Hoy, 29 de julio, se conmemora la Noche de los Bastones Largos, un episodio oscuro en la historia argentina que marcó el inicio de una serie de persecuciones y purgas en las universidades públicas. La noche del 29 de julio de 1966, la policía federal argentina, bajo órdenes del dictador Juan Carlos Onganía, irrumpió en cinco facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para reprimir a estudiantes, profesores y graduados que se oponían a la intervención de las universidades y la anulación del régimen de gobierno universitario.
La represión fue particularmente violenta en las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de Filosofía y Letras. La policía golpeó brutalmente a estudiantes y profesores, y muchos fueron detenidos. El episodio se conoció como la Noche de los Bastones Largos debido a los largos bastones que usaron los policías para golpear a los manifestantes. Las consecuencias de la Noche de los Bastones Largos fueron devastadoras para el desarrollo científico y cultural de Argentina. Cientos de profesores fueron despedidos, renunciaron a sus cátedras o abandonaron el país. Unos 301 profesores universitarios emigraron, incluyendo 215 científicos que se insertaron en universidades latinoamericanas, estadounidenses y europeas. La universidad reformista que había sido construida en las décadas anteriores fue desmantelada, y muchos estudiantes se convencieron de que solo una acción violenta podría modificar la situación.