viernes, abril 19, 2024
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Rechazan la conducta del Intendente nuevejuliense de querer acallar a Cadena Nueve

En nota enviada  a Cadena Nueve Kolina 9 de Julio tras hacer llegar su solidad al medio y a su representante Gustavo Tinetti repudia la conducta del Jefe Comunal de 9 de Julio quien decidió iniciar acciones judiciales por informar, en abierta actitud de querer acallar la forma informativa del medio.  

El mensaje que firma su máximo referente de Kolina 9 de Julio, Fernando Ciccarelli, dice textualmente:
Desde que se puso en discusión la monopolización de los medios de comunicación en la Argentina, a través de la Ley de  Medios, se ha desatado una fuerte movida contra todo aquello que pueda fracturar el pensamiento hegemónico, principalmente en los distritos más importantes del país –con gobernadores como De la Sota o jefes de gobierno, como Macri- y por imitación,  intendentes como Meoni en Junín ó Walter Battistella en 9 de Julio, que entienden que cualquier “cuestionamiento” a su gestión debe ser respondida desde lo judicial como una forma de acallar cualquier disidencia con esa hegemonía “instalada”. Éstos mismos funcionarios públicos, beneficiados con la no obligación de presentar declaración jurada de bienes –porque los funcionarios provinciales y municipales no están obligados a hacer esta declaración-, son quienes llevan a la esfera privada temas que deben ser dirimidos en la esfera pública ocultando “en la judicialización” lo que entiendo es un acto de censura o lo que es peor de intimidación. Habermas decía que la esfera pública burguesa sufrió una transformación porque la política, con el tiempo, se convirtió en un espectáculo dirigido en el que los líderes y los partidos pretendían la aclamación plebiscitaria de una población despolitizada. Y ahí, en esa “despolitización” es donde encontramos la permanencia de viejas prácticas políticas conservadoras donde la mayoría de la población está excluida de la discusión pública y de los procesos de toma de decisiones, y es manejada como un recurso que permite a los dirigentes políticos obtener, con la ayuda de las técnicas mass mediáticas corporativas, el asentimiento suficiente para legitimarse o lo que es peor erigirse como “sujetos incuestionables”. Sin embargo, la libertad de información pertenece a la esfera pública y solo se puede acceder ella a través de la mediación de los medios de comunicación y con ella a la multiplicación y expansión de las fronteras de la libertad de expresión.
Se impone, entonces, reflexionar si el intendente de 9 de Julio, Walter Battistella no obedece a patrones presestablecidos e instituidos históricamente, en los que las relaciones de poder,  naturalizadas por un grupo social, imponen las formas de concebir la realidad y no admiten la puesta en cuestión de su “honorabilidad”, valores institucionalizados universalmente por este grupo de pertenencia al que le agregan cierto carácter de obviedad; es decir, la corrupción no es inherente a mi clase.
Permítaseme transgredir ese mandato cultural, tan usual por estos lugares,  y pedirle que se someta a una investigación judicial, porque lo que está comprometido, es su carácter de funcionario público y no su buen nombre; porque cuando uno se convierte en un hombre público, articula todos los instrumentos del Estado para la búsqueda del Bienestar General, no el bienestar personal; por lo tanto, ud. tiene la obligación de aclarar estas acusaciones, porque más allá, de toda diferencia ideológica, creo que es un derecho de la ciudadanía ser esclarecida y no ser confundida al intentar mutar el sentido de la imputación al convertirse en acusador de los medios LT 33 y Cadena Nueve, amparándose en sus principios apriorísticos “de ciudadano”y desconociendo su condición de persona pública como Intendente de la ciudad de 9 de Julio.
Salman Rushdie  dice al respecto:”Es absurda la idea de que pueda construirse cualquier tipo de sociedad libre en que las personas nunca se sientan ofendidas, y donde tengan el derecho de invocar una ley para defenderlas contra quienes ofenden e insultan. Al final, debe tomarse una decisión fundamental: ¿vivimos en una sociedad libre o no? La democracia no es una reunión para tomar el té donde la gente se sienta a conversar cortésmente. En las democracias las personas se disgustan unas con otras. Argumentan vehementemente en contra de las posturas del otro (pero no llegan a dispararse).”
Valga esta reflexión para quienes creen, como ud., que sus comportamientos son obvios y naturales, porque están sostenidos en una cotidianidad acrítica que presupone una “honestidad incuestionable”, sin embargo esto no hace más que demostrar su  incapacidad de resistir una indagación seria que exija la coherencia de sus fundamentos.
 

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