Nacido en Francia el 14 de diciembre de 1503, las predicciones de Nostradamus cobran un interés renovado. Máxime que hay anuncios que se vivirán durante el 2024.
Este astrólogo y médico francés del siglo XVI, llamado Michel de Nôtre-Dame y también Michel Nostradame, popularizado como Nostradamus, sigue siendo una fuente de fascinación y debate, ya que en su obra Las Profecías, sigue siendo objeto de análisis y especulación.
Las interpretaciones de Nostradamus ofrecen un panorama inquietante para el 2024.
Desde predicciones ambientales alarmantes hasta cambios geopolíticos y trastornos en instituciones ancestrales, las palabras del adivino parecen resonar con una relevancia particular en estos tiempos.
En el transcurso del año que se aproxima, 2024, según Nostradamus, el mundo podría enfrentar un caos climático. Sus palabras sugieren sequías severas seguidas de grandes inundaciones. Esta profecía también advierte sobre hambrunas causadas por olas pestilentes, posiblemente tsunamis, que podrían destruir la agricultura, dando paso a enfermedades y escasez de alimentos. Si estas predicciones son certeras, podríamos esperar eventos climáticos aún más destructivos que los ya vividos.
Nostradamus previó una confrontación en torno a China, un país que ha demostrado su fuerza en la región del Mar del Sur de China y Taiwán. En uno de sus cuartetos, habló de “combate y batalla naval”, describiendo al “adversario rojo” -posiblemente China- como pálido de miedo, insinuando tensiones en el Océano Índico.
El “Rey de las Islas”, mencionado en uno de los cuartetos de Nostradamus, podría referirse al Rey Carlos III, sugiriendo una abdicación forzada y un sucesor inesperado. Esta predicción sigue a la exactitud con que, según Mario Reading, Nostradamus pronosticó la muerte de la Reina Isabel II en 2022.
Con el Papa Francisco con 87 años que cumplirá el domingo 17 y enfrentando problemas de salud, Nostradamus anticipó la llegada de un nuevo Papa más joven. El adivino también predijo que este nuevo líder religioso debilitaría su posición y tendría un largo papado.
Convertido en auténtica leyenda, sus profecías son invocadas por todos, pero, paradójicamente, son todavía prácticamente desconocidas.
El nacimiento de nuestro personaje no se pudo producir en mejor época: el siglo XVI, especialmente su segunda mitad, es el siglo de los astrólogos y los adivinos. Todos los poderosos de la época estaban verdaderamente obsesionados con el lenguaje de los astros, convencidos de que en ellos se ocultaban los designios de Dios y, por tanto, de su propia existencia y la de su pueblo.
Famoso es el caso de Felipe II, monarca católico por antonomasia que, sin embargo, reunía en su palacio de El Escorial a un importante círculo esotérico, cuyo principal objetivo eran los estudios astrológicos y alquímicos. Notable es también el caso de Catalina de Médicis, reina de Francia por su matrimonio con Enrique II, que fue, precisamente, una de las protectoras de Nostradamus.
A pesar de todo, las prácticas adivinatorias proliferaron, en parte gracias al apoyo de los monarcas. Ya hemos comentado cómo Catalina de Médicis protegió a Nostradamus y se interesó vivamente por sus profecías. Por otro lado, es necesario tener en cuenta que, en el siglo XVI, la intelectualidad pasaba por estudiar una serie de disciplinas que, para nuestra mentalidad del siglo XXI, serían meras pseudociencias. En aquella época, cualquier erudito que se preciara estaba interesado por los astros y la magia de igual forma que por la ciencia y la medicina, pues lo consideraban parte de un mismo manantial de sabiduría.