viernes, julio 26, 2024
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Se alarga el mes más corto del año

Este 29 no solo es Día de Ñoquis, se vive un día más en febrero, como sucede cada 4 años

Júpiter, principal dios de la mitología romana, le da nombre al cuarto día de la semana. También jueves simboliza júbilo. Y este fin de mes, no solo significa alegría, sino permite que febrero, el mes más corto del calendario, tenga un día más.

Es que se alarga por ser un año bisiesto, es decir, se añade para corregir el desfase que existe entre la duración del año trópico: 365 días 5 h 48 min 45,10 s (365,242189 días) y el año calendario de 365 días.

Esto requiere que cada cuatro años se corrija el año calendario por una acumulación no contabilizada de aproximadamente 1/4 de día por año que equivale a un día extra.

El día tiene particularidades, sobre todo en los nacimientos de bebés. Se los anota en 28 o 1 de marzo, de lo contrario cumplirán años cada 4, lo que no estaría mal para el recién nacido, pero le dificultaría en el diario vivir.

La historia cuenta que transcurría el año 49 a. C., cuando Julio César llegó a Egipto. Hasta entonces el calendario romano cargaba con siglos de desfases debido a su imprecisión. Entre otras cosas, Julio encontró un excelente calendario en las tierras de la faraona egipcia Cleopatra.

Fue entonces cuando delegó a Sosígenes de Alejandría, astrónomo, matemático y filósofo, la tarea de diseñar un nuevo calendario a la altura y exactitud que el imperio necesitaba. Sosígenes entregó a César su calendario entre el 48 y el 46 a. C., basado principalmente en el calendario egipcio, pero conservando los nombres de los meses romanos.

Este calendario poseía una duración de 365 días y un día adicional inicialmente cada cuatro años, para compensar un desfase natural producido por la revolución no sincrónica de la Tierra en torno al Sol.

La compensación de los desfases que tenía acumulados el calendario romano obligó a que el año 46 a. C. se convirtiera en el año más largo de la historia, con 445 días de duración para compensar e iniciar nuevamente de cero. A este inusual año se le llamó «año juliano» o «año de la confusión».

Ya los egipcios sabían que cada cuatro años la salida helíaca de la estrella Sothis  (Sirius) se retrasaba un día, dando inicio al año nuevo. Sin embargo, doscientos años antes, en el concilio de Cánope, cuando pudieron hacer la reforma, los egipcios no la hicieron debido a pugnas entre las castas sacerdotales y la clase política.

Aproximadamente seis siglos antes, el rey Numa Pompilio había agregado los meses de januarius y februarius al ya maltratado año romano, y fue a este último, a februarius, al que se sumó el día adicional. Los romanos solían llamar calendas (o kalendas) al primer día de cada mes y contaban hacia atrás los días que hacían falta. El día primero de marzo se llamaba «calendas de marzo» o kalendas martias. En el calendario gregoriano, utilizado actualmente, el 28 de febrero sería el día anterior (el segundo día antes, con el cómputo inclusivo, a las calendas de marzo y el 27 de febrero sería el tercer día antes de estas calendas (téngase en cuenta que hay que contar tanto las calendas como el propio día, pues los romanos y los judíos practicaban el cómputo inclusivo de los días) y así sucesivamente, de modo que el 24 de febrero sería el sexto día antes de las calendas de marzo.

La reforma de Julio César añadió un día tras el 24 de febrero el ante diem bis sextum Kalendas Martias. Con el tiempo continuó llamándose Bi-sextum o bisiesto, aunque se añadiera el día extra tras el último día de febrero.

Este calendario fue oficial en Roma durante los siguientes siglos, incluso en el Concilio de Nicea I se advirtió que había un error de Sosígenes, pero no hicieron nada por corregirlo, hasta 1582, cuando se adoptó el calendario gregoriano.

Este calendario – vigente – lo promovió el papa Gregorio XIII.

El sacerdote, asesorado por el astrónomo jesuita Christopher Clavius, el 24 de febrero de 1582 promulgó la bula Inter Gravissimas, en la que establecía que tras el jueves 4 de octubre de 1582 seguiría el viernes 15 de octubre de 1582.

Con la eliminación de estos diez días desapareció el desfase con el año solar. Para que no volviera a ocurrir, en el nuevo calendario se eliminaron tres años bisiestos cada cuatro siglos.

Con lo anterior, el 4 de octubre de 1582 fue el último día del calendario juliano y el 15 de octubre de 1582 constituyó el primer día del calendario gregoriano. Por tal razón no existieron las fechas del 5 al 14 de octubre de dicho año.

Si se usan métodos actuales, el cálculo de fechas anteriores al 15 de octubre de 1582 siempre será erróneo, ya que se deben utilizar exclusivamente en retrospectiva hasta esta fecha y cambiar a cálculo de fechas julianas a partir del 4 de octubre de 1582, sin olvidar estos 10 días inexistentes.

Y otro punto para considerar de febrero es que tenía 29 días y cada 4 años 30.

Cuando Julio César reforma el calendario, el mes más más largo del año – verano en el hemisferio norte – pasó a llamarse Julio. Cuando Octavio asume el gobierno de roma, con el nombre de Augusto, para no ser menos que julio César, al mes siguiente, también verano, le pone Agosto y le asigna 31 días, sacándole uno a febrero.

A vivir el regalo del año solar. Que se disfrute del 29 de febrero 2024.

 

 

 

 

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