo Arqueológico de la calle Moneda, por iniciativa del doctor Jesús Sánchez, director del mismo. Por documentos de la época se sabe de la animadversión popular que causó el “encierro” de un referente público de la ciudad.

En 1964 fue trasladada al Museo Nacional de Antropología e Historia, donde preside la Sala Mexica de dicho museo y está inscrita en diversas monedas mexicanas.

En el centro de la escultura se tienen dos garras de águila con un circulo abajo y otro arriba sumando cuatro, el cual es el 4-Ollin el cual identifica al Quinto Sol, de donde nacerá el hombre náhuatl que será dotado del maíz como alimento, esto se encuentra en La leyenda de los Soles y en los Anales de Cuauhtitlan los cuales forman el Códice Chimalpopoca, que describe:

El nombre de este Sol es nao ollin (4 movimiento). Este ya es de nosotros, de los que hoy vivimos. Esta es su señal, la que aquí está, porque cayó en el fuego de el Sol en el horno divino de Teotihuacan. Fue el mismo Sol de Topiltzin (nuestro hijo) de Tollan, de Quetzalcoatl

Los cuatro cuadrados que rodean la deidad central representan los anteriores cuatro soles que antecedieron al actual Quinto Sol.

En el cuadrado superior derecho se representa el 4 Jaguar, día que, tras 676 años, la primera era acabó al surgir de las entrañas de la tierra, monstruos que devoraron a la gente.

A su izquierda, está 4 Viento que recuerda que tras 364 años, vientos huracanados sacudieron la tierra e hicieron que los que no pereciesen se convirtiesen en monos.

Bajo éste, 4 Lluvia. Este mundo duró 312 años y los que vivieron en él, perecieron o se volvieron guajolotes tras una lluvia de fuego.

En el cuadrado inferior derecho se encuentra 4 Agua, antesala de nuestro mundo, que duró 676 años y acabó cuando los que lo habitaron murieron aprisionados por las aguas y se transformaron en peces.

La duración de las eras está expresada en años, aunque hay que observarlas a través del prisma del tiempo azteca. De hecho lo común a las cifras 676, 364 y 312 es que son múltiplos de 52, y 52 años es la duración de 1 siglo azteca, y por eso expresan una cantidad determinada de siglos aztecas. De ese modo, 676 años son 13 siglos aztecas; 364 años son 7, y 312 años son 6 siglos aztecas. La secuencia es 13, 7, 6 y 13 (y también 7 más 6 es 13). En total son 39 siglos aztecas, que es múltiplo de 13, o sea 13+13+13. También los 52 años de un siglo azteca es múltiplo de 13. Así son 13+13+13 siglos aztecas de 13+13+13+13 años cada uno, y por tanto el total de años de 39 siglos aztecas, que es 2028 años, es 13 x 156.

También, 312 años (6 siglos aztecas) pueden referirse a un ciclo maya, y pueden ser años mayas o Haab de 365 días sin el resto 0,2422. Así 312 años haab (311,8 años naturales) son 113.880 días en los que sincronizan el Tzolkin (260 días x 438), el ciclo sinódico de Venus (584 días x 195) y el ciclo sinódico de Marte (780 días x 146).

Además el disco central contiene los signos de los puntos cardinales colocados entre los signos de las Eras: el Norte, signo 1 Pedernal; Sur, signo 1 LLuvia; Este, con Xiuhuitzolli un signo heráldico, y Oeste, con el signo 7 Mono.

A cada uno de los cuatro puntos cardinales está unido un grupo de cinco signos de días, un grupo de cinco “semanas” de trece días y un grupo de años.

La siguiente corona la forman los pictogramas de los veinte días bautizados del calendario sagrado azteca, Tonalpohualli en sentido antihorario. Estos veinte días se iban combinando con trece números hasta que se formaba un año sagrado de doscientos sesenta días.

Estos son: Cipactli, Ehecatl, Calli, Cuetzpallin, Cóatl, Miquiztli, Mazatl, Tochtli, Atl, Itzcuintli, Ozomatli, Malinalli, Ácatl, Ocelotl, Cuauhtli, Cozcaquauhtli, Ollin, Tecpátl, Quiahuitl y Xochitl.

Lo forman veinte partes iguales con figuras que representan los días del mes Azteca. Este anillo está representado en el aro exterior de las monedas de 2 pesos, aunque en ella se muestan solo 10 días. En la parte superior de la moneda, justo en el centro está Xochitl (flor) que es el día 20. Los otros símbolos son: pedernal, movimiento, águila, jaguar, caña, agua, muerte, serpiente y casa.

La segunda corona contiene varias secciones cuadradas, en cada sección que contiene cinco puntos se creen estar representadas las semanas de cinco días. Hay también ocho ángulos que dividen la piedra en ocho partes, que probablemente representan los rayos solares colocados en dirección a los puntos cardinales.

En el extremo inferior de la piedra, se abren las fauces de dos Xiuhcóatl (“serpientes de fuego”), que rodean y enmarcan la piedra y llevan al dios por el firmamento, uno frente a otra. Sus cuerpos están divididos en secciones que podrían símbolizar llamas.15 Estas secciones podrían representar cincuenta y dos ciclos anuales: el siglo mexica consistió en 52 años (cada correspondencia entre el principio del año civil con el sagrado, de 365 y 260 días, respectivamente). Toda vez que concluía un ciclo de 52 años se celebraba la ceremonia del Fuego Nuevo.

En la parte superior del monolito, un cuadrado tallado entre las colas de las serpientes representa la fecha Matlactli Omey-Ácatl (“13-caña”). Esto se supone que corresponde a 1479, el año en el que se celebró el Fuego Nuevo durante el reinado de Axayácatl, y a la vez, el año en que este calendario fue labrado.

En el canto de la piedra, hay ocho relieves equidistantes, representando diversas constelaciones.

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