sábado, abril 20, 2024
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La otra cara de la economía: la insuficiencia de la oferta

Cuando por 2002 la economía comenzó a mostrar signos de recuperación la situación estructural era bien distinta.Juan Ignacio Lozano

Crisis monetaria de por medio –corralito- la capacidad instalada en la mayor parte del sector productivo excedía con creces a la producción real y, a partir de incrementar el consumo como variable agregada, la política económica logró hacer “arrancar” nuevamente el aparato productivo y comenzaron a registrarse tasas de crecimiento positivas en todos los sectores. Claro, cuando el punto de partida es muy bajo, cualquier variable responde, al principio, con más vigor, permitiendo un “despegue” más visible.

El paso de los años y de los acontecimientos hicieron menguar las tasas de crecimiento económico sectoriales y nacionales, los buenos precios internacionales, la depreciación del dólar en el mundo y la limitada movilidad a los capitales permitieron sostener la economía basada, fundamentalmente, en el incremento del consumo.

Pero, como todo en la vida,  nada es para siempre. El consumo comenzó a mostrar hace ya varios años su impotencia para mantenerse sostenidamente como motor de la economía y en la actualidad podríamos decir que existe una visible “crisis de oferta”. Mantener elevado el consumo tiene como contracara una baja tasa de ahorro en la economía, nuestro país tiene tasas de ahorro agregado similares a la de algunos países africanos. Simplificando, quizás en extremo, a nivel agregado, lo que no se consume se ahorra. Si aquella variable se mantiene en altos niveles, no es difícil comprender el motivo por el cual el nivel de ahorro es tan bajo.

La reserva de ingresos es importante ya que es lo que potencia la inversión, permitiendo amplificar las posibilidades de producción. ¿Y qué tiene que ver esto con la “crisis de oferta”? El ahorro es volcado a los sectores productivos por intermedio del sistema financiero –crédito- , y ésto se traduce en inversión para potenciar la capacidad instalada y dinamizar la producción. Cuando estos mecanismos sufren fricciones por mantenerse en niveles bajos, cae la tasa de inversión agregada y se producen rigideces estructurales que terminan llevado a una crisis de oferta. Es eso lo que sucede en la actualidad.

La demanda agregada se ha mantenido firme y pese a que 2014 fue un año en el que el salario perdió poder en términos reales, es la presión de la demanda la que produce una parte del aumento sostenido de precios –inflación- en vez de estimular la oferta. Como la capacidad instalada está siendo utilizada a pleno y la amortización del capital en algunos sectores productivos, no se hizo debidamente, hoy, la oferta de bienes reales, se vé en serios problemas a la hora de poner los productos en el mercado. De esta manera, vemos como desde hace al menos un año, la tasa de crecimiento agregado de la economía se ha reducido hasta volverse negativa. Esto está vinculado con lo que estamos comentando pero también con factores que tienen que ver con la dinámica estructural de nuestro país.

La inestabilidad ha sido una constante en nuestra historia económica y la tan apreciada sustitución de importaciones ha sido más un deseo que una realidad. Cuando la apertura o cierre de la importación se maneja tan discrecionalmente y además, el tipo de cambio es tomado como una variable más de ajuste, se producen altibajos que impiden el establecimiento y sostenimiento de industrias que sustituyan verdaderamente la importación, sobretodo en la industria de bienes de capital.

Así, a capricho, se abre la importación de bienes de capital y el ingreso de bienes baratos desestimula la producción de dichos bienes fronteras adentro. Cuando, a capricho, se cierra dicha importación, muchos no se animan a invertir en la producción de dichos bienes temiendo una venidera apertura y el ciclo continúa. De este modo, la sustitución de importaciones nunca sucede y la aleatoriedad en los ciclos sigue ocurriendo promoviendo un ambiente poco propicio para la inversión.-

Sosteniendo altos niveles de consumo, a largo plazo, cae la tasa de ahorro, generando un nivel de inversión que muchas veces no alcanza ni siquiera a cubrir la depreciación del capital y esquilmando, poco a poco, el sistema productivo que se vuelve impotente a la demanda. Claro que nada es tan visible y no se trata de una crisis apocalíptica, pero es una situación estructural que el próximo gobierno deberá considerar para vigorizar la economía y darle sostenibilidad y, sobretodo, estabilidad, que es la condición más importante para que dejemos de ser un país pendular y en desarrollo permanente.-

*Lic. en Economía. Consultor en Agronegocios

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