El grupo partió a evangelizar el miércoles 26 de enero y planea regresar en la madrugada del jueves próximo. En lo que dura la misión, los jóvenes se encuentran alojados en el colegio de las Hermanas Doroteas Jesús el Maestro, perteneciente a la parroquia Cristo Rey.
Entre las labores desarrolladas estan los encuentros: martes y jueves tienen encuentros con niños a partir de las 18h hasta las 20, luego se realiza la eucaristía; miércoles y viernes, en el mismo horario, realizan encuentros con jóvenes y adultos, sumando la misa.
A su vez, la misión propiamente dicha, tanto de mañana como de tarde; la misa afuera del barrio y próximamente van a realizar también una peregrinación nocturna con la imagen de la virgen por diferentes barrios.
Dentro del colegio tienen sus propias actividades, la oración de la mañana y la oración de la tarde, junto a la cocina y la limpieza del recinto que se mezcla con dinámicas para crecer el vínculo entre el sacerdote y los jóvenes. “Desde las 7 de la mañana, hasta las 12 de la noche, es todo el día con diferentes actividades”.
Sin embargo, las salidas son antes de las 10 de la mañana porque el calor de la provincia santiagueña se siente. “Las temperaturas son muy altas”, refiere el sacerdote, “ayer llegamos a 41°, hoy también y ahora se largó un chaparroncito que bajó un poco la temperatura”. El clima cálido es un factor por el que no salen a la calle de tarde, amasan la posibilidad de que no los reciban y tampoco sería saludable.
El contingente emprendió viaje el miércoles a las de la mañana, desde la Catedral Santo Domingo de Guzman, en cinco autos de los papás de los jóvenes con rumbo hacia Bragado. A las 5 tomaron el tren y llegaron a las 11h a Once, Buenos Aires, donde visitaron el Obelisco, Plaza de Mayo, la Catedral y el Cabildo porque recién a las 9 de la noche tomaron el tren de larga distancia con dirección a la Banda, Santiago de la Noche. “Fue un viaje largo”, expresa quien más tarde dirá que “tanto viaje no es nada, la distancia y el tiempo se achican por el amor que recibimos de todos los bandeños”.
El padre dijo, en una entrevista a un medio de La Banda, que el reencuentro llena de gozo y continúa afirmando lo mismo. “Llegamos a las 2 de la mañana a la estación y había gente esperándonos con alegría, música y cantos”, dice Pedraza, “cuando nos encontramos con las familias y la comunidad parroquial es una alegría, ellos nos esperan, nos reciben. Es simultáneo el afecto que nos tenemos, es una experiencia muy linda que vale la pena”.
Las misiones se acompañan de la ayuda material -donaciones para abaratar los costos de la misión-, pero también espiritual, personas que acompañan con la oración. “Aquí en la Banda hemos tenido el apadrinazgo, madrinas y padrinos que desde hace un mes rezan por nosotros. El domingo pasado recibimos, cada uno de nosotros, un presente de ellos”.
Los jóvenes misioneros estaban expectantes y ansiosos, “no veían la hora de llegar, sobre los más nuevos” y no es para menos, están a 1,091.1 km de distancia, evangelizando durante 15 días. Pese a las diferencias de edades -van desde los 14 hasta los 25-, es un grupo muy unido, donde impera el respeto y la solidaridad, por esa razón el padre José Pedraza deposita la confianza en ellos y puede disfrutar de la misión.
El retorno es el miércoles 9 de febrero, pero no van a ir hasta la Ciudad de Buenos, bajan en Rosario y allí los espera una combi cedida por la Municipalidad de 9 de Julio. Llegan a Nueve de Julio el jueves a las 2 o 3 de la mañana, en la Catedral.
Finalizando, el padre José Pedraza agradeció la colaboración de los nuevejuliense que tanto han colaborado y hace una invitación para los jóvenes a formar parte del Grupo de Jóvenes Jericó, los sábados luego de la eucaristía que en el mes de marzo retoman su actividad.