sábado, abril 20, 2024
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Hace 93 años nacía Cardenal Eduardo Pironio

Cardenal Eduardo Pironio

Eduardo Francisco Pironio fue el vigésimo segundo hijo de un matrimonio de inmigrantes italianos que llegaron a Nueve de Julio en 1898. Sus padres se llamaron Giuseppe Pironio y Enrica Rosa Buttazzoni, provenientes de la región de Friuli.

Nació el 3 de diciembre de 1920. Falleció en el Vaticano el 5 de febrero de 1998 y sus restos están en la basílica de Luján donde fue ordenado sacerdote a los 23 años el 5 de diciembre de 1943.

Su vocación religiosa fue incentivada por su madre y él se lo señaló a los 5 años al ver una Procesión. Al ver al sacerdote le dijo seré como él.

Al recordar ese impulso materno cierta vez la recordó diciendo que “fue una mujer sencilla pero de fe profunda. Soy el vigésimo segundo hijo, el último nacido, y tengo que reconocer que en esta historia hay algo de milagroso. Mis padres eran italianos. Cuando nació mi hermano mayor,  mi madre tan sólo tenía 18 años y se enfermó gravemente. Durante seis meses estuvo en cama, sin poder moverse. Cuando se recuperó los médicos le dijeron que no podría tener más hijos pues, de lo contrario, su vida correría un grave riesgo.
Al no saber qué hacer, mi madre fue a consultar al obispo auxiliar de La Plata, quien la tranquilizó y celebró una misa pidiendo protección.
Más tarde dio a luz a 21 hijos, yo soy el último”. Recordó alguna vez, Eduardo Pironio. Para agregar  “Pero lo mejor no acaba aquí, pues después fui nombrado obispo auxiliar de La Plata, precisamente en el cargo de aquél que había bendecido a mi madre. El día de mi ordenación episcopal el arzobispo me regaló la cruz pectoral de aquel obispo, sin saber la historia que había detrás. Cuando le revelé al arzobispo que debía la vida al propietario de aquella cruz, lloró”.

Cardenal Pironio fue el sexto argentino agregado al Colegio cardenalicio,  y el primer latinoamericano que desempeñó un cargo en la Curia Romana al momento de su creación cardenalicia.

En 1964 fue designado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Plata, participando como padre conciliar en la III y IV sesión del Concilio Vaticano II.

Como secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM – (CELAM), Pironio ejerció marcada influencia en la II Conferencia General del  Episcopado Latinoamericano en Medellín, en 1968. Allí se definió el perfil de la Iglesia latinoamericana post-conciliar.

Fue administrador apostólico de la diócesis de Avellaneda en 1968, luego que se alejara de esa Diócesis, su amigo Gerónimo Podestá. Luego fue obispo de la diócesis de Mar del Plata desde su designación el 19 de abril de 1972 hasta el 20 de septiembre de 1975. También en 1972 sería elegido presidente del CELAM y como tal le correspondió la aplicación de las «conclusiones de Medellín».

Su prédica comprometida con la opción preferencial por los pobres, en línea con lo proclamado por la Iglesia latinoamericana en la conferencia de Medellín, le valió ser tildado por algunos de comunista. Fue trasladado a Roma por el papa Pablo VI  ante las reiteradas amenazas a su vida durante la última dictadura militar.

Fue profundamente apreciado por el papa Pablo VI, quien le pidió que fuera su confesor  personal. Luego, Juan Pablo II lo designó presidente del Pontificio Concejo para los Laicos (1984-1996). Hombre de una profunda cultura teológica y espiritual, Pironio se distinguió por su afabilidad, por su continua prédica sobre la esperanza y sobre María, Madre de Jesús. Al momento de su fallecimiento, algunos medios lo consideraron el prelado argentino más encumbrado de la Historia. Fue declarado “Siervo de Dios”  por la Iglesia católica el 23 de junio de 2006.

Los nuevejulienses hoy lo recuerdan a diario, y muchos,  sin saber su historia al transitar o invocar la Avda. Cardenal Pironio para su circulación. La iniciativa para que allí se llame la que fuera Avda Río Negro, fue del entonces Intendente Municipal, Jesús Blanco.

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