Según la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, en nuestro país cada habitante genera alrededor de 1 kg. de basura diaria. Esto equivale, en un año, a un total nacional de 14 millones de toneladas aproximadamente. El número es preocupante no sólo por la cantidad sino también por la falta de un tratamiento adecuado. Los números porteños y bonaerenses también son imponentes. En la zona metropolitana se generan unas 20 mil toneladas diarias: La Plata y zona de influencias un poco más de mil toneladas, la CABA cerca de 6 mil toneladas diarias y el Conurbano aporta otras 13 mil toneladas diarias aproximadamente. Todos estos residuos son recibidos en el CEAMSE, donde es prácticamente nula la recuperación de la fracción de residuos reciclables, al mismo tiempo que tiene severos problemas legales y serios problemas para continuar explotando los mismos predios que actualmente están colapsados.
Los especialistas indican que el mayor problema que hoy tiene la Argentina en materia de residuos es el de los basurales a cielo abierto. Estos basurales son lugares donde la basura se deposita sin separarla ni tratarla. Semejante disposición conlleva riesgos sanitarios graves, que afectan a las poblaciones aledañas en general y en particular a los sectores sociales más vulnerables, que interactúan diariamente con la basura como forma de subsistencia. Los residuos expuestos al aire libre se descomponen generando dos peligrosos efluentes: uno en estado gaseoso, que es conocido como gas metano y que es altamente contaminante y uno de los principales factores del calentamiento global. El segundo efluente es un lixiviado que es altamente tóxico y que penetra en las napas contaminando toda el agua que alcanza. Además, en estos sitios habitan alimañas y vectores transmisores de enfermedades. El 50% de la basura nacional generada en hogares va a parar a estos basurales.
La alternativa más difundida en la Argentina para la disposición final de residuos es el enterramiento, que si se hace correctamente es un proceso aceptable. Pero son necesarias algunas medidas básicas elementales como por ejemplo la impermeabilización del suelo para evitar la filtración de líquidos tóxicos hacia las napas y la cobertura superior diaria para evitar la presencia de animales y vectores, y finalmente conducir y tratar los dos efluentes mencionados. Sin embargo, este recurso priva de la posibilidad del reciclaje si no se hace una separación y recuperación previamente.
En efecto, en Argentina se necesita un cambio de concepción: la basura no es un desperdicio, sino que en muchos casos es un recurso reutilizable que puede convertirse en ganancia. Esto explica la existencia de muchas cooperativas que viven del reciclado. Sus referentes señalan que si se separa la basura en el hogar, el reciclaje puede reducir el kilo de desperdicios diarios a más de la mitad. Como se ve, es necesario un impulso desde el Estado para un mejor tratamiento de los residuos, pero también es una tarea que implica a todos, como se dice, “desde la casa”.