Un debate es la discusión en la que dos o más personas opinan acerca de uno o varios temas y en la que cada uno expone sus ideas y defiende sus opiniones e intereses.
Con esta definición que conlleva implícitamente el resto de los expositores o quienes defienden sus opiniones, muchos compatriotas tendrán puestos los ojos y oídos a lo que explicarán como plan de gobierno, Mauricio Macri y Daniel Scioli, esta noche en el aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Curiosamente, ambos se conocen desde temprana edad, se han frecuentado, visitado y hasta veraneado en los mismos lugares compartiendo espacios comunes. Hasta no hace mucho tiempo, el diálogo telefónico era frecuente. Que terminada la elección se restablezca para bien de la nación.
El objetivo de un debate es plantear, exponer y conocer diferentes posturas y argumentaciones sobre un tema, con la finalidad de que pueda llegarse a una conclusión. En este sentido, los debates deben ser plurales.
De una forma ideal, la información que se intercambia debe estar basada en datos objetivos y veraces, y en opiniones razonadas y fundamentadas para defender una postura.
Este tipo de argumentaciones se conocen como pruebas. Del mismo modo, en un debate se producen objeciones o argumentaciones en contra de las informaciones presentadas por el otro debatiente.
Lo acordado con los equipos de campaña de Macri y Scioli, es que habrá cuatro ejes temáticos: desarrollo económico y humano, educación e infancia, seguridad y derechos humanos y fortalecimiento democrático.
El sorteo determinó que el líder de Pro será el encargado de abrir el debate y el gobernador bonaerense tendrá la última palabra en el escenario.
Cada candidato tendrá dos minutos para desarrollar un tema.
Transcurrido ese plazo, el que no exponga tendrá un minuto para hacerle una pregunta o un planteo.
Habrá 60 segundos para la respuesta y otros dos minutos para una repregunta y una nueva réplica.
Estos formalismos no serán superadores ni a la historia en que entra este debate, ni a la necesidad de su repetición, de ahora en más, como una práctica cada 4 años.
Que la exposición de ideas se haga en una facultad que forma profesionales, como símbolo de madurez y crecimiento de una sociedad, es un aspecto altamente saludable. Se reviste además de equilibro e imparcialidad. Todo se enaltece. Que no sea solo el entorno. Que también contribuyan asesores y protagonistas, a ese aumento.
Lo más relevante es que en tantos años de democracia, se hace por primera vez en la historia institucional, un debate entre dos personas que aspiran a gobernar al país. Es un hecho de mucha trascendencia por sí solo, que merece su reconocimiento.
Este suceso abre otro debate, que es independientemente del que protagonizarán los candidatos de dos fuerzas políticas que quieren gobernar para bien de sus habitantes.
La cuestión que se visualiza está dada en que se observa un signo de madurez política-cívica. Que ambos hayan aceptado enaltecer al sistema democrático con la pluralidad de ideas y con respeto, es lo que se debe ponderar. Tienen gravitación autónomamente por fortalecer y enriquecer al sistema democrático. No es una consideración menor que debe ser tenida presente, para el futuro.
Un debate – seguramente este lo tendrá – suele tener un inicio o apertura en el que se presenta a los participantes y se plantea el tema y algunos de los puntos a tratar; el cuerpo del debate, en el que se produce el intercambio de informaciones y argumentaciones; y la conclusión, en la que los participantes pueden resumir sus posturas y extraer conclusiones del propio debate. El mensaje de respeto mutuo también ubicara a cada uno en su rol al que aspiran.
Este punto, no debe permitir a ningún sector o ciudadano a querer menoscabar la conducta de quien, por decirlo de alguna manera, en los ojos y oídos del pueblo haya resultado vencido. Porque esa apreciación no debería ser tolerada, toda vez que falta el pronunciamiento de las urnas. Por lo tanto, lo que corresponde es, resaltar el hecho en sí mismo, y guardar para sí el mensaje que dejan.
El segundo debate que abre el debate está referido al respeto institucional. Aspirar a la máxima conducción de un país, no es un hecho menor. Debe mirarse con generosidad colectiva, ya que, cualesquiera de ambos, será electo presidente por el voto de los habitantes de todo el país. Esto significa, respeto, prudencia para que la democracia se robustezca y el compromiso es colectivo. De Todos!.
El otro aspecto que aporta la disputa es de impulsarlo como práctica, previa, no a una segunda vuelta, sino a una elección. Plasmarlo como parte del rol y juego de las instituciones ubica al país, entre el concierto de las naciones en un escalón más arriba, que procura acrecentar las entidades de la república.
Y la última consideración que abre el debate, es el de la tolerancia, concordia y convivencia, en la que cada uno, desde su rol social, cualquiera sea su medio de vida- empresario, trabajador, profesional, comerciante, plomero, etc,etc. -, debe protagonizar con generosidad y sin cortapisas para que los temas, de la naturaleza que fueren se conversen con altura y despojado de la mezquindad de la mediocridad, a sabiendas que crecer no significa cumplir años. Esta es la octava elección desde 1983 al presente. Se cumplieron años, pero se ha crecido poco. Ahora, empieza esa oportunidad. Como las urnas, también un pronunciamiento elevado, es el del pueblo que crece.
*Periodista-abogado-consultor