Con la imposición del cepo cambiario, el mercado paralelo amplió la fuente de dólares que lo alimentan.
Tradicionalmente se nutrió de los ingresos en negro de empresas e individuos que no podían colocarse en inversiones formales (plazos fijos, títulos públicos, etcétera) para no llamar la atención de la AFIP, pero desde que arrancó el cepo empezaron a operar también en el blue quienes se manejaron siempre en la economía legal, tentados de vender sus dólares para obtener mayores ganancias.
Por una cuestión de volumen, las empresas que tienen parte de su facturación en negro inyectan muchos más dólares al circuito informal que los particulares. Uno de los principales jugadores es el campo: por ejemplo, entre el 20% y el 30% del valor de venta de una jaula de ganado (unos $ 200.000) no se declara, y esos fondos terminan en el blue. En este sector, las operaciones promedio oscilan entre US$ 40.000 y US$ 80.000, ya que raramente alguien venda divisas por más de US$ 100.000, porque nadie quiere quedar posicionado en pesos, y quien lo hace, pide entre 10 y 15 centavos más por dólar que el valor de calle.
Otro sector que opera bastante en el mercado blue es el relacionado con el turismo. Por un lado lo hacen las agencias de viajes, que muchas veces piden a sus clientes que paguen los paquetes en dólares y la diferencia la venden en el paralelo. También los hoteles canalizan en el mercado informal las divisas que obtienen de los turistas extranjeros.
Otros actores de peso en el blue son quienes hacen importaciones en negro obligados por las trabas a las cosas que provienen del exterior. Un ejemplo son las autopartes importadas, que muchas veces deben ingresar ilegalmente en el país por las trabas de Moreno, y entonces se venden en dólares al precio informal. Lo mismo hacen varios comercios de productos electrónicos importados, que además suelen incentivar a los clientes a pagar en dólares (por ejemplo, cobrando US$ 100 algo que vale $ 700), para recuperar luego la diferencia en el blue. En una semana normal, estos negocios pueden facturar unos US$ 10.000 con esta modalidad, aunque legalmente sólo deberían aceptar pesos.
Financieras y particulares
Dentro de las empresas que operan en el blue deben mencionarse también a las relacionadas con las finanzas (bancos, casas de cambio, sociedades de bolsa y corredores de cambio), que, además de hacer gestiones para sus clientes, invierten en el blue los propios dólares que ganan en ese mercado.
En el caso de los bancos, recientemente el Central descubrió que varias entidades adquirían dólares por pedido de supuestos clientes por vía formal y luego los vendían en el paralelo, muchas veces a sus propios clientes.
En el caso de las casas de cambio y las sociedades de bolsa, muchas suelen realizar entre el 20% y el 30% de sus operaciones en el mercado negro, aunque cuidándose de no manejar grandes volúmenes, para no llamar la atención de la AFIP. Y varias de estas em-presas son, directamente, fachadas de cuevas, con oficinas legales como pantalla.
El último sector financiero que participa activamente en este mercado son los corredores de cambio, que operan simultáneamente en blanco y en el blue, enlazando a quienes quieren vender y comprar dólares (pero sin establecer precios) y se llevan por cada operación una comisión del 0,05%, que también reinvierten a veces en el blue.
Saliendo de las empresas, los particulares también aportan una parte de los dólares del mercado paralelo, aunque, obviamente, en menor volumen. Según los especialistas, la mayor oferta de ellos viene de gente que repatría dinero para gastos cotidianos, como el pago del colegio de los hijos, o para desembolsos puntuales que necesita hacer, como comprar algún bien caro. A esto se suman los turistas extranjeros, que saben cuánto valen los dólares que traen y deciden venderlos en el blue (generalmente a arbolitos) para hacer una mayor diferencia.