Es difícil no volver en el recuerdo a los años en que el Gobierno no controlaba las variables macroeconómicas. Las marchas y contramarchas de las medidas solo generaban más incertidumbre y desembocaron en una fuerte crisis económica.
Todas las variables macroeconómicas se han desestabilizado y la Política Económica ya no controla lo que sucede en la realidad. Las medidas que se han tomado no hacen más que acentuar la incertidumbre y generar más “ruido” en la economía y, para colmo, con la renuncia de Fábrega, el BCRA pierde la escasa independencia que tenía el ente rector de la política monetaria.
Desde 1998 en que los argentinos nos convencimos que estábamos presos de un sistema monetario demasiado rígido hasta 2002 cuando, tras un cúmulo de errores, las expectativas se estabilizaron y algunos indicadores comenzaron a mostrar que más abajo no podíamos llegar, la política económica estuvo signada por medidas contradictorias.
Lo mismo está haciendo el Gobierno por estos días. Decidido a dilatar la situación económica hasta la entrega de mando, se están contando los dólares que quedan y sacando las cuentas para ver hasta cuando alcanzan. Se toman medidas, se promueven cambios, se anuncian cifras inexistentes y se intenta convencer a todo el mundo de que “aquí no ha pasado nada”. En la calle, todas las variables se mueven cada vez más rápido y erráticamente. La impotencia de las decisiones ya es manifiesta. Con el “cepo al dólar” se pretendió subyugar un mercado cuando el nivel de reservas estaba por encima de los U$S48.000 millones regulándolo para “desestimular la especulación”. En febrero, con U$S20.000 millones menos de reservas, se “distendió” el cepo con el mismo objetivo.
El resultado es que las reservas siguen cayendo por que la confianza se esfumó cuando el Gobierno se tomó la potestad de creer saber mas que nadie lo que es mejor para todos, aún contra todas las recomendaciones. Décadas de conocimiento sobre teoría económica no sirvieron para convencer a los “hacedores de política” de que la dirección adecuada quedaba para el otro lado. Hasta hemos levantado la bandera de la justicia financiera para “enseñarle” al mundo que el capitalismo no conoce la moral ni la justicia. Solo el arbitraje como conducta económica.-
Lo cierto es que las expectativas no se estabilizan y el Gobierno siempre apuesta más fuerte.
En Enero la devaluación le devolvió al país un poco de la competitividad internacional perdida pero se sabía que sin políticas fiscales era una solución con los días contados. Se siguió aumentando la emisión monetaria, fogoneando la inflación, para financiar un presupuesto público que no para de registrar records de recaudación- a la luz del extraordinario aumento de precios que se registra constantemente- y se redujeron las tasas de interés para no deprimir más aún el declinante nivel de actividad económica. Los recientes cambios en el BCRA dejan especular con una mayor dominancia fiscal por parte del Ministerio de Economía contradiciendo, una vez más, las recomendaciones de todos los manuales que promueven que la independencia del Banco Central siempre es positiva a la hora de conservar el valor de la moneda.
Si el BCRA va a responder más ciegamente a las órdenes del Poder Ejecutivo y las medidas de Política Económica siguen en la misma dirección solo queda esperar más inflación, más incertidumbre y especulación cambiaria y un escenario más turbulento aún, nadie vislumbra intenciones de estabilizar las expectativas con medidas planificadas y con objetivos concretos y claros. Todo parece ser un escenario de marchas y contramarchas tratando de “emparchar” lo que ya no se puede resolver.-
*Lic. en Economía. . Consultor en Agronegocios