martes, abril 16, 2024
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A 210 años de la Revolución de Mayo

Una negociación entre criollos y españoles evitó un enfrentamiento armado y la Primera Junta de Gobierno incluyó a hombres de ambas corrientes

Tres hechos muy importantes desencadenaron en la creación o constitución de la Junta de Gobierno del viernes 25 de Mayo de 1810. La historia luego la llamó la Primera Junta de Gobierno patrio. El Cabildo Abierto del 22; una junta de gobierno creada por Cisneros, siendo él su presidente, ya que no era virrey; y la movilización del jueves 24, para desconocerla y que un nuevo cabildo tome la decisión.

Buenos Aires era la capital del Virreinato del Río de la Plata. En España, el Rey había caído de manos de Napoleón. La noticia se conoció el 13 de mayo y desde entonces, ya no había dependencia con España, en todo caso sería con Francia.

La confirmación de la caída de la Junta Suprema Central se dio el 18 de Mayo de ese 1810.  Desde entonces comenzó a preguntarse cuál era el rol del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.

El Cabildo Abierto del 22 de Mayo votó por la conformación de una nueva Junta de Gobierno. Es decir, se pronunció por crear un gobierno que no dependiera de España…. y mucho menos de Francia.

El día 23, Cisneros no reconoció la votación del Cabildo del día anterior, se movilizó y presentó una nueva Junta de Gobierno, cuyo presidente era él. Involucraba a hombres de la milicia que eran los que tenían el control y conocimiento concreto de la población, entre ellos Cornelio Saavedra ya Juan José Castelli.

Y al día siguiente, jueves 24, Cisneros se nombró presidente de la Junta que debía reemplazarlo. Muchos lo desconocieron y arremetieron en la creación de una nueva Junta de Gobierno sin la figura del virrey. A punto atal que en la noche de ese día, una delegación encabezada por Juan José Castelli y Cornelio Saavedra se presentaron en el Fuerte de Buenos Aires, donde vivía el virrey, para entregarle sus renuncias a la junta que él había armado, que no los había consultado y comunicarle el grave estado de conmoción que se vivía en las calles y en los cuarteles. Cisneros, que se sabía perdido, firmó la renuncia, la junta que él propuso quedó disuelta y se convocó nuevamente al Cabildo para la mañana siguiente.

Esa noche, el principal operador de la contrarrevolución, Julián de Leyva, hombre de Cisneros, en su carácter de síndico procurador general del Cabildo de Buenos Aires, fue anoticiado de la ciada de esa junta inconsulta  y presionado a convocar para el viernes 25 a un nuevo cabildo para tratar el petitorio de una nueva junta que gobierne.

En tanto, durante la madrugada, French, Beruti y otros hombres que les respondían, como Melián, Martínez y Chiclana recorrieron los suburbios y convocaban a la gente a la plaza para la mañana del 25. Las consignas eran Mueras al virrey y a los traidores regidores del Cabildo.

En esa recorrida de madrugada se escuchaban versos antishispánicos:
“No queremos Reina zorra / Ni tampoco Rey cabrón / Ni queremos nos gobierne / Esa infame y vil nación.
Al arma alarma, americanos, / Sacudid esa opresión. / Antes morir que ser esclavos / De esa infame y vil nación”. 

La negociación en ese cabildo, fue de tal manera que se intentó evitar un enfrentamiento armado ya que un sector ya alentaba la idea de independencia. Se llegó a una Junta de consenso y obsérvese sobre lo que juraron sus integrantes.

La Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero iba a gobernar nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte, hermano de Napoleón.

Juráis a Dios nuestro Señor y a estos Santos Evangelios reconocer la Junta Provisional Gubernativa de las provincia del Río de La Plata a nombre del Sr. D. Fernando Séptimo, y para guarda de sus augustos derechos, obedecer sus órdenes y decretos, y no atentar directa ni indirectamente contra su autoridad, propendiendo pública y privadamente a sus seguridad y respeto.
Todos juraron; y todos morirán antes que quebranten la sagrada obligación que se han impuesto. (Gaceta de Buenos Aires (1810-1821), 1910, p. 13).

Esta manifestación de lealtad, conocida como la máscara de Fernando VII, es considerada por algunos historiadores como una maniobra política que ocultaba las intenciones independentistas. Otros sostienen que asumir esto sería como considerar que los revolucionarios eran «cínicos, embusteros y traidores».

Lo cierto es que ante tantos años de gobierno dependiendo de España, desenredar una madeja de intereses enquistados no era fácil. Prueba de ello es que la declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar seis años después durante el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816.

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