viernes, abril 26, 2024
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Las Historias detrás de la tragedia

Nicolas Elle

Una de las víctimas fatales estudiaba en la Ciudad y jugó al voley en la “U”.

Veraneaba con la familia de su novia platense Nicolás, Agustín, Gabriel y Priscila.

Cuatro pibes repletos de sueños.

Cuatro historias de vida que el jueves terminaron de manera abrupta y fulminante.

El primer nombre de estas cuatro víctimas tuvo un impacto muy fuerte en nuestra ciudad: Nicolás Ellena tenía 19 años, cursaba el tercer año de Ingeniería Civil en la UTN local y era muy conocido en el ambiente del vóley platense, donde supo destacarse hasta el primer semestre del año pasado como jugador del club Universitario.

Ayer, sus compañeros del club de la calle 46 seguían conmovidos y sin poder salir del asombro. “Estas son las cosas que uno no las puede creer -escribió en las redes sociales Andrés Pasos, uno de sus amigos-. No caigo todavía. Se te va a extrañar Cachete. Fuiste una gran persona”. Había nacido en 9 de Julio y se radicó en La Plata a principios de 2012. Aquí, solía contar él, tenía sus grandes pasiones: el estudio, el deporte y Victoria, su novia y también jugadora de vóley. Cuentan quienes lo conocían que Nicolás, o Cachete, era el novio perfecto y el compañero ideal.

En la entidad de la calle 46 estaban trabajando para que Nicolás volviera a ponerse la camiseta este año, y gracias a su muy buen desempeño en el estudio, además, había sido seleccionado como becario de investigación en el LEMaC, centro dedicado a las investigaciones viales. “Ingresó a principios de 2013 y durante todo el año desarrolló sus actividades aquí”, contó el ingeniero Luis Ricci, docente investigador del LEMaC. “Nicolás siempre era muy amable, atento, alegre y sumamente colaborador. Una excelente persona”, afirmó Ricci. Nicolás había viajado a Villa Gesell de vacaciones junto a toda la familia de su novia, Victoria Prestera (19), que resultó herida, al igual que su papá Carlos, de 51 años, quien hasta ayer seguía en observación en el hospital de esa localidad. Como se dijo, Victoria también es jugadora de vóley y, tras su paso por la “U”, ahora lo hacía en el Club Banco Provincia.

Entre los heridos por el rayo se encontraban también otras dos personas que integran la comunidad deportiva del club Universitario. Se trata de Magdalena Giúdice y Mariano Barcia, ambos juveniles de vóley. Según se supo, era cosa frecuente que las familias platenses Prestera y Giúdice veranearan juntos e invitaran a algún amigo de los chicos. Fue así que un hermano de Magdalena invitó a Mariano Barcia para que compartiera la estadía en Villa Gesell. “Que las víctimas y los heridos sean todos jugadores de vóley creo es una casualidad -dijo ayer a este medio Mauricio Arrúa, DT y jugador de la “U”-. Creo que tiene que ver con que el balneario Afrika tenía algunas canchas de vóley, y eso convocaba a los jugadores”. LAS OTRAS HISTORIAS Quienes también eran amantes del vóley eran Agustín Irustía (17) y Priscila Ochoa (16), la última víctima fatal que reportó la tragedia. Ambos eran primos pero se querían como hermanos, jugaban en el club Lafinur de San Luis y se los consideraba dos promesas del vóley puntano.

Él era buscado por varios clubes de la Liga Nacional y jugaba en el seleccionado provincial. Agustín, además, era hijo del presidente de la Federación Sanluiseña de Voley, Fabio Irustía, y había sido distinguido en 2013 como deportista del año al considerarlo una verdadera “promesa” para ingresar a las ligas nacionales.

Priscila era hija del vicepresidente del club Atlético Lafinur, Fabián Ochoa, y jugaba al vóley como central en su equipo y también había integrado la selección puntana en los juegos binacionales. Las dos familias se conocían hace mucho tiempo y era habitual que compartieran vacaciones y proyectos deportivos.

Por la muerte de los adolescentes puntanos el gobierno de la provincia decretó tres días de duelo y el izamiento a media asta de las banderas argentinas y sanluiseñas. “No puedo entender porqué Dios nos hizo esto, me hubiera llevado a mí”, dijo ayer el desconsolado padre de Agustín.

Entre lágrimas, todavía sin entender lo ocurrido, Fabio Irustía rompió el silencio y le dijo a los medios: “Estoy soñando con que van a venir a despertarme para decirme que todo esto es una pesadilla. Murió adelante nuestro. Me hubiera llevado a mí, no a una criatura de 17 años. No puedo entender porqué Dios nos hizo esto”.

La otra de las víctimas se llamaba Gabriel Rodríguez, “Gabito” para los amigos. Tenía 20 años y era de la localidad bonaerense de Henderson. Era la primera vez que se iba de vacaciones con sus amigos. Eran cuatro y el miércoles se subieron a un auto y agarraron la Ruta 86 rumbo a la Costa Atlántica. Planeaban pasar una semana pero las vacaciones terminaron antes: “Nos habíamos refugiado adentro de una carpa hasta que pasara la tormenta. De repente sentimos una explosión y vimos a mi amigo tirado”, contó Rafael Viñuela, que junto a Uciel Calderón, Germán Salvucci y Julián Mateos viajaron a Gesell y ayer emprendieron el regreso a su pueblo. De su padre mecánico “Gabito” había heredado la pasión por los autos y las motos, aunque uno de sus mayores hobbies era la música.

Hacía poco había comenzado a animar fiestas como disc jockey en el boliche del pueblo, Planet, y era un pibe querido por los vecinos de esta pequeña localidad de 10 mil habitantes. Estaba de novio con Romanella Pereyra Noblia, estudiante de teclado en el Instituto Artístico Musical de Henderson. Ayer la chica lamentó la muerte de su novio y escribió en Twitter: “Algún día nos vamos a encontrar”.

Fuente: El Día

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