jueves, abril 25, 2024
jueves, abril 25, 2024

Las bolsas de plástico son una amenaza para el medio ambiente

Bolsas de Polietileno

Se necesitan 5 minutos para producir una bolsa de plástico, su vida útil es aproximadamente de 12 minutos, sin embargo tarda siglos en degradarse, sin desaparecer completamente debido a que se fragmenta en trocitos minúsculos. Sin embargo, cada ciudadano consume al año entre 280 y 300 bolsas de plástico, según datos oficiales.

Son prácticas, eficientes, limpias y en su mayoría, son gratis. Nadie sale de un supermercado sin varias de ellas en sus manos. Se calcula que sólo en la Argentina se consumen unas 10.000 millones por año. Pero su uso desmedido, sin el correspondiente reciclado, tiene un altísimo costo medioambiental. Sucede que por falta de educación y métodos técnicos, únicamente se recicla el 10% de las bolsas que se utilizan.

El origen de todas las bolsitas es nada menos que el petróleo, el gas natural y demás derivados de la industria petroquímica. En las fábricas de plástico, todos esas sustancias se transforman en moléculas de hidrógeno y carbono, conocidas como polímeros o resinas polímeras. El polietileno se calienta a altas temperaturas y el polímero fundido se convierte en un tubo. Algo así como una máquina de hacer churros. Una vez conseguida la forma deseada, el plástico se enfría, se endurece y puede ser aplastado, sellado, reforzado, perforado o impreso.

En 2005, de las fábricas de todo el mundo salieron aproximadamente cinco billones de bolsas de plástico: desde las de basura, de gran tamaño, hasta gruesas para compras y finas para alimentos.

Entre Norteamérica y Europa Occidental se consume el 80% de la producción y su uso se está generalizando también en los países más pobres, por lo que la situación mundial podría agravarse.

 

La mayoría acaba en nuestros océanos donde tiene un efecto devastador en la fauna y la flora marina. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entre un 70 y 90% de los residuos acuáticos que se encuentran en las playas son plásticos.

Las bolsas de plástico dañan o incluso pueden matar a los animales marinos. Muchas especies marinas no saben distinguir entre los residuos y sus presas habituales: las tortugas, por ejemplo, pueden ingerir bolsas de plástico al confundirlas con medusas. Asimismo la acumulación de contaminantes en el fondo marino empobrece los suelos al bloquear el intercambio de agua y sedimentos. Numerosos animales pueden enredarse en los diferentes tipos de residuos plásticos. Algunos morirán por las heridas, otros tendrán dificultades para moverse y se convertirán en presas fáciles para sus depredadores.

Debido a la acción de las olas, de las corrientes, del sol, las bolsas de plástico se fragmentan en trocitos minúsculos denominados microplásticos, por lo que resulta imposible retirar estos residuos del medio marino. En algunos lugares del mundo, podemos encontrarnos seis veces más cantidad de plástico que de plancton marino, que es la base de la cadena trófica. La conclusión es terrible: en cada kilómetro cuadrado de agua salada hay 18 mil restos plásticos flotando.

Además, cuando el plástico se descompone, puede liberar sustancias tóxicas que se introducen en su composición, como los ftalatos, los bifenilos o el bisfenol A, que alteran el sistema endocrino. A largo plazo, los microplásticos pueden volver a la cadena trófica, acabando en nuestra mesa a través de pescados, crustáceos, etc. pudiendo entrañar consecuencias nefastas para nuestra salud.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas noticias