Juntos PRO no está conforme con su socio político dentro del espacio Juntos UCR y ante ello, analiza solicitar a la justicia electoral que elimine la denominación que los caracteriza unidos en la alianza y solo que use URC, ya que es un bloque independiente. Tiene presidente, y los mismos derechos como le alcanzan al Frente de Todos o a Juntos PRO.
Las diferencias se hicieron tolerantes hasta la irrupción en el escenario social y político del reclamo de mejoras salariales de los autoconvocados municipales.
Toda la negoción por no decir pelea fue de Juntos PRO. Todos coincidieron en que el reclamo era justo, pero a la hora de las negociaciones, el sector del Ejecutivo Comunal que gobierna, estaba sin el mínimo apoyo del radicalismo.
Y el punto que más los irritó estuvo dado en la presencia de los trabajadores en el domicilio particular del jefe comunal, y que nada se diga al respecto, a sabiendas que no estuvo bien.
En primer lugar, se pasó del límite de una regla tácita que la dirigencia política, gremial y sindical sabe con claridad. Que los debates, las discusiones y las luchas se hacen en los ámbitos oficiales. Jamás se protesta en la casa de ningún funcionario o representante ya que se vulnera la intimidad de cada persona, se avasalla a su familia, la que por lo general no participa de los actos de gobierno, y, además, esas conductas pueden ser interpretadas como intimidatorias.
Y en el caso puntual del reclamo salarial con protestas de los autoconvocados comunales, el dialogo estaba abierto y se sabía que se había comenzado un camino, para seguridad jurídica, de hacerlo en el Ministerio de Trabajo.
Y es de descartar que se intentó mostrar al jefe comunal como dirigente cobarde; y Mariano Barroso los sorprendió que los recibió en la puerta de su domicilio y les habló.
Es decir, quienes consideraban que el intendente no ‘aparecería’ quedaron asombrados.
En el inconsciente colectivo la máxima autoridad de un país, una provincia o un distrito, simboliza la conducta de un padre de familia. Vela por los intereses de sus hijos – de una sociedad – y el intendente no solo les expresó que apoyaba el reclamo, sino que les dio respuesta.
Que todo ello haya sido en un ámbito no oficial, cuando el diálogo no estaba cortado y se desarrollaba en la municipalidad y se haya guardado silencio – de sus socios- ante un comportamiento impropio, es decir, que no se trató de un buen proceder, debe invitar a todos a repensar que hay límites y que las protestas se deben hacer en los ámbitos que corresponden.
Este episodio no debe implicar la aceptación, para el futuro, que ‘todo vale’ ya sea, la casa de familia o increparlo en un semáforo o en un paseo público. Es decir, se avasalla el derecho a la privacidad que todo representante del pueblo o dirigente gremial o sindical, tiene.
Este medio, ya ha señalado ese principio rector, cuando se vieron ‘escraches’ en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en La Plata en casas particulares funcionarios que fueron electos por el voto en las urnas. Las discusiones o quejas se deben hacer en los despachos oficiales.
Otros silencios o desaires de ‘Juntos UCR’ a ‘Juntos PRO’, llevan a este último espacio a considerar que al bloque del radicalismo le sobra la palabra que los tendría que tener unidos, ‘Juntos’.
Desde el Ejecutivo Comunal están cada día más convencidos que la conducta es de ‘opositor’ y no de aliado.
En definitiva, lo que solicita Juntos PRO, es que el espacio de la Unión Cívica Radical, ya que decidió hacer su propio bloque por fuera de la alianza, sea conteste con ese accionar y deje de usar ‘Juntos’. No se habla de interbloque, esa figura CN, ya lo ha explicado: no es posible hoy por hoy en el ámbito bonaerense. Por lo tanto, si ese sector se separó en el Concejo Deliberante use solo UCR y no ‘Juntos-UCR’.