jueves, marzo 28, 2024
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El convecino más popular de Juan José Paso murió a los 77 años

Hugo Arana había nacido en esa localidad del distrito de Pehuajó y se crió en Monte Grande

Hugo Arana que siempre mantuvo su identidad desde que nació el 23 de julio de 1943 en Juan José Paso, partido de Pehuajó,  fue un actor que brilló en Cine y Televisión. Murió este domingo a los 77 años, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde vivía. Fue en el Sanatorio Colegiales, Su infancia la pasó en Monte Grande, se radicó su familia tras vivir en los pagos de ‘Manuelita’.

La noticia que sorprendió se conoció de esta manera: “Lamentamos comunicar que en el día de hoy a las 0.30 horas se produjo el fallecimiento del señor Ricardo Hugo Arana”, sostiene un informe difundido por el centro médico donde estaba internado el actor. “El señor Arana ingresó el día 27/09/2020 producto de un cuadro sincopal en su domicilio. entre otros varios estudios que se realizaron a su ingreso, los que corresponden a imágenes de tórax fueron compatibles con infección de Covid, lo cual se corroboró en el hisopado por PCR que se realizó a continuación. El paciente permaneció aislado y con todos los cuidados necesarios para un cuadro de covid. Se le estaban realizando estudios de alta complejidad en relación a sus antecedentes cardiológicos severos, hasta el día de hoy donde falleció de un paro cardíaco súbito”, precisó la doctora María Cristina Lacunza, directora médica del sanatorio.

Con las películas “La tregua” y “La historia oficial”, su nombre llegó a ser conocido en los Premios ‘Oscar’ .

Pero sus grandes producciones del cine nacional, y sus trabajos populares en televisión, como en el programa cómico “Matrimonio y algo más”, cautivó a todo tipo de público a lo largo de su versátil y prolífica trayectoria.

La labor de este admirado actor prácticamente no tuvo respiro desde su aparición en escena, en 1970, en la película “El santo de la espada” hasta hace pocas semanas, cuando antes de ser internado en una clínica privada por un accidente doméstico, en donde se le detectó que se había contagiado coronavirus, participó junto a Moro Anghileri de la serie “Historias virales”, con temática ligada a la cuarentena.

Aunque el propio actor había tranquilizado a sus seguidores semanas atrás en una entrevista radial, en las últimas horas había circulado información que daba cuenta de cierta preocupación en su estado de salud, hasta que finalmente la Asociación Argentina de Actores dio a conocer la noticia de su fallecimiento.

“Con gran pena despedimos al compañero actor Hugo Arana. En su prestigiosa trayectoria en cine, teatro y TV ha sido respetado y querido tanto por sus pares como por su público. Acompañamos en este triste momento a su hijo Juan, a sus familiares y seres queridos”, informó la institución a través de sus redes sociales.

Su niñez y adolescencia transcurrieron lejos de los escenarios. Creció en Monte Grande, luego de dejar Juan José paso, donde sus padres eran los caseros de una quinta. Habían sido contratados para una nueva labor. El sueldo alcanzaba para cubrir apenas las necesidades básicas. La cocina funcionaba a leña, a la noche iluminaba un sol de noche, la ducha era una lata agujereada y el dentífrico se suplía con sal gruesa. “A los 11, nos mudamos a Lanús y para mí fue pisar el asfalto por primera vez. Cuando abrí la canilla y salió agua lo viví como un milagro”, recordaba sin rencores.

En la adolescencia fue albañil, pintor, electricista, colocador de alfombras y hasta jugador de las inferiores de Lanús. Con un amigo, Carlos Herrera se hicieron amigos del proyectista del cine de la zona que desde la cabina y gratis les permitía disfrutar de las películas. No eran tiempo de combos de pochoclo pero sí de mate y bizcocho y de salir del cine soñando ser recio como Marlon Brando pero nunca actor.

Pero aunque la actuación no era su objetivo estaba en su destino.“Un día fui al Centro a comprar tornillos y vi un cartel que decía: Hágase actor, centro experimental cinematográfico. Y me quedé como helado. Yo nunca había visto teatro aunque me gustaba mucho el cine. Estaba desesperado por hacer algo en mi vida”.

El día que cumplió 22 años, el 23 de julio del 65 se regaló la inscripción a la escuela. “Yo no tenía ni idea de actuación, pero a los pocos meses ya estaba con un papelito en un escenario en una obra sobre Lee Harvey Oswald, interpretado por Enrique Liporace. Y sentí: nadie me saca más de acá. Era la primera vez que algo me importaba”.

Fueron años intensos de trabajo y de formación con los maestros Marcelo Lavalle y Augusto Fernandes. Entre clases y escenarios conoció a Marzenka Nowak, el amor de su vida, tan bella como sorprendente, polaca de nacimiento, con un padre líder de la resistencia que actuaba en la clandestinidad contra los nazis. Ella era refinada, jamás se le escapaba un insulto y él era una mezcla de atorrante, ternura y arrabal. El descubrimiento de lo opuesto dio paso al amor, se casaron y se convirtieron en los padres de Juan Gonzalo. Estuvieron juntos 44 años cuando un ACV se llevó a Mayenka.

Hugo Arana, en cine formó parte de más de cuarenta películas entre ellas El santo de la espada, La tregua, La vuelta de Martín Fierro, La historia oficial, Made in Argentina, Las puertitas del Sr. López, El lado oscuro del corazón, El verso, Yanka y el espíritu del volcán. En televisión participó en Papá Corazón, la banda del Golden Rocket, Buenos vecinos, Los exitosos Pells, Los Sónicos, Para vestir santos, Resistiré y La Leona entre los más recordados. Su gran éxito televisivo fue en Matrimonios y algo más. Allí dirigido por Hugo Moser encarnó al Groncho en el sketch El Groncho y la dama que protagonizaba con Cristina del Valle. Además personificó a Huguito Araña, que repetía el estereotipo de homosexual afeminado de esa época. El personaje nació en 1982 en plena dictadura y los militares lo quisieron prohibir por considerarlo “un mal ejemplo”. La solución fue “casar” al personaje con el de la actriz Mónica Gonzaga, pero manteniendo su identidad sexual. Huguito Araña realizaba entrevistas improvisadas que descolocaban al entrevistado como la que le hizo al arquero Sergio Goycochea luego de atajar los penales en el Mundial de Italia y se desmayó sobre él luego de oler su perfume.

El teatro fue su gran pasión protagonizó innumerables obras como “Baraka”, “El saludador”, “Filomena Marturano”, “La nona”, “Made in Lanús” y “Los tutores”. Reconocido por la crítica y sus pares, querido por el público, las luces de la fama nunca lo marearon. “Para mí, el éxito es la escalerita que uno se pone y va subiendo escalón a escalón, según cómo se sienta en cada paso. El éxito no está afuera, no es el reconocimiento. Eso no está en mis manos. Yo busco subir un escalón y sentir que puedo transformar un escobillón en un caballo blanco y andar a caballo”. Aseguraba que amaba la profesión porque lo ayudó a entender que la vida es un juego, pero un juego sagrado.

Hoy, descansa en paz y su trayectoria recordada por el público que siguió su trayectoria.

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