viernes, abril 19, 2024
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La sociedad erradicó la palabra pecado y algunos se convierten en derechos

“En el contexto cultural en el que hoy nos movemos los cristianos, la palabra ‘pecado’ no circula; signo de que esa realidad no es reconocida, no es considerada una categoría real”, resaltó el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, al expresar que ante el tiempo de Cuaresma que viven los católicos, “el reconocimiento del pecado es para nosotros, el principio de la observancia cuaresmal; la penitencia de los pecados concretos que muchas veces ocultamos, ignoramos o disimulamos”.

El sacerdote lo señaló en un documento que publica en forma textual la Agencia Aica de noticias. “Hoy causaría escándalo si uno llamara pecado a las hazañas financieras y sentimentales de la gente rica y famosa, a los robos de los políticos y las degeneraciones de algunos artistas. Pecados y pecadores han existido siempre, y no nos es lícito a nosotros excluirnos de esa miserable cofradía”, reconoció en su mensaje cuaresmal. Lamento que ahora “no se llamen las cosas por su nombre” e insistió en advertir que peor aún es que “las leyes convierten los pecados en derechos, y ¡guay si nos atrevemos a desconocerlos o impugnarlos!” , enfatizó, para ironizar que “¡La altiva sapiencia de los legisladores los ha convertido en intangibles derechos humanos! El diablo debe estar de fiesta permanente”.

Monseñor Aguer destacó que “la Cuaresma no tiene nada de triste, al contrario; es seria, pero no triste. Es un tiempo acotado que mira al futuro, a la Pascua; así aparece claramente en la liturgia eclesial. Lo que se nos dice en el momento en que recibimos la ceniza expresa la seriedad de ese gesto profundamente religioso y, después de todo, la seriedad de la vida y del compromiso cristiano. Como sabemos, las dos fórmulas alternativas rezan: ‘Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás’; ‘Conviértete y cree en el Evangelio’”.

“Se busca que por medio de las prácticas cuaresmales recibamos el perdón de los pecados y la vida nueva a imagen de Jesús resucitado. Aludo nuevamente a la parábola. Se busca esto, el perdón y la gracia, y se lo pide a Dios, al Padre misericordioso que nos esperaba y al vernos de lejos se conmueve profundamente, corre a nuestro encuentro, nos abraza y besa y nos viste de lo mejor para empezar la fiesta. Porque todos somos hijos pródigos”, concluyó.

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