Este sábado en la Catedral Santo Domingo de Guzmán de Nueve de Julio, el grupo Madrugadores del 9 volvió a reunirse en oración, como lo hacen desde hace más de una década.
La jornada fue especialmente emotiva: no solo se celebró la perseverancia de esta corriente espiritual, sino también el nacimiento de dos nuevos grupos de oración que se suman formalmente a esta familia de fe: 30 de Agosto y Salliqueló. La primera, el 21 de junio y la segunda, el 5 de julio, comenzarán sus oraciones.
Con ellos, la red de Madrugadores impulsada desde Nueve de Julio alcanza los 27 grupos distribuidos en distintas ciudades de la provincia y del país.
La semilla fue sembrada el 27 de septiembre de 2014 por nueve varones que, con profundo amor mariano, decidieron comenzar a rezar al alba: Carlos Cappelletti, Carlos Fournier, Jorge Pinciroli, Osvaldo Soggetti, David Hernández, Luis Moro, Mario Vargas, Cesar Canteros y el padre Daniel Camagna. Desde entonces, el crecimiento ha sido constante, alcanzando hoy los 370 nuevejulienses comprometidos con la oración en comunidad.
En esta última madrugada, estuvieron presentes cuatro de los miembros fundadores: Cappelletti, Pinciroli, Soggetti y Vargas, un gesto que refuerza la continuidad y el sentido de misión del grupo. De los fundadores, uno ha fallecido y otro vive en Italia. Además, se sumó un nuevo madrugador: Gabriel Ferreyro, quien fue recibido con los brazos abiertos y aplausos. La madrugada anterior fue presentado como nuevo integrante, José Cappelletti, quien hoy sumó al flamante incorporado.
Oración como forma de vida
El encuentro no fue solo un acto litúrgico, sino una expresión de comunidad. Entre rezos, agradecimientos y emociones compartidas, se vivieron momentos de profunda espiritualidad. En el rezo del Rosario, muchos ofrecieron sus intenciones: por la salud, la familia, el trabajo, por la paz y por los niños. También, por cada padre, en su Día, cuya celebración es este domingo 15.
El movimiento Madrugadores no se define solo por madrugar para rezar.
Se trata de una forma de vida, una respuesta concreta a la invitación de la Virgen María: “Hagan lo que Él les diga”. Como en las bodas de Caná, donde lo pequeño se vuelve abundancia en manos de Dios, cada nueva madrugada se transforma en un milagro de unidad, fe y compromiso.
El grupo continúa extendiéndose como “corriente de vida”, tocando pueblos, familias y corazones. El espíritu de comunidad que se vivió este sábado demuestra que esta red de oración está lejos de agotarse: se renueva con cada nuevo madrugador.
La historia sigue escribiéndose. Y al parecer, todavía quedan muchas madrugadas por venir.
Agencia MTR