Plaza de Mayo fue desde este mediodía epicentro de una masiva movilización impulsada por el peronismo en rechazo a lo que denuncian como la proscripción política de Cristina Fernández de Kirchner.
Bajo un fuerte operativo de seguridad y con controles que comenzaron desde la madrugada, miles de manifestantes coparon el centro porteño al grito de “Cristina conducción”.
La expresidenta, actualmente bajo reclusión domiciliaria, habló de manera remota durante el acto y envió un mensaje directo a la militancia: “Pido unidad al pueblo argentino, sin divisiones. Y responder siempre con democracia. Nunca con odio, nunca con violencia”. En un tono firme, remarcó: “Lo que quieren es sacarnos del juego político. Pero nosotros vamos a volver. No por mí, por ustedes, por el pueblo”.
El encuentro generó un amplio despliegue policial. La Policía de la Ciudad se hizo cargo del tercer anillo de seguridad, mientras que Gendarmería y fuerzas federales controlaron ingresos desde la autopista Riccheri y otros accesos al microcentro.
Desde temprano, los controles generaron tensión entre los militantes ya que les impedían el ingreso a CABA.
En ese sentido, el senador nacional Oscar Parrilli (Unión por la Patria) denunció los procedimientos como “prácticas dignas de la dictadura”. “Te paraban, te revisaban los bolsos, te sacaban las banderas. Esto es una regresión democrática muy peligrosa”, advirtió.
Por su parte, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, informó la detención de un militante que profirió insultos e incitaciones contra el presidente Javier Milei en un móvil televisivo. “No vamos a permitir amenazas ni violencia en el espacio público”, dijo.
A la convocatoria peronista se sumaron también organizaciones de izquierda, entre ellas el Frente de Izquierda Unidad, encabezado por Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Gabriel Solano, quienes movilizaron desde el Obelisco hacia la Plaza en un gesto de acompañamiento político.
El “Cristinazo”, como lo bautizaron desde la militancia, marca un nuevo punto de inflexión en la disputa por el futuro político del país. Mientras Cristina Fernández insiste en su exclusión judicial como una maniobra política, el oficialismo redobla su discurso de “orden” y “fin del populismo”.
En el medio, una plaza encendida y un pueblo movilizado en todo el país.