lunes, mayo 12, 2025
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Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez

La fecha es para crear conciencia sobre la necesidad de acabar con los casos de abuso y violencia contra los adultos mayores

Cada 15 de junio, desde el año 2012, se pone bien arriba que es el Día Mundial de Toma de Cionciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez. Se instautó para visibilizar  comportamientos ocultos en las personas muy mayores y con pocas posibilidades de defenderse; y que la violencia hacia las personas mayores es una problemática social.

Ciertos factores socio culturales contribuyeron en gran medida a limitar la atención hacia este grupo etáreo y, por ende, dificultaron su detección.

El envejecimiento demográfico de la población puede tener repercusiones potenciales para la incidencia de maltrato de personas mayores en los ámbitos familiar y social.

Las proyecciones sugieren que la proporción de adultos mayores no sólo continuará incrementándose, sino que también la franja de personas mayores que está por sobre los 75 años también crecerá, con el consiguiente riesgo para los problemas de salud y con demandas de cuidados que también se incrementarán.

En la actualidad, las familias continúan siendo las que brindan cuidados en primer término y por mayor tiempo a los mayores.

Este apoyo permite que éstos últimos permanezcan en su entorno familiar.

Pero esta situación, si bien por un lado beneficia a la persona mayor que puede continuar conviviendo con su entorno afectivo, por otro, puede estar acompañada por un riesgo creciente de perpetrar algún tipo de abuso y/o maltrato.

Las investigaciones sobre esta problemática indican que los miembros de la familia que permanecen más frecuentemente en contacto con la persona mayor son los principales perpetradores, particularmente los hijos y los cónyuges.

Surge de las mismas investigaciones que el victimario típico es un hijo, menor de 60 años, quien generalmente vive con ella o se encuentra cerca de ella.

Y en este día se procura hacer esta advertencia por el bien de los mayores que necesitan de personas más jovenes que los asistan y muchas veces ejercen violencia psicologica, ya que este tipo de violencia genera graves consecuencias en la salud física y emocional de las personas.

La afectación de la autoestima, los cuadros depresivos o psicosomáticos, el estrés o los cuadros de ansiedad son sólo algunas de las consecuencias en la salud de las personas mayores.

Un abordaje integral de la problemática de la violencia hacia las personas mayores requiere la necesidad de un enfoque interdisciplinario, cuyas intervenciones estén dirigidas hacia los múltiples determinantes de la violencia. El fortalecimiento de las relaciones intergeneracionales, las acciones dirigidas a fomentar una imagen positiva del envejecimiento así como la articulación efectiva de los Organismos que intervienen en el abordaje de la problemática para optimizar la respuesta institucional,  forman parte del abordaje integral y de la visibilización de las violencias perpetradas hacia las personas mayores.

Y hablar de maltrato psicológico implica hacer referencia a múltiples comportamientos, verbales o no, cuya intencionalidad consiste en infligir angustia emocional, dañando gravemente la autoestima de la persona mayor, perturbando su autodeterminación y vulnerando sus derechos. El maltrato se presenta en el marco de una relación de abuso que se define por un desequilibrio de poder.

Algunos de ellos, son:

  • Amenazas de provocar daño físico y de institucionalización: con frecuencia las personas mayores no toman la decisión de denunciar el maltrato por temor a que éste se incremente en gravedad y a las amenazas que reciben de ser internadas en un establecimiento geriátrico contra su voluntad.
  • Insultos, gritos, humillaciones y descalificaciones: el uso de lenguaje abusivo, las burlas hacia su persona, el descrédito y la descalificación permanente de sus acciones dañan su autoestima, sintiéndose a menudo responsables del maltrato infligido.
  • Amenazas de abandono: en situaciones en que la persona mayor depende de los cuidados del victimario por padecer un problema de salud, motivo que incrementa el temor a solicitar ayuda y/o realizar denuncia. En muchas situaciones la persona mayor, en situación de aislamiento y carente de redes de apoyo social, naturaliza el maltrato padecido, priorizando el vínculo con el victimario, quien generalmente pertenece a su entorno familiar, perpetuándose de esta manera la violencia.
  • Situaciones de ridiculización: a través de comentarios irónicos o hirientes hacia su persona, su aspecto físico o hacia un problema de salud,  en presencia o no de otras personas.
  • Manipulación, chantaje: extorsionar a la persona mayor o manipular sus emociones generando su miedo o culpa a los fines de obtener poder y dominio.
  • Indiferencia hacia su persona: actuar como si la persona mayor no estuviera, no reparar en ella, no hablarle ni interactuar con ella.
  • Infantilización en el trato: a través del trato a las personas como si fueran niñ@s. Suele presentarse en las residencias geriátricas.
  • Despersonalización: en las instituciones  se suelen proporcionar servicios o atención sin considerar los aspectos y necesidades personales, lo cual responde a concepciones estereotipadas en relación a la vejez y al mito “las personas mayores son todas iguales”.
  • Aislamiento forzado e impedimento o limitación de vínculos con familiares o personas del entorno social: limitar los vínculos de la persona mayor para evitar que solicite ayuda, impedir el contacto con nietos y nietas.
  • Situaciones de encierro: obligarlo a permanecer encerrado en su habitación, quitarle las llaves de su propiedad, obstaculizando la comunicación de la persona mayor con el entorno social y su posibilidad de pedir ayuda. Esta acción a su vez lo expone a riesgos a su integridad psicofísica en circunstancias en que podría presentar un problema de salud y se vería impedido/a de solicitar asistencia médica.
  • Exigencias que superan las posibilidades reales de la persona mayor: obligarla a realizar tareas domésticas, trámites, presionarla para que deambule, se higienice, se vista o realice otras actividades con mayor rapidez, no respetando sus tiempos o las limitaciones físicas que pudiera presentar. Incluye la obligación de ser cuidadores de los nietos.
  • Control de sus acciones y vigilancia constante: a través de acciones que limitan en forma permanente su libertad e incrementan el temor a represalias ante la posibilidad de realizar denuncia alguna.
  • Faltas de respeto a su intimidad: en el momento de la higiene o vestido. No respetar creencias, sentimientos y formas de pensar.
  • Culpabilización: se presenta en situaciones en que quien cumple la función de cuidador responsabiliza a la persona mayor de la afectación de su vida personal, social y laboral por la tarea que realiza.
  • Intimidación: infundir miedo a través de actitudes, miradas, gestos o palabras.
  • Difamación de la persona mayor: divulgar algo privado de la persona mayor, realizar acusaciones falsas, intentar convencer a otros que “está loca” a los fines de restar credibilidad a sus dichos o denuncia.
  • Impedirle la toma de decisiones: en relación a su desarrollo cotidiano, al uso de sus recursos económicos, a su salud, a la elección de actividades y al vínculo con personas.
  • Impedirle el uso de espacios de la vivienda: impedirles el uso de la cocina y el baño, exponiéndolas a situaciones denigrantes.
  • Obstaculizar la asistencia sanitaria domiciliaria: a través de la negativa a recibir personal médico y/o enfermería en la vivienda, vulnerando su derecho a la salud.
  • Impedimento de realizar actividades de recreación: prohibir la concurrencia a Centros de jubilados, cursos y/o actividades culturales, restringiendo sus decisiones y la posibilidad de crear vínculos.
  • Situaciones de rechazo: limitar toda posibilidad e iniciativa de la persona mayor de contacto y comunicación, privarlo de afecto y de toda expresión emocional. Alude a la persistencia de una omisión, la carencia de afecto, la incomunicación y la hostilidad
  • Hostigamiento: someter a acoso a la persona mayor mediante acciones o ataques leves pero continuados, causándole inquietud y agobio con la intención de molestarla o presionarla.

Un abordaje integral de la problemática de la violencia hacia las personas mayores requiere la necesidad de un enfoque interdisciplinario, cuyas intervenciones estén dirigidas hacia los múltiples determinantes de la violencia. El fortalecimiento de las relaciones intergeneracionales, las acciones dirigidas a fomentar una imagen positiva del envejecimiento así como la articulación efectiva de los Organismos que intervienen en el abordaje de la problemática para optimizar la respuesta institucional,  forman parte del abordaje integral y de la visibilización de las violencias perpetradas hacia las personas mayores.

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